Que todo cambia a velocidad inaudita es una realidad.
El progreso ha existido siempre, manifestándose de diferentes formas.
Cada avance, cada rebelión, cada revolución, cada nueva conquista desde su origen hasta su aceptación hemos necesitado un largo periodo de tiempo.
A veces, siglos. A veces, décadas. A veces, unos pocos años.
Pero jamás nos habíamos encontrado con una situación en la que los cambios fueran tan acelerados que casi se atropellan.
Una situación como la actual, en la que no hay tiempo para asimilar estos cambios, aceptarlos e incorporarlos. Hoy, el contexto se redefine bruscamente con cada avance: inteligencia Artificial, 6G, blockchain, computación cuántica, sensorización de dispositivos, electrónica flexible… Y lo que vendrá.
El fuerte progreso tecnológico ha arrasado en todos los campos. Lo social tampoco ha podido resistirse a las nuevas posibilidades, por lo que nuestras relaciones, hábitos y necesidades, también se han visto fuertemente redefinidas.
¿Cómo sostener un modelo de empresa construido en el siglo XX, en un contexto nuevo y repleto de oportunidades que nada tiene que ver con una época previa a la revolución de internet?
Es inviable que el modelo de empresa jerárquico heredado del siglo pasado responda a las necesidades de este siglo para ofrecer los productos y servicios que el mundo necesita.
Nace así la Empresa Líquida.
Un nuevo modelo de empresa que permite estructurarse con agilidad, al igual que el líquido, adecuando los sistemas internos con agilidad y manteniendo o incrementando su ventaja competitiva.
El modelo de empresa líquida posee el poder de soportar la velocidad de los cambios innovando constantemente, y aprovechándolos a su favor, para crecer de forma sostenida en el tiempo.
La empresa líquida son las personas
Este modelo incorpora la fluidez en la organización a través de un nuevo estilo de liderazgo y dinámicas de trabajo que fomenten la cocreación y el aprendizaje continuo.
Para ello es necesario, por una parte, entrenar a los líderes en el estilo de liderazgo disruptivo, y por otra acompañar al equipo humano en la comprensión de la necesidad de esa fluidez y el beneficio que aporta a todos: equipo, líderes, compañía.
La compañía tendrá un futuro sostenible si tiene la capacidad de fluir con las turbulencias superándolas.
Evolucionar a una empresa líquida implica:
- cambiar el mindset a todos los niveles
- una comunicación transparente en todas direcciones
- una cooperación con intención de sumar
- una forma de entender las posiciones con una mente abierta a pensar que puedo estar en la organización en el lugar más adecuado, donde realmente aporto el máximo valor y, por tanto, éste puede ir variando en el tiempo y conforme yo evoluciono.
Una empresa líquida es un compás en el que todo el equipo humano avanza simultáneamente.
El corazón de la Empresa Líquida
Su sistema se basa en 4 fundamentos con un eje vertebrador, un corazón: el TALENTO.
El talento es la revolución de este siglo.
Las capacidades de los profesionales serán la clave para innovar constantemente.
La empresa líquida tiene esto muy claro y apuntala su crecimiento y expansión en este elemento diferenciador e inigualable.
Desde la comprensión y desarrollo del talento, el equipo humano:
- aprende a convivir con los avances
- a adaptarse a gran velocidad a los cambios internos
- a adoptar nuevas tecnologías
- a comprender el contexto empresarial
- a cazar oportunidades que el nuevo contexto brinda
- a buscar incansablemente un bienestar personal
- a darle sentido a su actividad profesional
Dar sentido, tener un propósito.
Lo que en sus orígenes no tenía cabida, se vuelve hoy indispensable para personas y empresas.
Al igual que el modelo de empresa jerárquica ya no se ajusta a este siglo, tampoco tiene recorrido el trabajar sin propósito, al menos en los países desarrollados.
Las empresas necesitan personas, profesionales con una forma de entender su actividad profesional de un modo diferente al que hemos conocido hasta ahora.
Y personas que, con sus conocimientos, habilidades y experiencias en continuo desarrollo, y con un propósito en la mente, sienten el valor de lo que hacen.
Porque solo cuando las personas entienden el cambio como una oportunidad para evolucionar, son capaces de aportar todo su talento y lograr los mejores resultados.
La Empresa Líquida es robusta a pesar del cambio y la incertidumbre
Comprender la estructura de la empresa líquida significa comprender que los cuatro fundamentos sobre los que se articula no solo responden al nuevo paradigma, sino que juntos configuran el sistema interno por el que las empresas se vuelven imbatibles.
Fundamento 1: Las jerarquías han muerto
La estructura organizativa, es decir, la forma en que se organizan el equipo humano y los recursos, debe realizarse de tal forma que permita flexibilidad, agilidad e innovación.
En la empresa líquida, la configuración del equipo humano, la movilidad de profesionales y su interrelación, se ajusta a las necesidades que requiera la empresa en cada momento.
Esa redefinición será más o menos continúa dependiendo del grado de liquidez que la empresa necesite para ser competitiva en el mercado.
La estructura, además, tiene que promover y fomentar una cultura innovadora. Una cultura donde las personas, los equipos y los líderes se sientan cómodos fuera de la zona de confort, pues esa es su nueva zona de desarrollo y actividad. Afortunadamente, en esa nueva zona es donde se dispara la creatividad, la co-creación y, en consecuencia, la innovación.
Fundamento 2: La digitalización no es suficiente
La tecnología, en la actualidad, es mucho más que sustituir procesos manuales.
El progreso galopante de la tecnología nos está aportando multitud de posibilidades en su aplicación.
El equipo humano en las empresas, las personas, es quien logrará innovar con la tecnología, creando productos, servicios, procesos o modelos de negocio que sin la tecnología serían inviables.
La capacidad de imaginar, inventar e innovar es un rasgo propio de las personas.
Por eso la tecnología no es suficiente y las empresas han de despertar y fomentar esas capacidades en sus equipos, e integrar en su ADN, en su cultura, la innovación con tecnología.
La IA nos aportará grandísimos cambios que aún tenemos que vislumbrar en el futuro.
Esos cambios nos ratifican en que necesitamos personas que tengan criterio sobre la información que la IA puede facilitar, reconozcan si es necesario complementarla o matizarla para que sea la adecuada al contexto concreto.
Las personas han de evolucionar y desarrollar capacidades del pensamiento crítico, y una mirada distinta a la visión túnel para obtener el máximo potencial de la inteligencia artificial y cualquier tecnología emergente que vaya apareciendo.
Fundamento 3: El acelerador son las personas
Las capacidades del equipo humano, su talento, determinarán la velocidad de evolución de la empresa. Entendiendo por evolución su capacidad de ser capaces de, antes que su competencia:
- cazar oportunidades en el mercado
- aprovecharlas mediante productos o servicios que cubren o se avanzan a las necesidades de los clientes
Para convertirse en estos hábiles cazadores, en la empresa líquida el equipo humano está en constante mejora de todas sus competencias, tanto técnicas como softskills, comprendiendo lo que está sucediendo en el contexto empresarial y social.
Por otro lado, la aceleración se construye mediante una mentalidad de mejora continua en todas las personas de la empresa.
Si cada día el equipo está aportando una mejora, por pequeña que sea, a lo largo de un tiempo éstas comportan grandes mejoras. Cada una de esas mejoras proporciona un conocimiento, una información, una experiencia que se aplica en la siguiente mejora.
Fundamento 4: El líder disruptivo
Es un estilo de liderazgo que comprende la complejidad del contexto actual y la necesidad de rediseño organizacional.
Es un estilo que combina en su agenda el equilibrio entre lograr una operativa del negocio excelente y explorar el entorno en toda su amplitud para convertirse en un cazador de oportunidades que el contexto y progreso pone a nuestro alcance.
El liderazgo disruptivo evoluciona habilidades clásicas del liderazgo como, por ejemplo, de delegar a entrenar, o de la comunicación efectiva a la Comunicación Poderosa® e integra otras habilidades:
- trabajar con la inteligencia colectiva
- potenciar el talento del equipo humano
- incorporar la innovación y la disrupción dentro de las dinámicas del día a día
El líder disruptivo está explorando lo que está sucediendo en su sector, en el mercado, en otros sectores, en otros mercados, en la tecnología y en otras áreas.
Está vislumbrando el futuro para entender cómo tienen que evolucionar.
Aporta o crea, junto a su equipo, nuevas ideas. Y de cada idea que desarrollan aprenden, mejoran y abre nuevas posibilidades, logrando desarrollar así sus capacidades de forma continua e innovar.
Es un liderazgo que abandona los egos y las jerarquías como elementos de poder sustituyéndolo por la humildad, la cooperación y el bienestar común.
El líder disruptivo cree que las personas son valiosas, tienen talento y que entre todos se alcanzan los objetivos.
Es un estilo de liderazgo que comprende que cualquier persona puede aportar una idea, una información o una apreciación valiosa para tener más perspectivas sobre lo que se quiere solucionar, mejorar o crear.
Y lo demuestra en su día a día, trabajando con la inteligencia colectiva, fomentando las sinergias y cocreación en los equipos como mecanismo para lograr resultados extraordinarios.
Es un liderazgo que articula la mejora continua en su entorno, tanto directo como indirecto.
El liderazgo disruptivo es un estilo que impacta en el negocio, impacta en la cultura corporativa y en cómo la estructura de la organización se va convirtiendo en una estructura flexible, ágil, líquida.