Hoy más que nunca, liderar no es para los cobardes. En un contexto donde la incertidumbre es la norma, la capacidad de un líder para anticipar el impacto del cambio y adelantarse con una visión de futuro inexistente se convierte en un factor diferenciador. Estamos en un mundo donde las reglas del juego cambian continuamente, y quien no lo vea está condenado a la irrelevancia.
Ya no se trata solo de gestionar bien una empresa, sino de navegar en un entorno volátil donde lo único seguro es que los cambios son constantes y que no disponemos de tiempo para asimilarlos.
El liderazgo, cuando el reto ante él es un cambio un cambio de paradigma, exige algo más que experiencia y conocimientos: exige osadía. Mientras muchos buscan refugio en lo conocido, los líderes visionarios se lanzan a lo incierto, a lo que aún no está escrito, a lo que imaginan que puede llegar a ser.
Los líderes lo hacen con una convicción inquebrantable: el riesgo que asumen hoy será la ventaja competitiva del mañana.
El riesgo es ahora la única opción
En este entorno, no asumir riesgos es el mayor peligro. La historia está repleta de ejemplos de empresas que jugaron sobre seguro y se quedaron atrás. La realidad es que no tuvieron la capacidad de maginar el alcance de las nuevas posibilidades, de crear la visión que ese momento requería.
Blockbuster rechazó comprar Netflix por 50 millones de dólares, considerándolo demasiado arriesgado. El resultado es historia: Netflix hoy vale más de 150 mil millones de dólares, mientras Blockbuster es solo un recuerdo.
Según un informe de PwC, el 45% de los CEOs creen que sus empresas no sobrevivirán los próximos 10 años sin cambios significativos. Esta cifra, que en 2023 era del 40%, subraya que no arriesgar ya no es una opción.
Quien no se atreva a innovar, está destinado a desaparecer.
Además, la presión sobre los CEOs es enorme. Los CEOs en España están siendo reemplazados más rápido que nunca, en parte por no adaptarse a contextos volátiles. Si antes un CEO duraba unos 8 años en esa posición, hoy la media ha caído a 5 años.
La inacción y la falta de decisiones arriesgadas están costando el puesto a muchos líderes.
El caso de Jeff Bezos y Amazon
Un líder que asumió riesgos y triunfó es Jeff Bezos, fundador de Amazon. En 2004, cuando Amazon apenas se consolidaba como una tienda en línea, Bezos decidió invertir miles de millones de dólares en Amazon Web Services (AWS), un servicio de computación en la nube. Para muchos era un desvío arriesgado, pues no tenía nada que ver con el comercio electrónico. Sin embargo, Bezos vio algo que los demás no. Hoy, AWS genera más del 70% de las ganancias operativas de Amazon y es líder en la computación en la nube, con clientes como Netflix, Unilever y Airbnb.
Esta decisión nos recuerda que los riesgos calculados, basados en una sólida visión de futuro, son clave en tiempos de incertidumbre.
Visión sin ejecución: el enemigo silencioso
Tener visión es fundamental, pero no es suficiente. Un líder que solo sueña con el futuro es tan peligroso como uno que vive en el pasado. La diferencia entre el éxito y el fracaso en tiempos de incertidumbre es la capacidad de convertir esa visión en decisiones estratégicas. Aunque arriesgado, esto debe alinearse con el futuro que se quiere construir.
Muchas empresas saben que deben cambiar, pero no saben cómo hacerlo. La parálisis por análisis es uno de los mayores enemigos de los CEOs. Según un estudio de Gartner, el 60% de los ejecutivos de empresas medianas y grandes sienten que están «congelados» en la toma de decisiones debido a la incertidumbre económica y tecnológica.
Equivocarse es un riesgo, pero el mayor riesgo ahora mismo es no hacer nada.
Decisiones arriesgadas en un contexto complejo
Miremos el contexto actual: social, tecnológico y medioambiental. A nivel social, las nuevas generaciones exigen un liderazgo ético y comprometido. Ya no basta con hacer buenos negocios, hay que hacerlos bien. Contar con una estructura y mecanismos que garanticen la sostenibilidad del negocio en el tiempo y el nuevo contexto es una demanda urgente que ya no puede esperar a una adaptación paulatina y distendida en el tiempo. A nivel tecnológico, las empresas están obligadas a transformarse continuamente para no ser devoradas por la competencia, que a menudo ni siquiera viene de su propio sector.
¿Qué significa esto para un CEO en 2024?
Significa que no puede permitirse el lujo de esperar a que las aguas se calmen, porque esas aguas nunca se calmarán. Los desafíos sociales y medioambientales son permanentes, y la transformación digital es una ola imparable. Quien no esté surfeando ya, será arrastrado.
En este contexto, las empresas que no inviertan estratégica y eficientemente en nuevas tecnologías y en la actualización de sus empleados se quedarán fuera. Los CEOs que no lideren el cambio quedarán atrás, y sus organizaciones con ellos.
El verdadero reto para un líder no es evitar el cambio, sino liderarlo, abrazarlo con todas sus consecuencias y aprovecharlo para generar una ventaja competitiva que los demás ni siquiera han considerado.
La valentía de liderar lo desconocido
Liderar es, en esencia, un acto de valentía. Pero liderar en tiempos de cambio es algo aún más profundo: es un acto de fe. Fe en que las decisiones que tomas, aunque arriesgadas, son las correctas para que tu organización siga creciendo. Fe en que, aunque los cambios sociales, tecnológicos y medioambientales parezcan incontrolables, puedes guiar a tu equipo hacia un futuro mejor.
Un líder valiente no es aquel que nunca duda, sino aquel que, a pesar de las dudas, avanza. Un líder que evoluciona a ser un líder disruptivo porque sabe que el futuro pertenece a aquellos que se atreven a liderar lo desconocido, a aquellos que ven en el riesgo no una amenaza, sino una oportunidad para construir una ventaja competitiva insuperable.
Así que, CEOs, la pregunta es: ¿estáis dispuestos a liderar el cambio, aunque aún no podáis ver con claridad lo que viene después?
Referencias
- PwC. (2024). Global CEO Survey.
- Gartner. (2024). The State of Decision Making in Enterprise Organizations.
- Fuente: EY CEO Outlook Pulse Survey
Vía: Canal CEO