Con el paradigma del siglo XX, las empresas tenían una esperanza de supervivencia de 7,5 años. Hoy, superado el primer cuarto del siglo XXI, con un entorno de cambio acelerado y altamente digitalizado, las empresas se enfrentan a la necesidad de una evolución continua. Es el momento de repensar las claves del liderazgo.
El contexto profesional ha cambiado radicalmente. Si ponemos la mirada en unos cuantos años atrás y volvemos a hoy, nos damos cuenta de que convivir con la incertidumbre y el cambio constante se ha convertido en la normalidad con la que hay que lidiar y la normalidad en la que liderar.
Esta situación nos revela que estamos construyendo empresas y aprendiendo con un mapa repleto de imprevistos y desafíos. Una situación que nos advierte que hemos de pensar y repensar cómo está funcionando la empresa en todas sus dimensiones.
Hasta hace pocos años se trabajaba con una mentalidad construida a lo largo de un siglo XX en el que los cambios se producían paulatinamente, lo que permitía a las empresas arrastrar inercias, con aprendizajes que se iban incorporando – cada empresa a su ritmo – y con un futuro más o menos predecible. Pero todo se ha acelerado, obligando a las empresas a adaptarse a una era de incertidumbre y cambio constante. A diferencia del pasado, donde los cambios eran más predecibles, hoy las empresas deben enfrentar un entorno hipercomplejo y en evolución continua, marcado por transformaciones climáticas, políticas, económicas y sociales, así como por un rápido progreso tecnológico.
En cualquier caso, lo que las circunstancias nos están diciendo es que tenemos que aprender a convivir y a gestionar la vida y las empresas en un entorno absolutamente diferente a lo conocido, incierto y en constante evolución. Es la tónica en el presente y en el futuro.
En nuestra capacidad de adaptación y proactividad ante las circunstancias, previstas o imprevistas, estará la diferencia entre sobrevivir y seguir en la cresta de la ola o sufrir al intentar subsistir en el mercado, mientras se juega con una alta probabilidad de sucumbir.
En España, la vida media para las empresas que nacen es de 7,84 años (1). Sin embargo, según el índice S&P 500, la vida media de las empresas en el siglo pasado era de 67 años. Un dato que nos alerta de la dificultad de mantener un crecimiento sostenible en este contexto hipercomplejo.
Estamos en un entorno con múltiples cambios simultáneos, cada vez más profundos, reales y vigentes: a nivel climático, político, económico y social. Todo esto se ve acelerado por el progreso tecnológico, que va a velocidad de relámpago y está transformando industrias, profesiones, rompiendo paradigmas y pidiendo a gritos nuevas estructuras organizativas que sostengan el dinamismo del progreso tecnológico y la evolución máxima del talento.
Este nuevo panorama exige que las empresas reevalúen sus estructuras y enfoques, y que los líderes adopten un estilo de liderazgo disruptivo. Este estilo de liderazgo es crucial para transformar los equipos y promover una cultura de innovación y flexibilidad. Los líderes disruptivos deben ser capaces de entrenar y desarrollar el talento de sus equipos, fomentar una comunicación poderosa y efectiva, y equilibrar la exploración de nuevas oportunidades con la explotación de los recursos existentes.
Toca pensar diferente y apretar el acelerador del principal activo de la empresa, las personas. Nos guste o no, el futuro automatizará y robotizará muchas profesiones actuales, creando otras y poniendo en valor el talento del ser humano.
Todo paso al frente requiere de liderazgo. Si, además, las circunstancias son adversas por inciertas, imprevisibles y nuevas, la dosis de liderazgo requerida se eleva. El nuevo entorno demanda contar con líderes que comprendan la situación de hoy y se enfoquen en cómo construir el modelo de empresa del futuro: la empresa líquida; líderes conscientes de la velocidad de los cambios y de su labor a la hora de ayudar a transformar los equipos hacia una cultura de innovación con estructuras flexibles. Y todo ello contando con que el principal freno para adoptar la velocidad de progreso en las empresas son las personas, pues no está en su naturaleza el cambiar de hábitos de forma abrupta. La realidad es que el ser humano, a pesar de no poder escapar de su contexto cambiante e incierto, persigue incansable, desde su cerebro más primitivo, estabilidad y seguridad.
Sin embargo, este contexto demanda que las personas incorporen el hábito de estar permanentemente fuera de la zona de confort, aprendiendo, creando e innovando. Una forma de trabajar que es estrictamente necesaria porque los mercados cada vez se desestabilizan más rápidamente. Igual que cambian velozmente los intereses de una demanda abrumada por la aparición constante de nuevas opciones o el cambio climático comporta reveses pandémicos que afectan negativamente a la cadena de suministro. Son solo algunos ejemplos conocidos. Los nuevos, están solo a la vuelta de la esquina.
El estilo de liderazgo evoluciona para dar respuesta a esta realidad con un modelo que articula los requerimientos que trae consigo el nuevo paradigma, el liderazgo disruptivo, que combina su capacidad para convertir al equipo humano de la empresa en el motor capaz de superar cualquier reto que se presente para seguir avanzando, con su capacidad para detectar las oportunidades que las disrupciones tecnológicas o cambios del contexto ponen a su alcance.
Este estilo de liderazgo evoluciona las habilidades existentes para potenciar y elevar el talento a su máxima expresión, a la vez que incorpora nuevas habilidades que, hasta ahora, sólo eran necesarias en determinadas posiciones.
Las 5 habilidades que definen al Líder Disruptivo y que desarrollaremos en esta serie de artículos son:
- Comunicación poderosa®.
- Entrenar.
- Explorar.
- Innovar.
- Equilibrar la exploración con la explotación.
A continuación desarrollaremos los dos primeros.
La comunicación poderosa no solo debe ser eficaz, sino también inspiradora, positiva, constructiva, reflexiva y retadora, transformando los paradigmas y comportamientos de los equipos. Entrenar implica desarrollar el potencial de cada miembro del equipo, fomentar el pensamiento crítico y creativo, y crear un entorno donde el talento pueda brillar y contribuir al máximo.
Comunicación Poderosa®
La principal herramienta de un líder es su comunicación, es su vehículo para transmitir información, influenciar, persuadir e inspirar, es su herramienta vital en tiempos de cambios que generan incertidumbre y, en ocasiones, miedo a las personas del equipo.
La comunicación eficaz nos permite ser eficientes y productivos en las organizaciones, evitando malentendidos o interpretaciones erróneas fruto de una comunicación incorrectamente estructurada. En este contexto nuevo que se va configurando día a día una comunicación eficaz no es suficiente. Necesitamos, además:
- Una comunicación que invite constantemente a las personas a evolucionar y a aspirar a mejorar continuamente.
- Una comunicación que ayude a las personas a transformar sus paradigmas obsoletos sobre el trabajo hacia pensamientos donde avanzar, superarse, aprender y mejorar, sean hábitos del equipo humano:
- hábitos acordes a la necesidad de las empresas para asegurar su longevidad;
- hábitos deseados que se integren en la cultura, logrando así transitar hacia una cultura innovadora, en la que todas y cada una de las personas contribuya con su talento.
- Una comunicación que estimula e inspira a los demás a desarrollarse, a crecer, a mejorar, a potenciar su talento, es una comunicación que supera el requerimiento de ser eficiente y eleva su capacidad para convertirse en poderosa. Su poder se asienta en las cinco características que la definen. Una comunicación poderosa es una comunicación: positiva, constructiva, reflexiva, inspiradora y retadora.
Utilizando estas cinco características en la comunicación lograrás tener equipos invencibles. Cada una de las características juega un papel importante a la hora de inspirar y de lograr que su forma de pensar y entender su actividad profesional vaya amoldándose a aprender y a integrar que el estado natural en las organizaciones será un entorno de cambio constante.
La Comunicación Poderosa es una forma de comunicar que transforma pensamientos y, en consecuencia, comportamientos.
Entrenar
- El líder disruptivo asume como parte de su responsabilidad desarrollar al equipo, hacerlo crecer, evolucionar. Como entrenador, es y se siente responsable de entrenar a cada persona de su equipo para conducirla al máximo rendimiento de sus capacidades individuales, y combina talentos continuamente para alcanzar resultados extraordinarios.
- El líder disruptivo rompe dinámicas de trabajo obsoletas que limitan el potencial de las personas. El líder disruptivo es consciente de su nuevo rol y asume la función de acompañar, ayudar, inspirar, retar al equipo a desarrollarse, a despertar el talento dormido y a lograr una dinámica de trabajo entre ellos que potencie al máximo sus capacidades orientadas a mejorar e innovar.
- El líder disruptivo genera el contexto para que el talento brille. Instaura dinámicas de trabajo creativas donde fluyan las sinergias y se obtengan resultados co-creados por la inteligencia colectiva. Dinámicas de trabajo que sistematicen el aprendizaje continuo.
- El líder disruptivo moviliza a los equipos, los reta e inspira para que eleven sus capacidades al máximo. Busca que el talento se ponga en acción y lo entrena para que esta acción sea una constante en el día a día. Crea un contexto donde el talento se encuentre en su máxima ebullición.
Entrenar es transformar constantemente el potencial de las personas logrando que los profesionales desarrollen de forma natural, entre otras habilidades, el pensamiento crítico y creativo, claves para innovar, que puedan aportar valor y seguir el ritmo del progreso.
El líder disruptivo incorpora estas dos evoluciones de habilidades existentes, la comunicación poderosa y entrenar, y ambas contribuyen a facilitar a los profesionales el cambio de paradigma y a lograr una excelencia operativa de la empresa. Al mejorar la operativa se libera espacio para invertir en innovación.
En resumen, para sobrevivir y prosperar en el mercado actual, las empresas deben adaptarse rápidamente a los cambios y cultivar un liderazgo disruptivo que transforme y eleve el talento humano, asegurando así su longevidad y éxito en un mundo cada vez más impredecible.
En el siguiente artículo trataremos dos de las habilidades que el Líder Disruptivo incorpora como nuevas: Explorar e Innovar.
Nota: [1] Mortalidad y esperanza de vida de las empresas 2023 (avance), Consejería de economía, hacienda y empleo, España).
