– ¿Y tú, tienes una mente IPE? – preguntó Lucía a Marcos.
– ¿Qué es eso? ¿y por qué iba yo a tenerla? – respondió el joven directivo.
– Sí hombre, una mente IPE es una mente abierta y dispuesta a Inventar, a Probar y a Equivocarse. Dicen que hoy en día, sin esta actitud…
– ¡Ah, eso! – interrumpió Marcos. – Sí, bueno, hay quien le da mucha importancia, aunque tampoco es para tanto…
– ¡Pero qué dices! – Exclamó Lucía, claramente alterada. – Marcos, dime, ¿tú no ves cómo se nos pone la vida y la empresa patas arriba de un día para otro?
– ¿Te parece que cuando nos cambia el sistema de ventas, de marketing, de comunicación interna… de la noche a la mañana, es el momento de insistir en seguir haciendo las cosas como antes del cambio? Claramente, no puedes obtener los mismos resultados con los mismos procesos de siempre cuando las condiciones han cambiado… Y el tema es que habrá más cambios, más rápidos, y los procesos y las personas tendrán que adaptarse rápidamente, y hacerlo bien… ¿Y te parece que podrás encontrar la solución más óptima rápidamente y a la primera? La situación debe encararse desde otra perspectiva.
– Visto así, Lucía…
– ¡Claro! Y en realidad, hay mucho más que considerar, asociado a esa actitud que ahora se necesita, con repercusiones importantes para ti y para quien trabaje contigo…
– ¿A qué te refieres con eso?
– Mira, Marcos, mejor te paso lo que estuve leyendo ayer y donde verás porqué, como líder, necesitas contar con esta mentalidad y actitud.
Verás que también te dan herramientas muy útiles para alcanzarla o bien, para quien ya haya empezado a funcionar de ese modo, consolidarla.
Aquí la tienes:
He aquí tres obviedades del tiempo en el que vivimos:
- Estamos en medio de una revolución tecnológica.
- La elevada velocidad de cambio es una variable vital para cualquier organización.
- Lo que te habían enseñado – y funcionó en su momento – ya no te sirve.
Todo lo que te cuento de aquí en adelante, y que tiene mucho que ver con la mentalidad que necesitan los líderes de hoy, parte de estas premisas.
Comienzo con una historia de Simon Sinek que relata, de modo excepcional, una de las situaciones más comunes en la vida de un líder organizacional (llámese CEO, directivo o manager…):
«Una amiga que es asesora empresarial fue contratada por una compañía multimillonaria para que los ayudara a satisfacer sus metas y aspiraciones. El problema estaba, me explicó, en que fuera cual fuese el asunto, los directivos de la empresa siempre se sentían atraídos por la opción más barata y rápida antes que por la mejor solución a largo plazo. Al igual que alguien que sigue una dieta, «ellos jamás disponen del tiempo o el dinero para hacerlo bien la primera vez», me dijo mi amiga sobre sus clientes, «aunque siempre disponen del tiempo y el dinero para hacerlo de nuevo».
Simon Sinek, Empieza con el porqué
La primera vez que leí este párrafo no me sorprendió. Es algo que he visto a menudo, especialmente como consultora, aunque también como directiva.
Sin embargo, contiene dos frases que destaco por su potencial de cambiarlo… todo:
«ellos jamás disponen del tiempo o el dinero para hacerlo bien la primera vez»
“aunque siempre disponen del tiempo y el dinero para hacerlo de nuevo»
¿Qué te parecería, ante cualquier idea o propuesta, sentir que ni el tiempo ni el dinero, son un problema?
¿Qué te parecería poder decidir conforme a esa premisa?
Decidir sin límites.
No estoy obviando la realidad. Sé de las dificultades de un puesto de responsabilidad en cuanto a estos dos aspectos.
No digo que no haya limitaciones de tiempo o dinero.
Digo “que no sean un problema”.
Este punto es crucial en un líder que necesita ser visionario y conducir a su equipo y organización hacia el crecimiento. Porque al considerar estos aspectos problemas o no, tú eres el primero que está estableciendo los límites de hasta dónde vais a llegar.
Y nos guste o no, podrías quedarte corto/a.
Bruce Lee
“Si te acostumbras a poner límites a lo que haces, físicamente o a cualquier otro nivel, se proyectará al resto de tu vida. Se propagará en tu trabajo, en tu moral, en tu ser en general. No hay límites. Hay fases, pero no debes quedarte estancado en ellas, hay que sobrepasarlas.”
Los límites con los que tomamos decisiones están, principalmente, en nuestra mente. Por tanto, pueden construirse… pero también eliminarse.
Vayamos a por la segunda frase.
Recordemos:
“aunque siempre disponen del tiempo y el dinero para hacerlo de nuevo»
Pensemos:
1. El tiempo es dinero, y en ocasiones, más de lo que parece si están involucrados perfiles de alto nivel.
2. El dinero invertido (en realidad, gastado), una y otra vez, suele ser bastante superior al requerido por una solución adecuada, inicialmente más cara.
Sucede que hace años – yo diría más bien décadas – dedicar tiempo y dinero una y otra vez, de algún modo, se podía tolerar y era aceptable en el entorno empresarial.
La empresa podía permitirse alargar la solución realizando diferentes proyectos, cortos y rápidos sobre lo mismo, hasta finalmente tener la solución definitiva. Aunque al final el tiempo y coste fueran muy superiores a la mejor solución (y más cara) presentada inicialmente.
Pero los tiempos cambian.
Los patrones del pasado ya no son útiles.
Y la velocidad de cambio, como decía al principio, es ahora de vértigo.
Los patrones arcaicos de pensamiento, instaurados por las escuelas de negocio de riesgo mínimo y máximo beneficio, corresponden a la mentalidad del líder del pasado, con otro entorno, en otras circunstancias y en otra época en la que, tal vez, funcionaba.
Al observar el presente en el que estamos y el futuro al que vamos, la conclusión a la que llegamos es:
Esa forma de pensar queda muy lejos de ese líder de hoy y del futuro que no puede permitirse perder tiempo y dinero de ese modo.
Porque es así como se queda rezagado mientras el resto le toma la delantera.
El líder que avanza con un entorno feroz necesita una mentalidad abierta y exploradora que asuma el riesgo de probar sin miedo. Camina, avanza y crece gracias a su tolerancia al error y a comprender que éstas son las cualidades necesarias para innovar haciendo.
Porque en un presente y futuro incierto, se construye y se avanza con este lema:
Innovar haciendo.
Ya no puedes desperdiciar el tiempo poniendo parches a la solución mientras tu competencia te adelanta rápidamente, o una nueva empresa con una idea innovadora pone en jaque tu cuota de mercado.
Ésta de la que te he hablado, es la actitud del líder disruptivo:
No hay límites.
Innovar haciendo.
¿Quieres instaurar esta actitud y revolucionar a tu equipo y vuestros resultados? ¿Quieres descubrir lo que podéis llegar a hacer y que ahora no eres siquiera capaz de ver?
Estas son las claves:
Decídelo y comprométete contigo mismo.
- Tenlo en mente en todo momento.
- Recuérdalo cada vez que mires con nostalgia el pasado o lo que ya sabías.
- Abraza lo nuevo y aprende sin miedo.
- Conviértete en un aprendiz eterno.
Es un propósito diario, no anual.
- Cambiar una actitud es como incorporar un nuevo hábito.
- Cada día debe formar parte de tu agenda, si no, se te escapará de las manos.
- Pon foco y define claramente: ¿para qué quieres ser un líder disruptivo?
Estas estrategias personales serán tu motor de avance.
Parece muy simple y en realidad, lo es.
Pero ten en cuenta, sentirás tentaciones de volver a tu estado inicial, y tendrás que lidiar con esta tentativa para avanzar en tu propósito.
La tenacidad será tu arma secreta.
Anticiparte a las dificultades será la forma de sortearlas con diligencia.
Y como lo de lidiar con machacadores, censores, frustradores… internos que van en contra de nuestros propósitos es algo tan humano, déjame que te cuente una historia.
Recuerdo un cliente que estaba en una compañía tradicional con una cultura poco – por no decir nada – innovadora.
Tenía un jefe muy anclado en una sólida carrera profesional y alejado de la innovación.
En aquel momento, Pedro – mi cliente – se enfrentaba a un reto importante por una necesidad legislativa por la que se sentía abrumado.
Llegó a una conclusión:
Sólo podía tener éxito si reestructuraba su área. Pero estaba convencido de que su jefe jamás lo aceptaría.
Pedro se sentía bloqueado ante la disyuntiva, así que le hice dos preguntas:
¿Cómo sabes lo que te va a decir? ¿en qué te basas para afirmar que no lo aceptará?
Al no tener una respuesta certera a esas preguntas optó por exponer su estrategia y asumir el riesgo de una negativa.
Y la respuesta, sorprendente para Pedro, fue que su jefe le reconoció que la propuesta era brillante para lograr el reto al que se enfrentaban.
Este es un claro ejemplo de que el entorno en el que estás te influye y propicia que surjan tus resistencias internas.
No es que no creas en lo que crees, sino que crees que no creerán en ello.
Esto sucede siempre que quieres hacer algo nuevo.
Por eso, con frecuencia, tú eres tu peor enemigo.
Para empezar a transformarte en tu mejor aliado, una propuesta:
Haz que se convierta en un hábito tu actitud para introducir nuevas ideas.
Te sorprenderás de los resultados que conseguirás cuando vences tus resistencias internas.
Y una última creencia a comentar cuya conciencia de ella te va a ayudar en tu propósito:
“No tengo tiempo”.
Esta dificultad es clásica.
Estuve trabajando con un colectivo de directivos que estaban tan saturados de trabajo, que cuando les planteé que tenían que desarrollar la curiosidad para ser innovadores – habilidad imprescindible en el líder disruptivo en el que querían convertirse – solo me respondieron: “No tenemos tiempo”.
Entonces… ¿cómo vais a ser innovadores?
Ante la ausencia de respuesta decidieron invertir 10 minutos al día.
Al cabo de un mes estaban repletos de ideas nuevas que habían surgido de ese escaso tiempo diario invertido en indagar.
Reconocieron que ese tiempo les había proporcionado ideas que estaban aplicando y que habían optimizado procesos.
Y su perspectiva respecto a la gestión del tiempo era muy distinta:
“He visto lo fácil que es explorar, sólo se han de dedicar unos minutos al día y realmente puedes aplicar muchas cosas en tu día a día. Pienso que es una obligación que tenemos que ponernos, porque puede conllevar grandes oportunidades”
“Hay todo un mundo por descubrir del cual se puede aprender muchísimo.”
“Buscar fuentes de inspiración … es un gap que solía aducir como excusa a la falta de tiempo, pero queda demostrado que no es así, sino que dependen exclusivamente de mí, y si falta tiempo, tengo que buscarlo y hacer los cambios para disponerlo.”
Como líder de hoy y del futuro, olvida ya la frase “No tengo tiempo” y sustitúyela por “Encontraré el tiempo”.
Te sorprenderás cómo con este enfoque en mente, tus descubrimientos y resultados, serán otros.
Toda evolución pasa por la introspección.
Nuestra propuesta para ti este año es que adquieras el Compromiso 2021
Un compromiso tuyo y contigo que te lleve a iniciar o consolidar esa evolución hacia un líder disruptivo que responde a su tiempo y circunstancias:
- Sin miedo a inventar, probar, equivocarse
- Con una mentalidad sin límites
- Que innova haciendo
- Que dice “Encontraré el tiempo” para descubrir, aprender y ver más allá
El compromiso es el primer paso para entrar y formar parte de este nuevo y apasionante mundo que desafía, continuamente, nuestros aprendizajes. Y nos obliga a aprender sin cesar, con una mirada radicalmente diferente.