Imagina que tienes un campo de varias hectáreas para cultivar.
Imagina que quieres llenarlo de hermosos y productivos cerezos.
Ya puedes sentirlo.
Te ves a ti mismo/a paseando entre ellos disfrutando de un suave y delicioso olor a primavera.
De vez en cuando, saboreas una dulce y jugosa cereza y tienes que limpiar el rojo jugo que ha manchado tu boca al morder el fruto y brotar el generoso zumo que contenía en su interior.
Tu campo, aún yermo, espera ansioso que te pongas a trabajar en él. Tú esperas, aún con más ansia, a deleitarte con los resultados.
Y entonces, cometes un error.
Un error que diluirá la esponjosa visión con la que ibas a crear un rincón del mundo mejor.
Aunque suene muy extraño, tras sembrar las semillas, decides regar el campo con agua salada.
Piensas, si a las algas del mar les va tan bien… por algo será…
Y este se convierte en el principio del fin de un sueño con grandes aspiraciones y esperanzas.
Así es esta historia.
Puede que te parezca ridícula, pero tiene mucho que ver con el problema que actualmente están encontrando muchas, muchas empresas, a la hora de encontrar talento.
Si aún no te has visto ante la situación de tener que dar con talento que parece no existir, es probable que tarde o temprano te des de bruces con ella.
Una de las cosas más llamativas de este problema es que, mientras las empresas están presentando grandes demandas de talento para las que no dan con su oferta, existe una alta tasa de desempleo.
La paradoja está servida.
El talento existe. Pero oferta y demanda no logran encontrarse.
Mira si no:
Ocho de cada diez empresas (el 80%) reconocen tener dificultades para encontrar a los trabajadores que buscan. La mayoría de las vacantes (70%) se encuentra en PYMES y en empresas de menos de 200 trabajadores. La falta de mano de obra es mayor entre los empleos cualificados (53,3 %) y los altamente cualificados (52,8%).
Fuente: RRHHDigital
Mientras tanto, el número total de parados en España es, según la EPA del INE, de 3.023.899 personas en el trimestre 4 de 2022. Lo que representa una tasa de paro del 12,87%.
Como ves, algo no cuadra…
¿Qué está pasando?
¿Y qué tiene que ver en todo esto pretender cultivar cerezos regando con agua salada?
Lo vas a ver enseguida.
Si quieres cerezos, riega con agua dulce
Cuando hablo con directivos o profesionales que me cuentan acerca de los problemas que están teniendo a la hora de dar con talento para sus empresas, la primera barrera que encuentro es:
Buscan el talento pensando en cómo pensaban ellos cuando estaban en la situación o momento profesional en que ahora están las personas a las que buscan.
He escuchado, por ejemplo, a un director general decir: “tenemos proyectos interesantes y nadie quiere asumirlos. En mi época nos matábamos por hacerlos”.
Y esa es la cuestión:
“Tu época” era otro entorno, otras circunstancias y otro momento.
El agua salada buena para las algas, no lo es para un cerezo.
Lo que a ti te sirvió, en el nuevo contexto, no tiene sentido.
Lo que alimentaba el desarrollo profesional de unos, en el pasado, desarticula el desarrollo profesional de otros en el presente.
Superar esta barrera implica buscar al profesional externo mostrando que llevas en la mano una oferta de retos internos.
Y hacerlo ¡ahora!.
Abandonar el pasado es una urgencia si quieres vivir en el presente y futuro.
Es imprescindible pensar en qué momento estamos. Cuáles son las circunstancias sociales, políticas o personales. Cuál es el momento de progreso.
Seamos honestos, aunque eso nos complique a veces las cosas: nada es como antes, 5 años atrás, y no volverá a serlo.
Estamos en cambio, en evolución y plena transformación a todos los niveles, viviendo una situación única y en la que existen múltiples oportunidades siempre y cuando no te aferres al pasado.
Siempre y cuando te subas a la transformación y seas parte activa de ella.
Ya no se pueden buscar ni ofrecer posiciones en las empresas como se hacía antes.
Los cambios que la evolución del progreso tecnológico nos aporta impactan directamente en cómo son nuestros jóvenes o las personas que están activas en el Mundo laboral.
El mundo ha cambiado, las personas han cambiado.
¿Qué necesitan ahora estas personas? ¿Qué están buscando que puedas ofrecerles?
Si quieres cerezos debes regarlos con el agua apropiada que pueda hacerlos crecer y permitirles dar frutos. Es decir, agua que ellos quieren.
Convierte tu empresa en un imán para el talento
Lo primero que hay que entender es:
¿Qué es lo que nos piden?
¿Qué es lo que quieren?
¿Qué es lo que buscan?
No podemos ofrecer una posición de trabajo de la misma manera en que se ofrecía cuando nosotros éramos los candidatos.
Ante el rechazo que estas ofertas “anticuadas” y obsoletas experimentan, suele producirse una queja bastante habitual por parte de quienes deben encontrar al candidato ideal:
“Los jóvenes o profesionales no se comprometen, no se implican o no quieren desvivirse por un proyecto”.
Si bien en cierta manera puede ser cierto, no necesariamente lo es.
Miremos un poco hacia dentro:
¿Cómo estamos ofreciendo esa posición de trabajo?
¿Qué le estamos ofreciendo a cambio a esa persona?
¿Qué le estamos exigiendo?
Y sé que fácilmente saltará el resorte financiero que siempre tenemos a punto (y que tiene parte de razón, no vamos a negarlo).
No siempre podemos ofrecer una contraprestación económica que supere a la oferta de mercado.
Verdad. Pero también sabemos que el salario no es suficiente, existen muchas más variables a considerar.
Precisamente, los últimos informes hablan de esa necesidad de las personas, hoy, de que las empresas en las que trabajan puedan aportarles más allá de un salario monetario.
El informe de Forética 2022, por ejemplo, refleja que para un 64,5% de los participantes de su estudio, debe ser totalmente prioritario un comportamiento responsable ante la sociedad y el medio ambiente. Para el 90% de la muestra, este comportamiento responsable era, si no prioritario, al menos, importante.
Las mismas personas lo están diciendo. Piensa que este estudio se hizo a una muestra de 31.000 personas.
¿Cómo hacer, entonces, que una posición sea atractiva?
Esta es la clave:
Existe algo más relevante que el salario económico y emocional: Hacer que los profesionales se enamoren del proyecto en el que se van a introducir.
Cómo enamorar al talento
En Kainova tenemos un sistema que enamora.
Quizás por ser un “sistema” hemos perdido un poco el romanticismo por el camino, porque aquí no hay magia ni conexiones cósmicas… pero es efectivo si lo que quieres es un enamoramiento sólido y duradero.
Si te interesa conocer esta forma de atraer y enamorar al talento, sigue leyendo.
Creo que estarás de acuerdo conmigo en que un enamoramiento sano y duradero se da cuando la persona se siente querida, respetada, escuchada. Cuando siente que puede ser ella misma y eso le permite crecer y llegar a nuevos puertos. Cuando siente que existe una conexión y que todo esto lo vive desde la alegría y pasión.
Nuestro sistema, el modelo de empresa líquida, nos permite articular una estructura organizacional que busca replicar esa situación idílica, porque en ella, cada persona está en el lugar que mayor valor le permite aportar dentro de la organización, en el momento en que sea necesario.
Por tanto, cada persona conecta con un propósito y/o objetivo a través de su talento, de ella misma. Y crece, y se descubre desde ahí a través de nuevos retos con los que aporta valor al resto.
Disfruta aportando desde ese espacio con el que cuenta.
Para llegar a este punto, el modelo tiene integrado que las personas tienen un valor y una trayectoria profesional que no tiene por qué ser lineal, ni tiene por qué estar dentro de un área determinada.
Esto posibilita, a lo largo del tiempo y del progreso profesional de cada persona, ofrecer la oportunidad a cualquiera de crecer. Y que lo haga en aquello en que realmente su talento ofrece su máximo valor.
¿Y por qué hacemos esto?
El principal motivo es porque una persona que está donde realmente quiere estar va a dar de sí lo mejor que tiene. No vas a tener que pedirle absolutamente nada. Te va a dar lo mejor que tiene porque quiere crecer y porque está disfrutando de su actividad profesional.
Se trata de entender que ese beneficio para la persona supone el máximo beneficio que la organización, como negocio y como colectivo de personas, podrá disfrutar.
Es comprender que jugamos con una carta que representa, al mismo tiempo, el summum del egoísmo y el summum de la generosidad, por parte del individuo y por parte de la organización.
Ambos aportan el máximo, ambos reciben el máximo.
Es desde ahí que todos obtenemos el máximo beneficio.
Ofrecer y comprometernos, desde las empresas, con esa evolución no lineal del talento, es necesario también porque el futuro es impredecible.
Un futuro impredecible requiere de organizaciones flexibles que puedan (y sepan) adaptarse ágilmente a las circunstancias.
Los profesionales que están en este modelo de empresa lo saben y son parte activa de esa transformación constante. Porque quieren serlo y porque la estructura en la que están les permite e impulsa a serlo.
Buscan oportunidades donde otros ven problemas y generan fricción.
Entendida la teoría, ¡Nos ponemos manos a la obra!
¿Como se buscan profesionales desde la empresa líquida?
Partimos de una idea muy clara: los cerezos se riegan con agua dulce.
Se trata de ofrecer un proyecto de futuro, con una visión de futuro, con un propósito a lograr.
Esto, por si sólo, podría ser la oferta que muchas empresas están haciendo ya a sus candidatos.
La diferencia en el caso de la empresa líquida es que esto se da dentro de un sistema, una estructura, cuya forma de trabajar permite al candidato visionar su proyección y espacio real para que su talento se desarrolle.
En definitiva, la empresa líquida ofrece un proyecto que le enamora.
Pero una cosa, no se trata sólo de “palabras”. Ya sabemos que se las lleva el viento…
El equipo humano de la empresa líquida muestra al exterior esa pasión que siente por su proyecto. Transmite ese enamoramiento. No es solo “palabrería” vacua.
También, para poder garantizar que el enamoramiento no va a transformarse en una gran sensación de engaño cuando la persona entre a formar parte del equipo, la empresa líquida cuenta con líderes disruptivos.
Líderes que comprenden el hoy y el mañana, que tienen una visión más allá de cumplir con sus objetivos.
Han sido entrenados para eso y para ser entrenadores, a su vez, de sus equipos.
Como ves, hay un sistema que sostiene el enamoramiento en el tiempo y lo transforma constantemente en resultados.
Estos líderes, son líderes con visión a corto, medio y largo plazo capaces de inspirar con ella a las personas con las que trabajan, capaces de desarrollar su talento y lograr que esas personas sean impulsoras para lograr esa visión.
Líderes en el sentido en que hablaba Peter Drucker:
“La excelencia de un líder se mide por la capacidad de transformar los problemas en oportunidades”.
Las empresas que comprendan el momento en el que estamos, comprendan el futuro y enamoren a sus profesionales serán imanes para atraer talento.
Si a una persona le gusta su profesión y encuentra en la empresa un contexto que le permite y le favorece progresar constantemente, difícilmente se va a marchar.
Las personas, los profesionales, se marchan por dos posibles causas:
- porque no tienen el reconocimiento tanto económico como emocional por el valor que aportan en el desempeño de su trabajo
- o bien porque se sienten infrautilizados y necesitan desarrollarse.
Un profesional, cuando tienen un contexto en el que puede crecer y además tiene el reconocimiento en forma de salario económico y emocional, difícilmente va a ir a buscar otro lugar donde desarrollar su actividad profesional.
Ofrecer dinero es, podríamos decir, fácil.
Ofrecer el contexto en el que la persona siente que sus aportaciones son genuinas, tienen valor y son valoradas, y además recibe el apoyo para seguir desarrollándose y aportando, no.
¿Cuánta energía estará dispuesta a gastar una persona para dar con una oferta nueva que supere esta? ¿Y cómo de dispuesta estará a arriesgarse a perder esto y equivocarse con la nueva oferta?
La oferta y la demanda se ponen de acuerdo
Te cuento un último punto que necesitas saber para enamorar a los profesionales y mantener la chispa encendida:
Que un profesional quiera incorporarse a la empresa significa que ambos, profesional y organización, han llegado a un acuerdo en el que comparten un proyecto común, unos objetivos comunes y que ambos van a trabajar en esa línea.
En este sentido, uno de los aspectos clave de la empresa líquida es que la comunicación es transparente.
Así, la información de lo que está sucediendo en la organización, las dificultades o los retos, se comparten en todas las direcciones.
Y así, el acuerdo al que se llegó en un principio y por el que profesional y empresa comparten proyecto y objetivos, se sostiene en el tiempo.
A nivel táctico, esto implica que en la empresa líquida se involucra a todas las personas, a todos los profesionales. Y se busca que puedan participar de las decisiones, que sean autosuficientes y puedan buscar su propio desarrollo, aportando ideas y soluciones.
