Tiempo veloz, oportunidades perdidas. El dilema del CEO.

¿Y si tu compañía fuera esa a la que todas las demás quieren copiar? ¿Y si esto fuera tu estrategia estrella? Hablamos de estrategia, innovación y desafíos que nos permiten evolucionar como organización y sobrevivir en un contexto incierto.

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El tiempo pasa y los problemas no se resuelven.

El tiempo pasa y el contexto cada vez es más complejo.

El tiempo pasa y observamos cómo existen diferentes frentes que dificultan el avance de la compañía.

El tiempo pasa y no vislúmbranos una luz al final del camino que nos dé estabilidad.

El tiempo pasa y todo va cambiando a nuestro alrededor, en número y velocidad.

La literatura empresarial está llena de historias de esas con las que no puedes evitar ese leve toque en la frente con la palma de la mano mientras piensas para tus adentros “¡Menuda pifiada!”.

Una de esas historias la protagonizó en 2005 Chris DeWolve, el CEO de la desaparecida red social, MySpace.

Resulta que, en aquel momento, MarK Zuckerberg, le ofreció venderle la red social Facebook, actual Meta, por 75 millones de dólares, pero el CEO de MySpace declinó la oferta.

Cuando piensas en aquellos 75 millones de dólares frente a los 357.540 que valía en enero de 2023, te das cuenta de lo difícil que puede ser a veces llegar a ver lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Incluso para un CEO al frente de una compañía como MySpace, la web que dominó las redes sociales antes de la llegada de Facebook.

Verlo y comprenderlo.

Y tomar decisiones de elevado riesgo al respecto.

A toro pasado, las cosas se ven muy claras. Lo difícil es cuando nos enfrentamos a la complejidad de lo desconocido, lo incierto y lo novedoso.

Justo la situación en la que vivimos actualmente.

Una situación que nos abruma por su complejidad. Porque cada nuevo elemento que se está desarrollando y vamos integrando en nuestras vidas – la inteligencia artificial generativa, los gemelos digitales, la computación cuántica… – nos cambia las coordenadas con las que tomar la decisión de cuál será el próximo paso

Un paso que determinará el lugar en el que estaremos en el futuro.

No es una situación nada fácil. Sobre todo, cuando recae sobre ti la responsabilidad de tomar decisiones frente a ese futuro indefinido y, además, cambiante.

No es fácil. Pero tampoco imposible si aceptamos que es el momento de mirarnos a nosotros mismos y cuestionarnos.

Mirar hacia adentro para ver lo que estamos haciendo. Ver lo que tenemos que nos permite avanzar en el nuevo contexto y ver lo que representa los vestigios de una forma de hacer que ya no tiene sentido en el nuevo paradigma.

Y desde la aceptación de que es necesario evolucionar, apalancar nuestros esfuerzos, ahora más que nunca, en dos elementos que nos darán el impulso y crecimiento necesarios para sostener nuestra organización en el nuevo mundo:

La Estrategia y la Innovación.

Estrategia y audacia

Las empresas, sus directivos y equipos están, todavía, acostumbrados a trabajar con predicciones, con planes predefinidos y con modelos comprobados y verificados.

Uno de los vestigios de los que debemos deshacernos es la tendencia que tenemos a adoptar ideas de otros. Personas que en algún momento se cuestionaron una forma de hacer, un servicio que dar, una forma de mirar… buscaron una forma alternativa y generaron un cambio que probaron y perfeccionaron hasta que funcionó a pleno rendimiento.

Adoptar ideas de otros cuando vivimos en un tiempo que no es predecible ni lineal, es como estar sacando la ropa de verano en pleno invierno.  La temporada de calor ya pasó y lo que era buena idea hace unos meses, pierde el sentido ahora. Has llegado tarde.

Ese es el tema, precisamente. El tiempo pasa. Un tiempo que nos indica que es hora de ser valientes y reconocer que estamos en movimiento.

Un movimiento constante, impredecible y no lineal.

Un movimiento veloz.

Para los CEO, la situación, hoy, implica el dilema de lidiar entre hacer sobrevivir el negocio o tener una estrategia a largo plazo sin saber qué es lo que le depara el destino.

¿Dónde poner el foco y la energía? ¿Aquí o allí? Y sabiendo, además, que las decisiones de hoy afectarán al mañana.

Una cosa está clara. Poner el foco en sobrevivir es reaccionar ante cada imprevisto sin una estrategia clara. Puede que sobrevivas hoy, pero también puedes estar comprometiendo el futuro de la empresa.

Por otro lado, poner el foco en una estrategia a medio y largo plazo, sin vislumbrar un futuro que no es posible definir, es un riesgo para el hoy.

Afortunadamente, existe luz al final del túnel.

Puedes lograr construir una organización resiliente que aprenda a capear los desafíos y buscar las oportunidades.

Equilibrar ambos es la estrategia y es la solución en el nuevo contexto.

Una estrategia y una solución que exige la capacidad para emprender acciones poco comunes sin temer las dificultades o el riesgo que implican. En una palabra: audacia.

Nos guste más o menos, la evidencia es que vivimos en un mundo hecho a la medida de los audaces.

Junto al vértigo que la incertidumbre comporta, existen también las grandes oportunidades para los audaces que se atreven a construir un futuro sin necesidad de copiar y replicar lo que otros ya hicieron.

Observar lo que nadie más ha observado, o observarlo desde un ángulo nuevo para el que mi organización podrá generar la respuesta que nadie más ha creado o, siquiera, vislumbrado.

Por eso gran parte de la estrategia consiste en desaprender la forma en que hacíamos las cosas hasta ahora, dejar de adoptar las ideas de otros, y aprender a ver para capear los desafíos y buscar las oportunidades. Y gran parte de la estrategia consiste en desarrollar la audacia que nos permita hacerlo.

Se trata de trabajar creando oportunidades, tomando decisiones arriesgadas y siendo audaces en su evaluación rápida para determinar los avances y adaptación en función de cómo se esté moviendo el contexto.

Es un proceso de baile con los desafíos donde cada movimiento te hace prosperar a medio y largo plazo.

Es un proceso que implica, además transformar el viejo hábito de adoptar ideas de otros en el nuevo hábito de innovar.

Bailar con los desafíos es evolucionar con una mirada de innovación.

Deshacernos de lo que inventaron otros en otro contexto que no puede ser el mío porque el cambio es constante y veloz, y crear lo nuevo.

¿Cómo? Desde la innovación.

Crear y construir en lugar de replicar.

Construir las oportunidades innovando.

Oportunidades que permitirán la supervivencia del negocio.

Para llegar a generarlas, es necesario pasar por un paso previo: en una empresa existen miles de pequeñas mejoras que se pueden hacer y conseguir. Es a través de ellas que se crea el nivel de eficiencia excelente capaz de facilitar la supervivencia de la empresa.

Y a mayor eficiencia, dos beneficios: menor coste y mayor disponibilidad de tiempo para innovar.

Por eso en nuestros programas nos enfocamos en entrenar a los líderes para que ellos sean capaces de mejorar la eficiencia de sus equipos, a la vez que los entrenamos para ser visionarios e innovadores. Es así como generamos el contexto que permite crear oportunidades.

Cuando estas empresas logran una media de un incremento de productividad de 160 horas/trabajador al año, no sólo están mejorando su eficiencia y productividad. De repente, disponen de todo ese tiempo para innovar y, además, cuentan con la mentalidad y herramientas para hacerlo.

De eso se trata, de construir, simultáneamente, oportunidades y un sistema de innovación continua.

En ese sistema de innovación continua, y, por tanto, de mejora continua, cada paso que se avanza es una forma de incorporar habilidades, a toda la organización, que hasta ahora solo eran residuales en algunas posiciones de la empresa, como puede ser el pensamiento crítico y creativo.

Esta incorporación paulatina de habilidades es más poderosa e implica para la organización mucho más de lo que a simple vista pudiera parecer. Porque la incorporación de habilidades, paulatinamente, es en sí una evolución en el mindset del equipo humano hacia una forma de trabajar diferente.

Hablamos, por tanto, de la construcción de una cultura corporativa en la que la innovación tiene que entenderse como la fórmula de crecimiento sostenible.

Construir las oportunidades innovando necesita de la construcción de un equipo humano que lo haga viable.

Esto, para la innovación, y por tanto para la sostenibilidad y crecimiento de la empresa, es vital.

Porque la innovación se desata cuando la cultura corporativa invita a estar en continua búsqueda de oportunidades y permite los espacios para que se experimente y se aprenda de forma sistemática.

Es momento de cambiar las tornas.

Como expresa Enrique Dans, profesor de innovación en IE Business School:

La innovación es lo que hace que tu compañía sea esa a la que todas las demás quieren copiar: eso especial que haces – cultura, proceso o estado mental – que permite que las cosas salgan diferentes.”

Dejar atrás el hábito de copiar y convertirnos en la empresa que todos desean copiar.

Esa es la estrategia y la garantía de permanencia.

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