¿Sabías que las empresas calificadas como ganadoras en personas + desempeño, empresas que priorizan el desarrollo de sus empleados, logran ofrecer una rentabilidad de primer nivel?
Estas empresas tienen más probabilidades de convertirse en «superestrellas» a gran escala. Existen en todos los sectores y promedian más de $1,000 millones de dólares de beneficio económico.
Es un dato extraído del informe “El desempeño a través de las personas: Transformar el capital humano en ventaja competitiva”, de McKinsey Global institute.
Otras conclusiones interesantes que comparte el estudio, en relación con las empresas ganadoras en personas + desempeño (P + D) son las que te muestro a continuación.
Te propongo, cuando las leas, que busques si, para tu bien, tu empresa cuenta ya con alguna de ellas:
- Sobresalen en la creación de oportunidades para que sus empleados desarrollen habilidades, al tiempo que superan constantemente el listón más alto de desempeño financiero.
- Logran resultados más consistentes y tienen una mayor resilencia de las ganancias.
- Tienen una capacidad superior para atraer y retener talento.
- En cuanto a la rentabilidad y los rendimientos para los accionistas durante la década anterior a la pandemia, las ganadoras en P+D tenían aproximadamente 1.5 veces más probabilidades de permanecer en el nivel superior año tras año, con aproximadamente la mitad de la volatilidad de las ganancias.
- Las ganadoras en P+D también son imanes de talento, con tasas de abandono casi cinco puntos porcentuales más bajas que las de las empresas impulsadas por desempeño.
Con estos datos sobre la mesa, cuesta comprender cómo continuamos manteniendo un sistema organizacional que, como decía una usuaria de LinkedIn, prefiere contratar nuevos talentos por mayores salarios en vez de invertir en los que ya tienen. O, dicho de otro modo, por qué el presupuesto en captación de talento es usualmente mayor que el presupuesto para fidelizar el talento.
Analicemos el problema de no invertir en talento y veamos a continuación cuál sería la estrategia más rentable para solucionarlo e impulsar el crecimiento de tu negocio.
Tus números son la clave
Los resultados avalan que invertir en el equipo humano es, sin duda, la mejor inversión.
Aun así, existen algunas reticencias de la veracidad de esa afirmación heredadas del pasado.
Existen líderes que consideran que invertir en que sus profesionales dispongan de herramientas para realizar su actividad profesional con éxito es una pérdida de tiempo y un gasto para la empresa.
Y lo visualizan así porque piensan:
- La formación no sirve para nada
(hablamos de ello en este artículo)
- Mientras están en formación no están produciendo
Lo que ven es un doble gasto sin resultados.
Con ese pensamiento la acción coherente es fulminar las inversiones del presupuesto del Área de Personas.
O casi. Afortunadamente, la ley obliga a un mínimo de formaciones a las que las empresas han de hacer frente, aunque sea a disgusto.
Lo que estos líderes no están viendo cuando deciden reducir o anular la inversión en talento, preocupados por un fantasmagórico doble gasto-sin resultados, es si el ahorro que logran en el presupuesto aporta, realmente, un incremento de beneficio en la cuenta de resultados.
La mayoría de las veces, falta sentarse a hacer números, analizar y reflexionar.
Como ejemplo, presta atención al siguiente caso que te cuento.
Un día, en una de las sesiones de uno de nuestros programas, un directivo se quejaba de que siempre tenía que revisar los excel’s que le pasaba uno de sus managers. Por lo visto, el mánager no dominaba la herramienta, lo que provocaba la desconfianza del directivo en la fiabilidad de las conclusiones. Como consecuencia, el directivo tenía que verificar la información para rectificar los errores en fórmulas o datos agrupados incorrectamente.
Como soy muy analítica y sé del poder de los números invité al directivo a realizar el cálculo del coste que suponía para la empresa esta deficiencia. Esto es:
El tiempo invertido del mánager (al no dominar la herramienta es superior a lo que debería invertir) * su coste hora
+
El tiempo invertido del directivo * su coste hora
+
El coste de oportunidad
Y todo ello multiplicado por el número de veces al año que esa situación se repite.
Este es el momento que duele a los directivos y CEO: en contraposición al coste calculado ¿cuánto hubiera costado una formación de Excel?
Si tú estás pasando por una situación similar, te invito a usar esta base de cálculo. Y te invito también a hacer tus propios números y que me cuentes después tus conclusiones.
Además de mal invertir el tiempo del directivo, cuya función no es repasar el Excel de su mánager, el coste de oportunidad, su capacidad de invertir ese tiempo en tareas de valor añadido se ha perdido. O, si no quiere perderla, su jornada laboral puede ser maratoniana, algo que provocará el detrimento del bienestar del profesional y de su rendimiento.
Y, lo que es peor, probablemente se conseguirá que el directivo se “queme” y decida buscar una oportunidad en otra empresa que le permita desplegar su talento.
Como consecuencia, la empresa tendrá que asumir la búsqueda de un nuevo directivo con el coste adicional que conlleva en tiempo, recursos y energía. Tendrá que invertir el tiempo y recursos de la búsqueda más el tiempo y recursos relativos a la inserción de la persona en el puesto hasta que empiece a ser rentable.
Como te decía al principio, para descubrir cuánto estas perdiendo actualmente, o mejor, cuánto puedes ganar, tus números, junto a una inversión en talento, son la clave.
¿Qué estrategia es más rentable, invertir en captar talento o desarrollar talento?
Tenemos claros los números, pero ¿qué nos interesa más, captar talento nuevo o desarrollar el que ya tenemos dentro? (aunque a veces creamos que no…).
Si me baso en mi experiencia de más de 35 años en desarrollo del talento y en los resultados de los estudios publicados, no tengo ninguna duda:
Invertir en desarrollar talento es una estrategia ganadora. Y es una estrategia que impactará directamente en la cuenta de resultados.
Los profesionales aprenden de sus experiencias, de sus compañeros, de sus responsables, de los retos a los que se enfrentan, y así van desarrollándose.
¿Será todo siempre fluido y fácil si escogemos esta opción? No, junto a la velocidad de vértigo que algunas personas adquirirán en su desarrollo, nos toparemos siempre con otras cuyo ritmo podría equipararse a la velocidad de un caracol.
Pero esto forma parte del juego. Debemos aceptarlo y buscar la forma en que mejor podremos acompañar a estas personas en el desarrollo más ágil de su talento.
Que una persona no sea ágil en su desarrollo no significa que el talento que posee no sea de un extraordinario valor para el negocio.
Cuando dotas de conocimientos y herramientas a los profesionales en competencias técnicas y en habilidades, te estás asegurando de que dispones de profesionales con recursos para ser resolutivos, gestionar situaciones complejas con agilidad y aportar nuevas ideas.
Una nota importante:
Esa inversión debe ser continua. Para que las personas sigan complementando su experiencia natural mejorando aquellas capacidades de las que ya se dispone a la par que se adquieren nuevas.
Una inversión continua es la que garantiza llegar a disponer de un equipo de alto rendimiento capaz de lograr resultados extraordinarios y superiores a los que conseguiría un equipo mediocre con mayor número de personas.
Es decir, una inversión continua garantiza conseguir más con menos.
Más rentabilidad, más competitividad, mejores resultados, en menos tiempo, con menos energía y menos recursos.
En su libro, “Aquí no hay reglas”, Reed Hastings, CEO de Netflix, explica:
Para los más productivos, un excelente lugar de trabajo no tiene nada que ver con una oficina lujosa, un bonito gimnasio o un almuerzo gratuito a base de sushi, sino con la alegría de estar rodeados de gente con talento y ganas de cooperar, de gente que pueda ayudarlos a mejorar. Cuando todos los miembros son excelentes, el rendimiento se dispara y los empleados aprenden unos de otros y se motivan entre sí.
Visto lo visto, ¿piensas que sería más rentable contar con 3 personas altamente productivas o con 5 mediocres?
Por si fuera poco, la mejora de la rentabilidad económica en la cuenta de resultados, el invertir en el desarrollo del talento te da, además, una gran ventaja competitiva.
Y es que, gracias a esta inversión, cuentas con un equipo humano capaz de adelantarse a las necesidades de tus clientes, capaz de sortear las dificultades con ingenio y capaz de cazar oportunidades donde otros sólo ven problemas.
Es cierto que, en la actualidad, los desafíos y la necesidad de aprender, desaprender y reaprender con agilidad ya nos están empujando a invertir en el equipo humano.
Tanto es así que, el estudio “2022 Corporate Learning Benchmark”, elaborado por Mobietrain, concluía: el 74% de las empresas considera que ofrecer formaciones a sus trabajadores será muy prioritario el 2023.
Sin embargo, la mala noticia es que aún existen barreras que impiden apostar por incrementar el presupuesto en talento. El mismo estudio recogía, como principales obstáculos:
- Retención de la información: el 39% de los empleadores afirma que los profesionales olvidan rápidamente lo aprendido, por lo que el coste que supone esta gestión no les sale rentable.
- Para un 38% no es posible medir los avances y los resultados de cada estudiante, por lo que impide extraer conclusiones sobre las carencias, las fortalezas y la evolución profesional de cada uno.
Falta de adaptabilidad del contenido y del formato ofrecido. En este sentido, el 35% de las empresas asegura que echa en falta formaciones corporativas que den respuesta a las necesidades específicas del personal, tanto a nivel de grupo, como individual.
En Kainova desarrollamos programas que combaten cada uno de los obstáculos mencionados, buscando, precisamente, la garantía de que el desarrollo de talento va a producirse. Para nosotros ha sido siempre indispensable:
Diseñar programas e intervenciones 100% prácticas que permitan, no sólo la adopción de nuevos conceptos y habilidades sino, sobre todo, su integración y efecto en el día a día.
Lo que no se mide, no puede gestionarse ni mejorarse. Esta idea de Peter Drucker es uno de los pilares que sostiene cada acción que hacemos, tanto con nuestros clientes como internamente.
Cada programa e intervención que llevamos a cabo es siempre diseñado estratégicamente acorde a una situación concreta que nos plantea el cliente. Porque cada empresa y persona en ella plantea retos, dificultades y objetivos que jamás serán los de otros.
Un destino inevitable
El contexto ha cambiado y muchos profesionales se encuentran indefensos ante la situación de incertidumbre y cambio constante a la que nos enfrentamos
¿Cómo afrontar óptimamente y sin recursos un escenario que no es predecible, para el que no existen referencias y en el que no disponemos de las habilidades para desenvolvernos en él con agilidad y sin desgaste?
La necesidad de inversión continua se hace evidente en este contexto. Tan evidente y clara como lo es, hoy en día, la aceptación de una norma como es la prohibición de fumar en determinados espacios: bares, oficinas, universidades…
Una norma verdaderamente controvertida, y en muchos casos no bien recibida, en su momento.
Si escojo este ejemplo ahora, no es por casualidad. Quería traerte la imagen de una situación que implicaba, en el momento de aplicación, grandes reticencias ante su aceptación.
Hoy en día, creo que estaremos de acuerdo (al menos una amplia mayoría) en que el cambio se ha impuesto como algo saludable para todos que debíamos aceptar.
Con la inversión continua en talento nos encontramos ante una situación similar. La alternativa es clara:
Invertir en el desarrollo del talento de nuestras organizaciones o morir.
La cuestión es que, el que antes lo acepte y lo haga, mayor ventaja competitiva desarrollará.
La cuestión, por tanto, es:
- ¿Qué posicionamiento vais a escoger en tu organización ante el desarrollo del talento?
- Para empezar ¿cuándo?
