A veces, los informes de las grandes consultoras nos dicen algunas cosas a medias.
No mienten, pero tampoco acaban de darnos las claves que, como CEO’s o directivos, más nos interesa tener.
Es lo que nos ha pasado con el dato del informe de KPMG 2022 CEO Outlook que dice:
Las compañías más resilientes son aquellas en las que los equipos están perfectamente conectados (por ejemplo, la función financiera conoce los proyectos del equipo de ESG).
¡Qué bueno y qué fácil! ¿no?
Para incrementar la resiliencia de mi compañía, – es decir, su capacidad para aceptar con flexibilidad el cambio de rutinas, tareas y roles, su disponibilidad a adaptarse y aprender lo que haga falta -, será suficiente con que los equipos se vayan informando, unos a otros, sobre los proyectos que están desarrollando.
Vamos a ver. No.
Si piensas que haciendo que los equipos informen sobre sus proyectos al resto de la compañía, va a incrementar la resiliencia de tu organización, te recomendamos que cojas una silla y te sientes a esperar.
Mejor que eso, preferimos contarte sobre la perspectiva de la empresa líquida desde la que vas a saber cómo lograr verdaderamente esa resiliencia necesaria y que, además, reportará para tu organización beneficios adicionales que se reflejen en la cuenta de resultados.
También te contamos sobre ellos.
¿Información o participación?
Que la información fluya en una organización es sano. Facilita la comunicación y la apertura a sinergias.
La cuestión es si el hecho de que la información fluya es suficiente para que nuestra empresa pueda seguir el ritmo desenfrenado de progreso y cambio en que estamos.
Y si es, por tanto, suficiente para adaptarnos al cambio de paradigma en el que nos encontramos.
La realidad es que el mero hecho de estar mejor conectados a un nivel informativo no hace que nuestro sistema de respuesta al entorno se vea reforzado de un modo sólido.
Estar informado no es suficiente.
Necesitamos encontrar nuevas fórmulas mediante las cuales la información se convierta en acción.
La acción genera movimiento.
Y el movimiento, bien dirigido, sí nos permite avanzar sin estrés al ritmo desbocado y frenético que define a nuestro entorno.
En la complejidad en la que nos movemos, donde existen desafíos constantes, diversos, no lineales y que afectan de forma distinta a la empresa, la información es fugaz.
Es fugaz porque lo es per se. Decía Peter Drucker:
…necesitamos profesionales con un conocimiento actualizado, porque la información, como bien sabes, se queda obsoleta con increíble rapidez.
Y la información es fugaz, también, por el contexto particular en que se encuentra cada persona.
En el día a día, cada profesional se centra es sus temas, sus urgencias, sus prioridades.
Aunque esté informado, fácilmente puede pasar que no preste la atención suficiente a esa información que le están compartiendo para integrarla en su actividad. O puede pasar que desvíe su foco de atención porque le asalte un nuevo desafío que enturbie su agenda descontrolándola.
En la empresa liquida consideramos que la resiliencia se incrementa cuando esa conexión entre equipos pasa de ser información compartida a participación entre equipos.
La información, en sí misma, no es garantía para fortalecer a los equipos, especialmente entre diferentes áreas y en momentos de cambios constantes.
La información puede ser interpretada de forma errónea o sesgada, o no comprendida. Perdiendo de este modo todo valor.
La mejor forma de comprender e integrar una información es trabajarla.
La mejor forma de conectar equipos es que cocreen juntos.
El papel de la inteligencia colectiva en el desarrollo de la resiliencia
En el escenario actual, alcanzar el grado de conexión entre equipos mediante el que éstos cocrean nuevas soluciones, tiene más peso del que pueda parecer.
Querer resolver problemas complejos en la actualidad desde la individualidad o desde la colectividad unidisciplinar es ineficiente.
Probablemente la vida útil de una solución producida de ese modo será muy corta, pues habrá múltiples factores que no se han considerado al no complementarse con la perspectiva de otras miradas, otras disciplinas u otros conocimientos complementarios.
Por eso, uno de los factores determinantes en la empresa líquida es trabajar con la inteligencia colectiva.
Al integrar la inteligencia colectiva en la forma de trabajar, de relacionarnos en la empresa, no solo se conoce los proyectos que se están trabajando en la empresa, sino que se participa en ellos.
Al participar, convertimos la información en acción, en movimiento.
En respuesta.
Mediante la integración de la inteligencia colectiva como una herramienta de trabajo habitual, las personas cocrean y enriquecen toda solución.
Porque cocrear es crear conjuntamente una solución, una idea, una mejora, discurriendo juntos perspectivas, miradas, pensamientos diversos que generen nuevos pensamientos, entendimiento y comprensión amplia para crear una solución innovadora.
Incluso si tienes la tentación de pensar que una persona que no tiene ni idea de un tema en particular no es válida para aportar en él… seguramente te vas a equivocar. Esa persona es otra mirada, otra experiencia. Y esa diversidad, en innovación de soluciones, es riqueza.
Por ejemplo, alguien que desconoce sobre un tema puede formular la pregunta magistral que desencadene una oleada de reflexiones hasta ese momento no realizada.
Cocrear es el modo en que conseguirás en un breve espacio de tiempo, o sea, de forma ágil, la solución con una vida útil de mayor recorrido.
Al cocrear ganas en tiempo y ganas en calidad de la solución.
Beneficios adicionales que se reflejan en la cuenta de resultados.
Trabajar con la inteligencia colectiva aporta un conocimiento transversal a las personas de los equipos:
- amplía su conocimiento de otras áreas
- aprenden otras temáticas y sus circunstancias
- y les amplia la mirada sobre la organización rompiendo silos y sesgos, por lo que ahora pueden comprender el valor que aportan a la organización.
También, cuando las personas cocrean en diversos proyectos, aprenden a relacionarse con diferentes perfiles, a comunicarse con personas cuyo expertise desconocen.
Todo ello va calando en los profesionales de manera que, poco a poco, van desarrollando nuevas habilidades y profundizando en otras.
Inevitablemente, estos aprendizajes y nuevas perspectivas se reflejarán en nuevas formas de trabajar, de conectar ideas, de apoyar otros proyectos y dejarse apoyar… La mejora en los procesos y soluciones es solo una consecuencia lógica de esta nueva cultura organizacional.
Y lo más deseado en la actualidad: a través de este modo de interacción, aportación y generación de valor, las personas adquieren la tan ansiada flexibilidad y agilidad de forma, casi, casi, natural.
Gracias a la instauración del uso cotidiano de la inteligencia colectiva en la cultura de la organización, la empresa cuenta con una garantía de que los profesionales están en una espiral de aprendizaje continuo.
Esto no es solo una de las características de la empresa líquida, es, sobre todo, un requerimiento en la actualidad de cualquier profesional para que su nivel de desempeño esté, en todo momento, a la altura de las necesidades de la empresa.
Así sí es como una empresa puede ser resiliente, si su equipo humano está cocreando soluciones con equipos multidisciplinares.
A la información incorporemos la participación.