Un artículo del Financial Times (1) sobre las dinámicas en las reuniones laborales resalta un dato sorprendente:
Los estudios demuestran que, en una reunión de seis, el 60% de las conversaciones las suelen acaparar sólo dos personas.
Añade también que existe una muy buena razón para hablar mucho en las reuniones: puede hacernos parecer más líderes.
La razón tras esto podría hallarse en la hipótesis del balbuceo del liderazgo, según la cual, la cantidad de tiempo dedicada al habla en una reunión se vincula directamente con la percepción de autoridad.
Sorprendentemente, este efecto parece no estar relacionado con la inteligencia o personalidad de los participantes, como señala un estudio comentado en el mismo artículo por la consultora Madeleine de Hauke.
Se produzca por el motivo que se produzca, lo que verdaderamente nos interesa como empresas que buscan sostener negocios rentables y competitivos, es:
Las consecuencias perjudiciales del monopolio de la conversación por parte de unos pocos implican mucho más que la obvia, y ya conocida por todos, pérdida de productividad.
En palabras del artículo: permitir que los charlatanes dominen una reunión tiene un precio, ya que obstaculiza la diversidad de pensamiento necesaria para fomentar la innovación.
Este efecto secundario era menos relevante en el pasado, cuando las organizaciones operaban en un entorno en el que funcionaba perfectamente el sistema de estructuras jerárquicas rígidas.
En ese contexto y bajo el paraguas de dicha estructura, las ideas y decisiones se cocinaban en niveles a los que no todas las personas de la organización podían acceder para sumar con su talento.
Sin embargo, el panorama ha cambiado drásticamente.
En el entorno actual, caracterizado por la fragilidad, la ansiedad, la no linealidad y la incomprensibilidad (entorno BANI), se requiere una multiplicidad de perspectivas para responder de manera efectiva a los desafíos.
Es un hecho que, en un contexto como este, cuanta más diversidad en cuanto a puntos de vista, conocimientos, experiencias y capacidades, más vamos a asegurar crear la respuesta óptima en el momento preciso.
Dicho de otro modo, cuanta más diversidad, más posibilidades de agilidad e innovación para fluir con éxito ante la incertidumbre y disrupción del entorno.
Sin embargo, todavía tenemos mucho trabajo por delante para lograr que las empresas y organizaciones sean ágiles, flexibles e innovadoras en la medida en que las circunstancias están poniendo en evidencia que es necesario.
¿Cómo lograrlo?
Una de las características que favorecería alcanzar este hito acelerando al máximo nuestra velocidad para alcanzarlo es esta que te proponemos hoy: Incrementar la Escucha.
Más allá de lo evidente, ¿qué ganamos las empresas cuando aprendemos a escuchar?
El comportamiento de los profesionales en las organizaciones todavía está muy arraigado al que se ha vivido con las estructuras jerárquicas.
Por ejemplo, todavía es complejo hablar libremente ante tu responsable, se sigue percibiendo que su autoridad limita las intervenciones, la capacidad para aportar, opinar, proponer o tener una opinión en dirección opuesta.
Por el contrario, cuando hay un responsable que escucha y quiere conocer la opinión de las personas, sean o no de su equipo, se encuentra con la barrera de no obtener esa información valiosa para ampliar sus perspectivas y considerar opciones que no se le han ocurrido.
Aclaremos algo esencial para que nuestras organizaciones avancen prósperamente en la nueva era:
Desarrollar la escucha es eliminar comportamientos instaurados.
Es comprender que necesitamos de todos para construir una nueva cultura organizativa que haga viable la agilidad, flexibilidad e innovación constante.
Es comprender que, aunque sea líder, no lo sé todo y necesito de la sabia de todos para tomar decisiones.
Es abandonar el ego por el bien común.
En lugar de estar ideando cómo rebatir un argumento o cómo responder a una pregunta, escucha.
Escuchar es dejar la incredulidad en suspenso.
Rick Rubin.
Esta cita nos invita a abrir la mente ante posibilidades que se nos escaparían si no prestamos la atención a quien expone.
Es, como muy bien dice, aparcar la incredulidad por un momento, pues quizás descubras algo que te haga reforzar una idea, alterarla ligeramente o cambiarla por completo.
Escuchar sin prejuicios es comprender qué te permite aprender y crecer.
Escuchar sin prejuicios es darte la oportunidad de aprender continuamente.
Y aquí, en este punto, aparece un elemento esencial de la cultura de las organizaciones del siglo XXI:
El aprendizaje continuo es la clave para INNOVAR.
Innovar para, como hemos dicho antes, fluir con éxito ante la incertidumbre y disrupción del entorno.
Escuchar para Innovar
Ya a nadie le cabe la menor duda, la capacidad de innovar se ha convertido en un factor crucial para el éxito.
Sin embargo, la innovación no surge de manera espontánea, sino que requiere un ambiente propicio y la participación activa de todos los miembros del equipo.
¿Cómo lograr esa participación activa?
Ante este reto, la escucha activa emerge como una herramienta fundamental. No solo promueve un ambiente inclusivo y de confianza, sino que también potencia la capacidad de cocrear y colaborar de manera efectiva.
Es así como logramos que la diversidad de pensamiento se convierta en un motor para la innovación, permitiendo la generación de soluciones creativas y disruptivas ante los desafíos empresariales.
La innovación necesita de la diversidad de pensamiento trabajando junta, logrando soluciones con la diversidad de perspectivas que se aúnan para encontrar esa solución diferente, ingeniosa e innovadora.
Sin escucha activa, imposible conseguirlo.
Existe un beneficio adicional:
Cocrear, como proceso colaborativo, se presenta como el antídoto frente a la tendencia de algunos individuos a monopolizar las conversaciones en las reuniones.
Al dejar de lado los egos individuales mediante la co-creación, se fomenta un ambiente donde la diversidad de pensamiento puede florecer.
En tu caso particular, observa si las reuniones las dominan una minoría que acapara el mayor tiempo de su duración. Si es así, aunque tengas un equipo humano diverso no conseguirás la diversidad de pensamiento que te llevará a la innovación.
Es el momento de fomentar la escucha activa.
Escucha y liderazgo
Para enfrentar los desafíos de la nueva era y avanzar hacia una cultura organizativa más ágil, flexible e innovadora, es tan fundamental desarrollar habilidades de escucha activa como eliminar las barreras que limitan la participación equitativa.
Esto implica directamente un cambio en la mentalidad y comportamiento de los líderes.
Porque eliminar las barreras que limitan la participación equitativa implica reconocer que el liderazgo no reside únicamente en hablar, sino en escuchar, comprender y valorar las contribuciones de todos los miembros del equipo, independientemente de su posición jerárquica.
Implica también, comprender que el liderazgo va más de escuchar que de hablar. En estos momentos todavía más, pues las decisiones son complejas y el terreno desconocido.
E implica reconocer que el riesgo de tomar decisiones tiene más que ver con observar, comprender, entender, compartir, analizar, asimilar y con ello crear ideas fruto de la diversidad de información que hayas acumulado.
Esa diversidad reducirá los riesgos y aportará el análisis de diversas soluciones que te abrirán oportunidades para escoger la más apropiada en este momento.
Tendrás en la recámara opciones evaluadas para rectificar a tiempo si esa no era la mejor.
Hablar menos y escuchar más.
En definitiva, abrazar la diversidad, y la escucha activa, como vehículo para innovar.
(1) Diario Expansión. Artículo: Es mejor mantenerse callado en las reuniones de trabajo.