¡¡Bum!! ¡bofetada de realidad!
Nada más despertar y lo primero que viene a mi mente, antes incluso de abrir los ojos, es que seguimos con el encierro por el dichoso virus.
¡Y la empresa! ¡Dios! Si cierran, dejaremos de vender, dejaremos de ingresar y los gastos continúan… ¿existirá la empresa cuando acabe esta pandemia?
La ansiedad se adueña de mi estómago por momentos.
Respiro hondo, me levanto y bebo un vaso de agua.
El sonido del líquido cayendo me ha recordado algo que leí cuando, al ver reducirse las ventas paulatinamente, empecé a preocuparme por cómo lograr adaptarnos a todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Me vengo arriba y empiezo a buscar el artículo. ¿Será cierto que no existen las casualidades?
La verdad es que la realidad supera la ficción y pone a prueba mi capacidad para gestionar una crisis como no habíamos visto antes.
Por fin encuentro lo que buscaba, ya recuerdo…
Las empresas que han superado la digitalización y han convertido la tecnología en un elemento con el que conviven de forma natural en sus negocios no tienen la preocupación que me está consumiendo.
Ahora, más que nunca, estoy entendiendo la importancia de la tecnología.
Yo en casa, mi equipo en casa, la empresa paralizada cuando otras empresas están en casa y trabajando en remoto.
¡Claro que el negocio se verá afectado! Sería una ilusa si creyera que va a funcionar con normalidad… pero ¡funciona, está activo!
Realmente estamos viviendo grandes cambios, acelerados, inesperados y que nos están poniendo a prueba. Me pregunto,
¿Cuántos más van a llegar?
Justamente como no lo sabes, ni tú ni nuestra protagonista de esta historia, lo que sí puedes hacer es empezar a trabajar para tener un modelo de empresa líquida.
La empresa líquida te permite adaptarte ágilmente a cualquier situación.
Éste está siendo un claro ejemplo.
Las empresas que han comprendido que la tecnología es mucho más que un soporte a procesos y la han integrado en su cultura, les ha resultado más sencillo acatar las instrucciones de “No salir de casa” sin paralizar su actividad.
Honran un aspecto de 1 de los 4 fundamentos de la empresa líquida.
La Digitalización ya no es suficiente.
En su cultura existen nuevos hábitos, nuevas formas de trabajar y de entender el trabajo.
Precisamente, el trabajo en remoto al que muchas empresas se han visto abocadas estos días, es uno de los ejemplos de que la digitalización, entendida como la mera adquisición de hardware y software, no es suficiente.
Requiere de un cambio de mentalidad.
Trabajar en remoto conlleva:
- Auto-disciplina
- Reuniones en remoto
- Agilidad en el aprendizaje (¿cuántas plataformas de reuniones virtuales existen?)
- Acceso a documentación compartida (¿cómo nos organizamos para ser eficientes?)
- Herramientas colaborativas (todos trabajando simultáneamente incluso sobre el mismo documento)
- Conversaciones digitales (slack, whatsapp, …)
- Cafés virtuales (socialización)
Una modificación radical de tu día a día en la oficina con las personas y los medios a tu alcance.
Esta situación pone en juego el elemento vertebrador de la empresa liquida: el TALENTO
Sin talento y sin su expresión no es posible la adaptación a los cambios venideros (el nuevo entorno, o mejor dicho, el entorno que estamos viviendo ¡ya!).
Cualquier adaptación ágil implica necesariamente, confiar en las personas:
- en su capacidad de auto-gestión
- en las decisiones que tomarán libremente
- en su auto-responsabilidad para priorizar lo más relevante y tener el criterio lúcido para velar por el interés de todos.
Hoy en las Grandes Ideas de la Empresa Líquida hemos querido profundizar en un aspecto concreto desde la realidad que estás viviendo.
Logra hacer de esta Era Digital la Era de las Oportunidades para tu empresa.
