La principal barrera a la que se enfrenta cualquier líder de la empresa es la resistencia al cambio, incluso en ocasiones, en algunos de sus líderes y mandos intermedios. Un obstáculo más a superar en la creación de la cultura innovadora.
La necesidad imperiosa de incrementar la agilidad en la operativa de las organizaciones es uno de los temas que está en la estrategia de cualquier organización que quiera seguir creciendo en la actualidad.
Junto a esa necesidad de agilidad operativa se encuentra otro tema que adquiere la misma relevancia estratégica: incorporar la innovación para ser competitivo en un contexto de fluctuaciones y disrupciones constantes.
El desafío de los CEO’s es alcanzar que ambas necesidades se instalen simultáneamente en la organización de forma permanente, es decir, sean parte de una cultura, una cultura innovadora.
Una cultura innovadora es una cultura donde el equipo humano es el motor de la transformación y es el motor del crecimiento. El equipo humano tiene los mecanismos integrados en su forma de pensar y actuar para ser hábiles ante las turbulencias que el entorno empresarial, social y tecnológico les plantea. Además, son capaces de captar las oportunidades y adelantarse a su competencia innovando constantemente.
Esta intención estratégica se hará realidad con el principal activo de la compañía, el talento de su equipo humano. La construcción de ese nuevo modelo de gestión que requerirá una nueva cultura innovadora es el gran reto al que se enfrentan los líderes.
La cultura innovadora conlleva modificar e incorporar nuevos hábitos en el comportamiento de las personas, en la forma de relacionarse y de actuar. La renovación de hábitos personales es compleja y difícil para los profesionales, necesita de una nueva forma de pensar. Si transformo el pensamiento, transformo el comportamiento.
La principal barrera a la que se enfrenta cualquier líder de la empresa es la resistencia al cambio, incluso en ocasiones, en algunos de sus líderes y mandos intermedios. Un obstáculo más a superar en la creación de la cultura innovadora.
El gran reto, entonces, es lograr que el equipo humano entienda y comprenda que la transformación es una necesidad para que la empresa siga activa en el mercado. El contexto en el que desarrollan su actividad profesional es diferente, ya nada es como lo conocían, todo cambia sin parar. La forma de vender, la manera de exponer los beneficios de los productos o servicios, la omnicanalidad para relacionarse con clientes, colaboradores, equipo, entre otros cambios que han afectado a la operativa de la empresa.
Los profesionales son los que han de comprender que las operativas del día a día han de evolucionar para ofrecer lo que el cliente necesita, y adelantarse a sus necesidades para seguir siendo competitivos. A la vez que hay que comprender circunstancias externas que se mueven sin cesar, que varían a velocidad de relámpago y que seguirán variando en el futuro.
Movilizar el talento es lograr que las personas entiendan y comprendan que el cambio es la nueva normalidad en cualquier empresa que quiera crecer en el siglo XXI.
Movilizar el talento es inspirar a las personas para que entiendan y comprendan que han de evolucionar constantemente para que la empresa pueda seguir el ritmo del mercado sin ser expulsado.
Pero no podemos obviar que las exigencias, motivaciones y creencias de las personas del equipo humano son variopintas en función de múltiples factores: personalidad, trayectoria profesional, ambición, motivación intrínseca, momento vital, alineación con el propósito y valores de la empresa, generación, etc.
Ante tanta complejidad de rediseño y reinvención, la individualidad no es la solución, por eso todas y cada una de las personas de la organización son relevantes. Es vital lograr que participen aportando su talento, conocimiento y experiencia, y juntos redefinan el proceso. Es vital movilizarlas hacia esa nueva forma de trabajar.
La cultura organizativa siempre ha sido un elemento importante en una empresa, pero ahora es imprescindible. Lograr la excelencia operativa y la innovación no es factible sin una cultura innovadora.
Una cultura innovadora es crear un contexto en el que todas las personas se sientan incluidas, alineadas con el propósito y valores, crean en la necesidad de evolucionar constantemente y existan dinámicas de trabajo que faciliten y promuevan integrarlo en el ADN de las personas.
Una cultura innovadora es crear un equipo humano que aporta su talento a los desafíos a los que la compañía se enfrenta en cada momento. Profesionales que se sienten parte activa para construir de forma colectiva el futuro de la empresa.
Una cultura innovadora es la clave. Para crearla se necesita movilizar a todas las personas: despertando talentos dormidos, aflorando talentos ocultos, reconociendo talentos. Crear un contexto que mantenga el talento de cada una de las personas en desarrollo continuo sin estrés. Y a su vez, fomentando la cocreación para lograr resultados ingeniosos, extraordinarios e innovadores.
Las empresas que alcancen un equipo humano que se mueve con agilidad en la incertidumbre, trabaje con la inteligencia colectiva, cocree y sientan que están aportando su talento para un propósito que comparten serán las empresas que tendrán una ventaja competitiva difícil de copiar.
Vía: Especial Directivos