En el año 2009 me regalaron mi primer móvil. Poco tiempo después salieron los auriculares que te permitían hablar sin tener el teléfono en la mano.
Soy una loca de la tecnología, así que no me costó nada empezar a tener conversaciones por el móvil y con mis auriculares nuevos.
¡Era feliz, con las últimas novedades en mis manos!
Como era algo realmente novedoso, mi locura tecnológica – socialmente aceptada – pasó a convertirse, a ojos de transeúntes incrédulos, en paranoia, bipolaridad, esquizofrenia o ves a saber qué. Me miraban sorprendidos pensando que andaba hablando sola, seguramente porque mi pelo largo hacía invisible para ellos los auriculares.
Han pasado ya unos años de la aparición de los móviles y cascos en nuestras vidas (¡ojo, no tantos!). Ahora, es de lo más natural ver a alguien hablando por la calle sin ninguna persona a su alrededor. Nadie se sorprende… ¡ni se aparta!.
Recordar esta historia me ha hecho pensar.
Este cambio, adaptación, al uso de modo natural en nuestras vidas de móviles, auriculares y demás dispositivos que fueron llegando, ¿es un cambio o una evolución?
Creo que es importante diferenciar entre estas dos ideas, porque no son lo mismo.
A diferencia del cambio, la evolución se produce a diferentes ritmos.
Lo que sucedió con los móviles, es un cambio de hábitos que responde a una evolución del uso de la tecnología.
Todos lo hemos visto. El cambio ha sido progresivo.
Pero, ¿qué pasa cuando irrumpe un cambio despiadadamente, abruptamente, en nuestras vidas?
La evolución natural de adaptación, la evolución con la que el ser humano se identifica en calma y sin estrés porque es con la que ha llegado hasta donde estamos hoy, se ha eliminado drásticamente y se convierte, ahora sí, en un cambio de la noche a la mañana.
¿Nos adaptamos?
¡Claro! ¡Por supuesto! Que nos encontremos con cambios rápidos no significa que no podamos hacerles frente (y salir airosos).
Pero los ritmos de aceptación e integración de unas y otras personas, en función de cómo son, de su actitud y de lo que saben (los recursos con los que cuentan) van a ser diferentes.
Unas personas están más preparadas que otras:
- En unas, el esfuerzo de adaptación y su curva de aprendizaje se reducirá al justo y necesario.
- En otras, se producirá un shock que hará tambalear su vida e incluso replanteárselo todo.
A estas alturas de la newsletter, quizás te estés planteando porqué te cuento todo esto.
Verás, las empresas son las personas que colaboran estrechamente con un mismo objetivo: proporcionar una solución a sus clientes.
Las empresas que han entendido las nuevas formas de trabajar, de adaptarse a los cambios tecnológicos y no tecnológicos, que son y serán cada vez más rápidos, han apostado por empoderar a sus equipos dotándolos de conocimiento y habilidades.
Es decir, apuestan porque las personas que forman parte de ellas dispongan de la actitud, aptitud y herramientas que necesitarán para afrontar estas situaciones.
Esas empresas están en su proceso de transformación hacia una empresa líquida. Un modelo, el único modelo, que se adapta rápidamente a las circunstancias.
Si en algo creen, además, es en el elemento vertebrador de la empresa liquida: el TALENTO.
Por eso fomentan que la innovación esté en el ADN de su cultura. Innovación en los procesos, en las soluciones, en las relaciones y hasta en fomentar la creatividad y el compromiso.
Son las empresas que en estos momentos, difíciles en todos los aspectos, personales y profesionales, están funcionando con bastante normalidad.
Vivimos ahora una situación extrema que toca lo más profundo porque toca lo personal y nos hace vulnerables.
En esta situación, nosotros vemos una luz. Sabemos que ahora la causa del cambio ha adoptado una forma, pero en el futuro tendrá otras, y sabemos que el TALENTO preparado tendrá más capacidad para afrontar situaciones personales y profesionales con mayor rapidez, aportando, además, un pilar para los suyos.
En las Grandes Ideas de la Empresa Liquida hoy queremos hacerte consciente de que al potenciar el talento, además de contribuir a que tu empresa sea más competitiva, te permitirá contribuir a tener mejores profesionales y personas con más recursos para lidiar en su vida personal. En definitiva, a contribuir a una sociedad que avanza en positivo.
Haz de la Era Digital la Era de las Oportunidades.