En el mundo de las empresas, las historias sobre innovación a veces vienen con final feliz, y otras no.
Esta que voy a contarte, es la historia real de una empresa que, aunque demostró ser ágil, flexible e innovadora, tuvo que aceptar que su apuesta por la innovación no le saliera como esperaba, cerrar el chiringuito, y buscarse la vida de otro modo.
No, no es que me haya vuelto loca y que, donde siempre he defendido que innovar es imprescindible para avanzar y crecer, ahora vaya a decir lo contrario.
Lo que quiero con este caso concreto es matizar la importancia de la estrategia detrás de la decisión de innovar, y por tanto la importancia de tener muy claro el “de dónde venimos”, “a dónde vamos”, “cuándo” y “cómo”.
En el año 2016, esta pequeña empresa, dedicada a la enseñanza de idiomas con un método propio que grandes corporaciones le habían comprado, decidió diversificar su oferta.
El mercado era cada vez más competitivo y las grandes compañías estaban absorbiendo cada vez más cuota de mercado, lo que complicaba mucho las cosas a una empresa aún no consolidada.
Presionados por esta fuerte competencia, la CEO de esta empresa, una mujer de elevadísima creatividad, iniciativa e ímpetu, decidió abrir dos líneas de negocio adicionales que nada tenían que ver con el sector de la formación.
Sin entrar en detalles del grado de creatividad e innovación de ambas líneas, que os aseguro no estaba nada mal, el problema en todo momento fue que se erró en el momento y grado de innovación.
Aunque nunca se desatendió el negocio principal, sí se perdió el foco en sus necesidades de innovación y crecimiento, por lo que en aproximadamente un año, se vieron forzados a cerrar.
¿Era necesario innovar? Sí
¿Era necesario ser flexibles y ágiles? Sí
¿Se supo hacer? No
Ese es el tema del que te quiero hablar hoy.
La innovación, agilidad y flexibilidad que siempre defiendo, son ante todo, una cuestión estratégica que como CEO o directivo/a debes saber manejar al detalle.
La mirada estratégica
Vivimos cada día un contexto incierto, volátil e inseguro.
Responder a él a tiempo y óptimamente, exige a las empresas esa innovación, flexibilidad y agilidad de las que tanto hablamos.
El modelo de empresa líquida es el modelo por el que se articula eficientemente esa respuesta exigida.
Así pues, una mirada estratégica que impulse nuestros negocios en este contexto, consiste en:
- Poner el foco en esa transformación de la organización que la convierta en una empresa líquida, y
- Realizar esta transformación a la máxima velocidad posible.
El punto de partida
Todos lo hemos oído alguna vez: “un viaje de mil leguas comienza con el primer paso”, afirmación atribuida a Lao Tse que me da pie a hablarte en este punto, de un importante referente americano en el mundo de la estrategia y los negocios: Jay Abraham.
Antes de poder definir tu propia estrategia, es importante que comprendas bien dos conceptos que este empresario y mentor explica con gran claridad: Maximizar y Multiplicar.
Tanto maximizar como multiplicar, son dos mecanismos que permiten, a una empresa que esté funcionando, generar dinero, ingresos.
Para Jay Abraham, se trata en primera instancia de tener muy claro lo que ya funciona, revisarlo y mejorarlo. Es lo que llama “maximizar”.
Pequeños cambios, poco riesgo, baja inversión. Esto supone un incremento del rendimiento total de cada proceso y lograr “un suelo firme por el que moverte y dar el salto a la siguiente fase”.
Una vez sabes que ya estás maximizando, sería el momento de “multiplicar”, o lo que es lo mismo, innovar.
Porque innovar implica mayor riesgo e inseguridad.
¿Recuerdas la historia que te he contado antes?
Quizás si la CEO protagonista hubiera tenido estos conceptos muy claros se hubiera centrado en maximizar su negocio actual, antes de poner toda su inversión, tiempo y energía en la multiplicación. Quizás así, su historia de innovación sí hubiera tenido un final feliz.
Puede que ambos conceptos te parezcan muy obvios, pero piénsalo, en tu propia compañía y en casos de otras que lleguen a tus oídos. ¿Cuántos directivos, comités, equipos… andan buscando soluciones ingeniosas y nuevas cuando sus procesos, reuniones, negociaciones actuales… son susceptibles de ser revisadas y mejoradas?
¿Se trata entonces de no innovar? No.
Se trata de revisar, primero de todo, en qué punto está tu empresa. Es hora de decidir si toca maximizar o directamente multiplicar. Y estés en el punto en el que estés, hacerlo a la máxima velocidad.
Máxima velocidad posible
Cualquier objetivo necesita un tiempo de progreso desde donde estás hoy hasta donde quieres llegar.
Aunque, en ocasiones, nos olvidamos.
Pretendemos que cuando definimos un objetivo se logre rápidamente, obviando que las personas necesitan un espacio de tiempo para ser los artífices del cambio.
En ese espacio está la asimilación del objetivo, nuevos aprendizajes y actitud de las personas para hacerse con las herramientas que necesitan para alcanzar el objetivo.
Estamos en un entorno donde la evolución es tan rápida que cuesta seguirle el ritmo, especialmente si no eres un nativo digital.
¿Cómo llevar esa velocidad a las empresas que cuentan con años de historia?
La necesidad de ser una empresa ágil, flexible e innovadora no es una moda.
Es una necesidad del progreso.
¿Quieres una empresa así?
No queda otra, necesitas personas con esas competencias: flexibles, ágiles, innovadoras.
Tampoco puedes renovar tu equipo humano. Sería un sinsentido.
Tienes que acompañarlo a integrar esas competencias, y otras que puedas necesitar, para que la empresa siga creciendo de forma sostenible en este entorno de progreso feroz.
En el año 2018, el Foro Económico Mundial ya nos avisaba de que casi la mitad de las habilidades básicas cambiarán en los próximos años.
Lo expresaba de la siguiente forma:
- Las empresas se enfrentan a nuevos problemas más complejos y necesitan personas que ayuden a resolverlos. Personas con capacidades de creatividad; recopilación, evaluación y análisis de información; trabajo en equipo, y habilidades de formación y coaching.
- Necesitan formar a los líderes para que sirvan de ejemplo
- Detectaron que los factores que más dificultan que los trabajadores adquieran las nuevas capacidades son: la escasa concienciación y sentido de la urgencia, su falta de curiosidad y orientación al aprendizaje.
- Y también nos advertía de la necesidad de cambios en el modelo de negocio, cambios en las estructuras organizativas y en los sistemas de trabajo.
Si en el 2018 todo esto era importante, en el 2022 y con una pandemia de por medio, esas necesidades del futuro han acelerado su llegada al presente.
Para que puedas establecer cuál es el punto de partida en el que se encuentra tu organización o la parte de ella con la que necesitas iniciar vuestra transformación, aquí tienes una guía que te ayudará a verlo claro:
Es tu momento de maximizar si en tu empresa…
- Los procesos actuales no están optimizados para tener un alto rendimiento.
- Los sistemas de trabajo son ineficientes y con fugas de productividad.
- Existen procesos que pueden automatizarse, subcontratarse e incluso eliminarse.
- El equipo está anclado en una dinámica de trabajo obsoleta y tiene dificultades para asimilar cualquier mejora.
Si este es el caso de tu empresa, necesitas impulsar y acompañar a tu equipo a comprender el beneficio de esa revisión de procesos y renovación de dinámicas en primera persona.
La mejor forma de que esta maximización sea efectiva y con efectos en el corto y largo plazo, es que tu equipo aprenda haciendo, que adquiera consciencia de sus ventajas desde la experiencia.
Este es el modo en que las personas aceptan y abrazan el cambio.
Nosotros podemos ayudarte con esto.
Maximizar rápidamente.
Nuestro programa K-Renove tiene como fin generar en los equipos la experiencia que impulsa y potencia esa maximización que tu negocio está pidiendo a gritos. Y lo hace en sólo tres meses.
En cambio, es tu momento de multiplicar (de innovar) si en tu empresa…
- Los procesos están optimizados y automatizados.
- Se trabaja en equipo de forma coordinada.
- Los sistemas funcionan a pleno rendimiento.
Entonces, partes de otro punto.
Es el momento de:
- incorporar la mejora continua,
- trabajar con la inteligencia colectiva,
- impulsar la creatividad, disrupción e innovación
- y avanzar del trabajo en equipo al trabajo co-creativo.
También podemos ayudarte con esto.
Tu necesidad es la de evolucionar y además, hacerlo exponencialmente.
Para eso cuentas con el programa RE-Evolución, con el que tus líderes se convertirán, en muy poco tiempo, en líderes disruptivos con habilidades y herramientas capaces de transformar a sus equipos e integrar en la organización el ADN de la innovación.
