Una de las primeras moralejas que aprendí en la escuela decía:
“Vísteme despacio que tengo prisa”
Se trataba del aprendizaje de un cuento sobre una ratita que, por lo visto, intentando vestirse muy rápido para llegar a una cita que tenía, todo le salía mal.
Por algún motivo, aquello me impactó y no he podido olvidarlo desde los 6 años.
Pasado ya mucho tiempo de aquello, ha vuelto a mí al ponerme a pensar en el talento en las empresas.
Al talento, le pasa como a la “lentitud” en el caso de la ratita. Son conceptos que entendemos, manejamos en el día a día, pero cuya comprensión no controlamos al 100%.
Y no nos damos cuenta.
En la historia, cuando la ratita comprende que vestirse más lentamente le hace ganar el tiempo que antes tenía que dedicar a cambiarse de nuevo, a coser roturas, tomar nuevas decisiones que no hubieran sido necesarias al evitar errores… se da cuenta del valor real de un concepto que, a priori, sólo observaba desde una perspectiva limitante.
Ahora amplía esa perspectiva y piensa: paradójicamente, la lentitud puede hacerme ir más rápido.
El talento, lamentablemente, es aún observado también desde una perspectiva limitante que corta sus posibilidades y potencialidad.
Por eso, en esta newsletter quiero hablarte acerca de esa perspectiva del talento que no suele considerarse a pesar de su papel crucial en el diseño de la estrategia de negocio de cualquier empresa.
El gran ausente
Definir un objetivo es el primer paso para lograr lo que se quiere alcanzar.
Una vez establecido el objetivo, puedes llegar a él de diversas formas. Te interesa aquella que te permite alcanzarlo en el mínimo tiempo y coste posible.
Por tanto, te interesa la estrategia con la que llegarás antes y con menos esfuerzo.
Por eso la estrategia es lo más importante y lo que diferencia a una empresa de otra.
El elemento que permite esa estrategia de tiempo y costes mínimos es el talento.
Porque el talento es el responsable de pensar, crear y mejorar cualquier proceso o relación de una compañía.
Sin embargo, y a pesar de que es un concepto tan utilizado en informes, tendencias, análisis, conferencias,… Es el gran ausente en los planes estratégicos.
A pesar de ser lo más valioso es en realidad poco comprendido y casi nada utilizado, en la práctica de las empresas.
Parecen no importar las horas invertidas en analizar el impacto del talento en las organizaciones, ni los miles de artículos exponiendo la necesidad imperiosa de apostar por él en esta era digital.
Por no mencionar que la escasez de talento debida a la velocidad de la irrupción tecnológica en las empresas se manifiesta una y otra vez.
¿Qué más necesitas para invertir en el talento?
Lo dicho:
Sigue siendo un concepto que entendemos, manejamos en el día a día, pero cuya comprensión no controlamos al 100%.
Y no nos damos cuenta.
Lo que el talento sí es
¿Qué significa realmente talento?
En el libro, ¡Despierta! tú tienes talento, lo expreso así:
Defino el talento como la integración de tus habilidades, experiencia y conocimientos con tu personalidad.
Por tanto, es una combinación única que cada persona posee sí o sí.
Otra cosa, es que permanezca – como decimos en Kainova – dormida. Y tenga que ser despertada.
¿Y cuál es el valor del talento?
El valor es el resultado de aquello que una persona puede hacer con su talento.
Supongamos que en una situación concreta surge un problema. Ante esa situación, María, aporta una solución que la resuelve satisfactoriamente en 15 minutos.
¿Su valor es el mismo que el aportado por Juan cuya solución requiere dos horas? Aunque sea una solución igual de satisfactoria.
Podrías estar pensando que depende del problema. Obviamente hay situaciones urgentes donde el tiempo de resolución es crítico, como en las urgencias de un hospital.
Para otros casos, quizás pienses que la diferencia de tiempo no es relevante si finalmente se soluciona el problema.
Permíteme que discrepe, esa diferencia de tiempo sí es relevante.
Si las soluciones de María suelen ir en la línea de los 15 minutos, ¿cuántas soluciones puede producir por cada una aportada por Juan?
Y por tanto, ¿cuánto tiempo obtienen los equipos para dedicar a otras actividades y acciones – entre ellas, innovación – gracias al tiempo ganado cada vez?
Reed Hastings, fundador y presidente de Netflix, explica:
Con menos en tu equipo pero muy capaces y motivados –eso es la densidad de talento– se consigue más. Y eso lo descubrí tras tener que despedir a la mitad en mi primera empresa: me quede solo con los excelentes y enseguida empezamos a facturar más que antes.
Los pequeños detalles, son los que marcan la diferencia.
Entre una buena solución y una solución excelente hay una diferencia.
Y la diferencia es crucial cuando todo está patas arriba y no existe una velocidad de crucero.
Como está pasando ahora en muchas empresas en las que los cambios coyunturales y estructurales que estamos viviendo han desarmado los sistemas que funcionaban hasta ahora.
La mirada de CEO’s y directivos sobre el talento
En las empresas, aportar soluciones, aportar ideas y mejorar continuamente, tendría que ser el “mantra” de cada una de las personas.
Pero para que así sea, la empresa ha de tener un propósito que los enamore y un contexto, una cultura, que integre ese mantra en su actividad profesional.
La realidad es que los datos demuestran que aún estamos lejos.
Según el informe de ManpowerGroup ”Estudio Escasez de Talento 2021”, en España el 64% de las compañías asegura hoy no encontrar perfiles con las competencias requeridas para las posiciones disponibles.
Y Mckinsey nos apunta que el 53 % de las compañías están sufriendo rotación no deseada y un 40 % de los profesionales se plantean cambiar de trabajo en el corto plazo.
Necesitamos talento en las empresas.
Si tu estrategia es incorporar nuevo talento vas a tener dificultades para conseguirlo.
Ya ves cómo está el mercado laboral.
Tu alternativa es una (y por cierto, muy potente si la desarrollas bien):
Apuesta por despertar, desarrollar y potenciar el talento de tu equipo.
No se trata sólo de elevar el talento, sino de crear un contexto que fomente el desarrollo continuo del talento en el día a día.
En la mayoría de los casos, esto requerirá transformar tu cultura en una cultura innovadora donde la innovación esté en el ADN de cada una de las personas de la empresa.
Tu empresa se convertirá en un imán para el talento.
Tu estrategia de talento
Empieza por definir tu objetivo: ¿Cómo quieres que sea el equipo humano?
Defínelo teniendo en cuenta lo que las tendencias del mercado ya te están diciendo. Por ejemplo, algunos estudios revelan que el 91% de las compañías esperan que la habilidad más demandada próximamente sea la creatividad.
Establece una estrategia que te permita alcanzarlo en el mínimo tiempo y coste.
Estos son los 3 puntos clave que tu estrategia debe tener:
- Despertar el talento dormido del equipo humano que ya tienes.
- Incorpora mecanismos que desarrollen el talento continuamente.
- Estable las dinámicas que potencien el talento a su máxima expresión.
Claramente, la mejor estrategia es apostar por acompañar al equipo humano en una transformación a todos los niveles. Acompañarlos para que puedan transformar:
- su forma de entender el trabajo
- su comprensión de la necesidad de urgencia
- su entendimiento de la realidad empresarial
- su entusiasmo para ser parte activa de la transformación
Haz que sean tus aliados.
Que comprendan que la evolución es indiscutible para ser sostenibles en este entorno complejo en cambio constante.
Dótales de las herramientas para que la transformación sea rápida pero sin desgaste del equipo humano.
En definitiva, define la estrategia que te permita dar ese giro a la cultura de tu organización en el mínimo tiempo y coste posible.
Una estrategia capaz de conjugar simultáneamente las opciones que permitan en el mínimo tiempo y coste disponer del talento en ebullición en tu empresa.
Este paso de diseño estratégico será muy importante.
Porque en función de cómo se haga, en lugar de potenciar el talento, podrías conseguir el efecto contrario.
Estamos trabajando con intangibles, con algo que es difícil para cualquier persona que no sea una experta en talento. Estamos hablando de romper patrones, de cambiar mentalidades, de incorporar nuevas habilidades, de cambiar las formas de trabajar. En definitiva, de pensar diferente para actuar de forma diferente y así lograr resultados diferentes.
Y si estás escuchando esa voz interna que te dice: “Las personas no cambian” te diré que si sabes cómo hacerlo, lo consigues.
“No es lo mismo hacer lo posible que hacerlo posible”
En nuestra experiencia en Kainova, no sólo lo consigues y lo hacemos posible sino que, además, las personas están dando un alto rendimiento, están comprometidas y motivadas para seguir evolucionando.
Y en tan sólo 3 meses.
Lo importante es ser un buen estratega de talento.
Tu GRAN ventaja competitiva
Aprovecharlo antes que el resto puede suponer una ventaja estratégica que pocos estén usando, y son recursos que ya tienes, sólo hay que despertarlos y acompañarlos a comprender la necesidad del cambio.
Adelantarte es comprender lo que Koldo Saratxaga, expone en su libro Un nuevo estilo de relaciones:
“Ya no se trata sólo de producir, esto ya lo hace cualquiera y en cualquier lugar del mundo. Ahora nos vemos en la necesidad de contar con organizaciones basadas en el conocimiento, con capacidad de considerar la innovación y el saber hacer de sus personas como su valor principal. La innovación, no limitada al producto, sino en su sentido más amplio, es decir, la que abarca toda la organización, no se define ni se cuantifica: debe constituir la naturaleza, el ser de la organización, y se logra cuando las personas toman el protagonismo”.
Adelantarse es comprender que adquirir nuevas competencias (upskilling) y el reciclaje profesional (reskilling) es más crucial que nunca.
Adelantarse es comprender que el equipo humano tienen que aprender a ser eternos aprendices, despertando la curiosidad, la creatividad y la innovación como parte esencial de su valor.
Lograrlo es atraer talento.
“No son las Compañías las que eligen profesionales sino los profesionales. los que eligen compañías.” Informe Tendencias del Talento 2022 de LLYC Ideas.
Un estudio de LinkedIn concluye que el 66% de los candidatos se informa acerca de la cultura y los valores de la compañía y el 55% valora las opiniones de los empleados de la empresa.
El engranaje necesario
Para engranar esa transformación, la clave está en formar a los líderes en un estilo de liderazgo que despierte, desarrolle y potencie el talento, la disrupción y la innovación:
El Liderazgo disruptivo.
Cuando logras esto, cuentas con personas liderando equipos con una visión como esta:
Al empezar era líder sin tener la conciencia de líder, hacia lo que tenía que hacer y lo hacía de la mejor forma posible, no tenía conciencia de si lo hacía mejor o peor, sabias que lo hacías … no tenías esa conciencia. Ahora sé perfectamente dónde estoy hacia dónde voy, cuáles son mis capacidades. Considero que estoy preparado tanto yo como mi equipo para abordar cualquier otro proyecto,
(Participante Re-Evolución)
Antes tenía inseguridades y me desgastaba mucho más. Ahora estoy más seguro de lo que hago, distribuyo y organizo mucho mejor, me comunico de otra forma reduciendo los conflictos y tiempo por malentendidos, empodero al equipo y está cada día más implicado y estamos logrando todos los objetivos que nos marcamos.
(Participante Re-Evolución)
Ahora comprendo que la capacidad más relevante del líder es saber llevar al equipo hacia la visión y los objetivos marcados, motivándolos en cada paso y empoderándolos sobre sus capacidades para que el grupo actúe como un engranaje en el que todos, compartiendo una misma visión, desarrollan sus mejores capacidades y crecen en el proceso.
(Participante Re-Evolución)
Esta es la visión que permite una sólida y permanente ebullición del talento.