¿Has oído alguna vez, hablar del concepto “Superestrella” dentro del marco de la estrategia de negocio?
Por si acaso no, te adelanto que es uno de esos conceptos con la capacidad de marcar la DIFERENCIA (con mayúsculas) de una empresa dentro de su sector.
Es uno de esos conceptos que, comprendidos e integrados correctamente supondrá un punto de inflexión en la evolución y posicionamiento de tu organización.
Para bien, claro.
Suele pasar, sin embargo, que su significado se confunde, por lo que su poder no se ve claro a primera vista.
Está ahí, esperándonos.
Pero no lo usamos porque nadie nos ha hablado antes de él, al menos del modo en que nos servirá óptimamente.
La palabra “estrella”, para empezar ¿sabías que posee 14 entradas diferentes para su definición? Curiosamente, ninguna se corresponde con la que más interesa a un CEO o directivo que, con el mínimo de recursos, quiera generar la máxima rentabilidad y competitividad.
Personalmente, creo que podría ser una entrada más a añadir a las anteriores. Pero antes de ponerme a lidiar con la RAE para que lo haga, me parecía más importante compartir contigo esta idea de la empresa líquida.
Te cuento.
Por qué te interesa
Hace poco tuve un diálogo muy interesante con una persona directiva y experimentada cuya trayectoria profesional se ha desarrollado en grandes empresas multinacionales.
La conversación surgió a raíz del papel que juegan en las empresas: Recursos Humanos, consultores, coachs y formadores.
Analizábamos, o, mejor dicho, intentábamos entender, por qué los/las CEO, en su mayoría, no invierten en el desarrollo del equipo humano más allá de las formaciones técnicas y obligatorias.
O por qué, cuando lo hacen, es con un presupuesto tan limitado que es imposible obtener resultados visibles.
Me comentaba esta persona que, en su experiencia, los/las CEO “creen que desarrollar talento no sirve para nada”.
Lo cierto es que estaba de acuerdo. También a mí la experiencia me ha mostrado que la palabra “talento” no suele ser comprendida.
Como consecuencia, las posibilidades increíbles, reales y necesarias para sobrevivir en la nueva era, se dan por descartadas antes de intentar, siquiera, dar el primer paso para conseguirlas.
Y todo esto a pesar de que el cambio de paradigma en el que nos encontramos actualmente pide a gritos reevaluar la importancia y espacio que concedemos, en las organizaciones, a un activo tan vital como es el talento.
Al reflexionar al respecto de todo esto, encontré un denominador común – y peligroso – entre las empresas en las que había observado el problema de falta de inversión en talento:
Eran empresas sin visión de futuro, al menos declarada.
Eran empresas, por tanto, cuya falta de visión, de dirección y/o equipos, sólo podía conducir a un futuro complicado (si no, imposible) si continuaban con esa inercia.
¿Qué hacer en tal situación o cómo evitar caer en ella?
¿Cómo contrarrestar tal punto de partida y asegurar un futuro prometedor para tu organización?
La respuesta está en las Superestrellas
Jay Abraham, el mentor mejor pagado de EE. UU., afirma que un CEO tiene que ser un estratega, no un táctico.
Pero no se trata sólo de contar con una visión y estrategia.
Tan importante como esto, será el contratar a personas que comprendan la visión y hacer que desarrollen las competencias que sean necesarias para que el negocio crezca.
Visión.
Estrategia.
Invertir en las personas para que el negocio crezca según esa visión.
Esta es la fórmula mágica del CEO estratega que construye futuros prometedores.
Como buen estratega que quiere alcanzar su visión, este CEO sabe que su función crucial será la de afianzar el modelo de negocio, expandir el negocio, y estar en las áreas relevantes de la compañía.
Así como sabe también que el equipo es pilar fundamental para alcanzar esa visión.
Un dicho que Jay Abraham había escuchado a un empresario y del que él mismo se hacía eco, era:
Contrata a los mejores y llora solo una vez. Llora cuando no les pagaste lo que querían.
Jay Abraham conoce bien que las personas son un activo muy valioso, por eso afirma:
Contrata Superestrellas
Siendo una superestrella aquella persona que hará crecer tu negocio, que comprende tu visión, que quiere ser parte de ella, y fórmala en las capacidades que necesitas.
Y puntualiza que una superestrella no es la persona megacrack del mercado, sino la persona que entienda y quiera contribuir a la visión. Eso es lo más relevante, las habilidades que necesite se las enseñarás.
La estrategia de los (que se han hecho) grandes
Jay Abraham no es el único que lo cree.
Reed Hastings, fundador y presidente de Netflix, afirmó en una entrevista:
[Hay que] Pagar los mejores sueldos para retener el talento, porque el talento en una empresa suma y se multiplica igual que la falta de talento resta y divide.
Y añadía:
Con menos en tu equipo, pero muy capaces y motivados –eso es la densidad de talento– se consigue más. Y eso lo descubrí tras tener que despedir a la mitad en mi primera empresa: me quedé solo con los excelentes y enseguida empezamos a facturar más que antes.
Aunque fuera por casualidad, Hastings descubrió que el desempeño de una misma función es distinto en cada persona, tiene un valor diferente.
Ese valor depende del talento que se posea para ello. A mayor talento, mejor desempeño.
También descubrió que la concentración del máximo talento para cada función comportaba resultados en la compañía tan elevados como inesperados.
Resumiendo, Hastings descubrió que el desempeño de cada persona es distinto, tiene un valor diferente, y que tiene un impacto directo en los resultados de la compañía.
Condensar elevado talento supuso lograr más con menos.
Y no tienes que ser Netflix para jugar con las mismas cartas.
Un equipo de nuestros clientes, por ejemplo, logró un 14% de productividad extra por persona y mes al apostar por el desarrollo del liderazgo de su líder.
Por eso invertir en talento es incrementar los beneficios.
Otro gran estratega, Russell Brunson, CEO y cofundador de ClickFunnels, respondió al respecto de qué desearía haber aprendido antes en lo que se refería a hacer crecer su negocio:
…Cuando tienes un negocio y tú, como empresario, tú eres la estrella, vas a salir ahí, tienes que sacar las ideas, el producto. En la medida que pasas el millón de dólares y luego los 10 millones y el siguiente nivel, te encuentras en la parte exterior y en realidad eso daña y perjudica a toda la empresa. Y recuerdo que estaba en Wyoming, hace dos o 3 años y estábamos hablando delante de una hoguera, y no me acuerdo de lo que dije, pero lo que yo escuché en la hoguera es que para que tu empresa siga creciendo tienes que pasar de ser la estrella de la misma a ser su entrenador, así que empecé a darme cuenta de que yo tenía un equipo que no estaba desarrollando y mi equipo podía hacer muchas cosas. … fue muy duro pasar de ese papel de la estrella a ser el entrenador… Cuando veo a los miembros de mi equipo que crean algo y hacen un gran trabajo y lo celebran es mucho mejor que cuando yo era la estrella. Así que creo que es un cambio pasar de ser la estrella a ser el entrenador y estar conforme con ello, dar un paso atrás. Es difícil hacer ese cambio, pero cuando lo haces eso te da la capacidad de crecimiento y
ojalá alguien me lo hubiera dicho un par de años antes.
Hacer crecer una empresa es hacer crecer un equipo.
Russell Brunson tiene una visión, fue consciente de que entrenar a su equipo, dotarles de las capacidades que necesitaban, era la fórmula para lograr el crecimiento sostenible de su compañía.
Un CEO estratega con una visión clara y un equipo de personas que comprenden la visión hará crecer la empresa siempre que el equipo tenga las capacidades que necesitan para desempeñar su actividad al máximo rendimiento.
¿Y si miras hacia adentro?
Estoy segura de que en alguna ocasión has colaborado con personas que no habían desarrollado las capacidades para lidiar con su actividad.
¿Recuerdas los problemas que eso te provocaba?
Resolver esos problemas era (o es) energía, tiempo y dinero desperdiciado. Por eso Reed Hastings afirma que “la falta de talento resta y divide”.
Problemas que no se hubieran producido si se hubiera invertido en esa persona.
Energía, tiempo y dinero que podíais invertir en contribuir a resultados, o como dice Reed Hastings: talento que suma y se multiplica.
Parafraseando a Jay Abraham, no es que tu equipo no haga lo que esperas de ellos porque sean perezosos y no quieran hacerlo, simplemente no saben cómo hacerlo mejor.
E insiste en:
Forma a tus empleados en nuevas habilidades valiosas para tu negocio. Con ello lograrás un incremento del 20% del rendimiento de cada uno de los miembros del equipo.
¿Te imaginas todo lo que se puede hacer, mejorar y lograr con un 20% extra de productividad?
¿Aún crees que desarrollar talento no sirve para nada?
¿O que la idea de convertir a tu equipo en Superestrellas no es una estrategia de negocio clave?