Vivimos en un mundo marcado por la incertidumbre y por la constante transformación a la que se enfrentan las empresas. Este entorno de cambio continuo genera inestabilidad e indecisión, especialmente en las pequeñas y medianas empresas, donde cada decisión se convierte en una auténtica apuesta.
En un contexto así, tomar decisiones empresariales es como jugar con una baraja incompleta. No porque las cartas que faltan permanezcan ocultas a nuestros ojos, sino porque muchas de ellas aún no existen.
Por si fuera poco, son cartas cuya aparición repentina e inesperada puede dar un giro de ciento ochenta grados al resultado esperado de cualquier jugada previa.
Nos encontramos en un territorio desconocido, donde los directivos deben asumir riesgos sin conocer todas las variables. Es precisamente aquí donde la capacidad de liderazgo se pone a prueba.
La falsa seguridad de la operativa
La incertidumbre y el cambio forman parte del día a día. Antes, esto era un desafío exclusivo de las empresas más audaces, pero hoy se ha convertido en un camino obligatorio para todas. Sin embargo, no todas las empresas tienen la capacidad organizativa necesaria para enfrentarse a lo desconocido. De hecho, un patrón común en muchas pymes españolas es que sus directivos prefieren refugiarse en la operativa, en lo que conocen bien, en lugar de abordar lo nuevo y lo incierto.
La realidad es preocupante: muchos líderes se quedan atrapados en tareas tácticas, perdiendo de vista la visión estratégica que sus empresas necesitan desesperadamente.
Este enfoque reactivo es un error crítico. Al obviar la estrategia se descuidan aspectos clave en la actualidad como:
- Detectar oportunidades en medio de los cambios y disrupciones.
- Visualizar el posicionamiento estratégico de la empresa en el mercado.
- Adaptarse con rapidez a las nuevas necesidades de los clientes.
- Incorporar la innovación de manera continua en el día a día.
En el pasado, estas tareas quedaban reservadas para unos pocos en la empresa, pero hoy, cada directivo debe asumir su propia mirada estratégica. Porque cuantas más miradas estratégicas se sumen en una empresa, mayor será su capacidad para adaptarse a un entorno complejo.
El miedo a lo nuevo
Lo nuevo y desconocido provoca vértigo. Y no es sorprendente ver a directivos de pymes refugiarse en lo que saben hacer bien: la gestión operativa. Este es el verdadero reto que enfrentan muchas organizaciones hoy en día: la parálisis por el miedo a equivocarse.
¿Cómo superar esta barrera? Ojalá hubiera una varita mágica que hiciera desaparecer el miedo a lo desconocido. Pero lo cierto es que no necesitamos magia para avanzar. Lo que se requiere es un cambio de mentalidad y un enfoque diferente para enfrentar la incertidumbre.
Liderar en la incertidumbre
El liderazgo en tiempos de incertidumbre exige aprender a convivir con el riesgo. Durante décadas, los cambios fueron graduales y, aunque no siempre se pudo prever, las empresas disponían de tiempo para adaptarse. Hoy, sin embargo, los cambios son rápidos y profundos. Esto significa que las decisiones de bajo riesgo han quedado en el pasado.
En España, la vida media de una empresa es de apenas 7,84 años, mientras que, en el siglo XX, las empresas del S&P 500 podían durar 67 años. Este dato revela un panorama preocupante: muchas pymes no logran adaptarse al ritmo frenético del progreso y sucumben ante competidores más ágiles y preparados.
Los directivos deben aprender a gestionar la incertidumbre y tomar decisiones sin disponer de toda la información. Es fundamental avanzar, aunque el camino no esté completamente claro. En lugar de esperar certezas que nunca llegarán, los líderes deben confiar en su juicio, actuar con la información disponible y ajustar el rumbo sobre la marcha.
Enfrentar un cambio de escenario afrontando lo nuevo desde una perspectiva estratégica, y hacerlo sabiendo que el tiempo no juega a nuestro favor, exige la mentalidad preparada para hacerlo: la mentalidad del líder disruptivo.
Una mentalidad de investigador y gestor
Este tipo de líder combina innovación con pragmatismo y se enfoca en construir equipos que no solo alcancen los objetivos, sino que sean capaces de superar cualquier reto que se les presente.
El líder disruptivo tiene la capacidad de:
- Comunicar de forma poderosa®
Su comunicación no solo informa, sino que transforma. Inspira a su equipo a salir de su zona de confort, a aprender continuamente y avanzar con confianza en medio de la incertidumbre.
- Entrenar a los equipos
El líder disruptivo rompe con las estructuras de trabajo obsoletas y fomenta la autonomía en sus colaboradores, permitiendo que se concentren en innovar y en aportar valor estratégico.
- Explorar nuevas oportunidades
No hay innovación sin exploración. El líder disruptivo se mantiene atento a las tendencias dentro y fuera de su sector, buscando inspiración para aplicar soluciones novedosas en su empresa.
- Fomentar la innovación diaria
Cuestionar lo que se hace y cómo se hace es parte del ADN de un líder disruptivo. No solo busca la eficiencia operativa, sino que también promueve un entorno donde la innovación fluye constantemente.
- Equilibrar la exploración y la explotación
Combinar una operativa eficiente con la capacidad de innovar continuamente es el equilibrio que garantiza el éxito en un entorno cambiante.
Las empresas que adopten este enfoque, que cultiven la innovación, la autonomía y la capacidad de adaptación en sus equipos, serán las que no solo sobrevivirán, sino que prosperarán en un mundo donde el cambio es la única constante.
Los CEOs deben estar preparados para afrontar este desafío con una mentalidad estratégica y flexible. La clave del éxito no está en lo que sabes hoy, sino en cómo te preparas para lo que aún está por llegar.
Vía: Especial Directivos