Hace poco, una persona con la que conversaba me decía que cada vez que escuchaba a un consultor hablar sobre empowerment se le erizaba el bello de todo el cuerpo.
Decía esta persona que, si un consultor utilizaba esta palabra en su discurso, todo lo que pudiera decir después le provocaba cierto escepticismo y desconfianza.
Según me explicaba, sentía que el concepto estaba tan manido y se había utilizado tan livianamente, que había acabado por perder el sentido que en sus orígenes pudo tener.
Si oía hablar de empowerment , un vendehúmos andaba cerca.
Yo no podía estar de acuerdo. No es la experiencia que tengo al respecto.
De hecho, mi experiencia y aprendizajes me demuestran que esto del empoderamiento es mucho más necesario e importante de lo que las organizaciones están viendo.
Como soy consultora y estoy acostumbrada a las reticencias, las barreras de entrada y hasta a barricadas hechas de hormigón, conversaciones como esta no me alteran.
Tengo claro que a menudo – por no decir siempre – cuando alguien se opone con dureza a una idea que puede beneficiarle es porque, por el motivo que sea, no está viendo los beneficios que puede aportarle.
Cuando los beneficios de una propuesta que te exige algo de ti mismo no se ven, surgen las reticencias.
Si no está claro que el empoderamiento te va a dar herramientas y fortalezas personales que te reforzarán también a nivel profesional, o que, desde una perspectiva organizacional, va a suponer una medida de crecimiento de negocio, difícilmente vas a aceptar pasar por él.
Por eso, ante la idea de participar en un proceso así, rápidamente las personas cuestionan cosas como por ejemplo: ¿cómo vas tú a empoderarme a mí?
En este caso, tienen razón: nadie va a empoderarte nunca, sólo tú puedes hacerlo.
La cuestión importante aquí es que el consultor/a que te guíe en el proceso, sea una persona con el conocimiento y experiencia adecuados para convertir el propósito de que tú te empoderes, en un tangible real.
No todo el mundo está preparado para hacerlo y de ahí, me temo, la mala fama de esta propuesta potente.
La realidad es que, si se hace bien, funciona.
Y la gracia de que funcione es que la persona, tras el empoderamiento, toma sus propias decisiones, se involucra con el propósito, lo mantiene vivo y hace que crezca.
Así de entrada, suena bien, ¿no te parece?
A nivel organizacional, uno podría plantearse cuestiones más estratégicas como sería:
¿Cómo va a crecer un negocio por el hecho de que las personas se sientan empoderadas?
Te contesto rápido y con contundencia a esto:
El empoderamiento es una de las patas que sostienen la innovación.
Por tanto, desde un punto de vista estratégico, cabe enfocar el empoderamiento desde la perspectiva de la innovación.
Una innovación que es absolutamente necesaria para convertirse en una organización ágil, flexible y capaz de buscar y encontrar constantemente la mejor respuesta a cada nueva situación que el entorno nos plantee.
Y hablando de entornos o contextos, este es un punto crucial cuando hablamos de empoderamiento e innovación.
Para poder ver con claridad si necesitas o no introducir el empoderamiento en tu estrategia de negocio, veamos primero algo que quiero contarte sobre el contexto.
El contexto, ¿acompaña?
Lo nuevo atrae o asusta.
En función de cómo seas tú, tu reacción será una u otra.
Si eres una persona con una mentalidad abierta, que te gusta curiosear, experimentar y aprender cosas nuevas, lo nuevo te atrae.
En cambio, si eres una persona que prefiere lo conocido a lo desconocido, que se siente cómoda en entornos controlados, que las aventuras no te entusiasman, lo nuevo te asusta.
Detrás de una u otra reacción se encuentran tu carácter y personalidad. Pero también – y en gran medida -, el contexto en el que te desarrollas.
Por ejemplo, una persona que ha estado viviendo en diferentes países, seguramente tendrá una mentalidad más abierta que alguien que no ha salido de su ciudad.
Es decir, el contexto y las experiencias te aportan una manera específica de comprender las situaciones.
Y vamos entonces a lo que nos afecta directamente ¿cuál es nuestro contexto de partida?
Nos vamos a los datos macro para averiguarlo, y encontramos que, según el análisis de la Fundación COTEC elaborado a partir de los últimos datos de INE y Eurostat sobre la actividad de la I+D en España, España aún tiene que adelantar posiciones en el ranking de la innovación.
Este análisis nos dice que en el 2021, la inversión en I+D por habitante fue de 364 euros anuales en España, por debajo de los 735 euros de media en la UE-27.
Y si lo miramos desde el punto de vista de inversión en I+D sobre el PIB, España, Portugal, Italia y Grecia tuvieron en el año 2021 ratios muy parecidas, en el rango 1,4%-1,6%. Este nivel de inversión estuvo por encima del de los países del Este de Europa pero por debajo de los países del Norte, que son los que más invirtieron, y cuyo rango estaba entre el 3,13% y el 3,35%.
Todavía no apostamos con fuerza por la innovación como fuente de crecimiento y progreso.
Este es el escenario en el que estamos, nuestro contexto y mentalidad.
Como consecuencia, el viento no sopla a nuestro favor cuando queremos innovar.
Un motivo más para apuntalar el empoderamiento de las personas en las organizaciones si queremos ser innovadores.
¿Decidido/a a hacerlo? ¡Bravo por ti!
Te cuento algo que te vendrá genial tener claro para tener éxito.
Si pasamos del plano macro, al micro, a nivel organizacional la situación es la siguiente:
Por un lado, innovar es pensar diferente, cuestionar lo conocido, imaginar otras formas y que no asuste lo nuevo.
Por otro, las empresas en las que nos movemos son jerárquicas con una estructura definida, donde las personas atienden a procesos preestablecidos, con casi nula posibilidad de tomar decisiones.
Esperar que en este tipo de estructura organizacional la innovación nazca y fluya es como pedirle peras al olmo.
El contexto no sólo no acompaña, el contexto nos va en contra.
El macro y el micro.
Por eso, la estructura de la empresa líquida va a ser tu gran aliada, porque crea el contexto para que la innovación pueda existir.
No hay innovación sin empoderamiento
Promover la innovación en estructuras con dinámicas definidas es algo complejo.
La innovación necesita aire.
La innovación necesita libertad.
La innovación necesita experimentar, equivocarse y aprender.
Esto ya nos da una pista de que la forma en que trabajamos debe flexibilizarse y, por tanto, crear el contexto que lo permita.
Necesitamos organizaciones con un equipo humano empoderado, capaz de autogestionar su trabajo y recursos, capaz de arriesgarse, que pueda innovar: para aportar soluciones rápidas y para ser capaz de, comprendiendo las situaciones con agilidad, dar respuestas acordes.
Estas organizaciones no son un sueño inalcanzable por mucho que pueda parecerlo.
Si tu organización aún no es así, ¡puede serlo!
Ya existen otras que lo son.
¿Por dónde empezar?
¡Empodera a las personas!
Empoderar a las personas les permite atreverse a innovar e ir más allá: hace que tomen sus propias decisiones, se involucren con el propósito y hagan que éste esté vivo y crezca.
Decálogo de empoderamiento
Empoderar a las personas es darles el poder para que tomen sus decisiones, aprendan de ellas, se involucren y se sientan libres de experimentar e innovar, con criterio y con sensatez.
Este decálogo te dará una muy buena orientación:
- Genera el contexto para que desarrollen la curiosidad por lo nuevo.
- Genera el contexto para que pierdan el miedo a experimentar y aprendan de ello.
- Genera un contexto que les dé la apertura a creer lo imposible para hacerlo posible, como si hubieran viajado por todo el mundo.
- Permite que expongan su idea.
- Que quieran desarrollar la idea, que se hagan dueños de ella. Así serán responsables.
- Invítales a imaginar el resultado.
- Déjales que se arriesguen.
- Déjales que aprendan por sí solos. El mayor aprendizaje se produce al reconocer que te desviaste de tu objetivo e incluso, que no llegaste a él.
- Utiliza la inteligencia colectiva. Que sea el propio colectivo quien valide la idea y decida si es valiosa para el equipo, para la organización.
Cuando las personas deciden se hacen responsables y adquieren de forma voluntaria un compromiso para llevar esa decisión a cabo.
Se involucran de forma natural.
En este marco, una de las cosas que verás es que las ideas se expanden si otros se adhieren a ellas y si no, quedan como un experimento a pequeña escala del cual, seguro, se aprende.
El directivo que quiere un equipo autónomo, responsable e involucrado tiene una fórmula infalible:
¡Empoderar a tu equipo!
¡Empodera a cada una de las personas de tu equipo!
Eso, sí, lleva tiempo.
El tiempo de dedicación para acompañar a las personas de forma individual y el tiempo de dedicación al equipo. Acompáñalos a reconocer sus fortalezas y darle alas para que las refuercen y sigan evolucionándolas.
¿El fruto de dedicar este tiempo a empoderar a tu equipo?
Empoderar a un equipo humano le da un poder ilimitado a la organización.
Las personas empoderadas tienen mayor criterio al tener mayor conocimiento de sí mismas y de sus capacidades.
Uno de nuestros clientes lo sabe muy bien y por ello organizamos unas jornadas sobre Empoderamiento por las cuáles pasaron todas las personas, desde la recepcionista hasta la dirección.
La sorpresa vino para los asistentes, ya que la jornada no tenía nada que ver con una formación para aprender sobre algo que necesitaban aplicar en la empresa, sino que era una formación para la persona, para conocerse, averiguar sus fortalezas, aspiraciones y tener herramientas de desarrollo personal aplicado a su vida, no a la empresa.
Este era el objetivo en particular:
Proporcionar herramientas para que cada persona crea en sus capacidades, potencial y quiera poner su talento al servicio de sus compañeros, su equipo y su organización. Se ponga en valor y disfrute de su contribución.
Y a continuación te comparto tres comentarios que nos trasladaron algunos participantes, y que te darán una idea de cómo puede llegar a ser de necesario pasar por aquí cuando quieres que en tu empresa la innovación y el talento brillen a todas luces:
- Este es un tema nuevo para mí, que me ha aportado otros puntos de vista sobre el potencial y capacidades de cada uno.
- El taller ha servido para despertar el “creer en mí”, conseguir modelos y metodología para el “qué”, el “cómo”, marcadores y palancas para reconducir y conseguir la ¡meta!
- El taller ayuda a tomar conciencia del potencial de cada uno y proporciona técnicas para conseguir las metas que te interesan.
La soledad del innovador
Hablamos siempre de lo fascinante de la innovación. Sin embargo, cuando se es innovador, más que nunca se descubre que, para no decaer y rendirte, será necesario contar con ese empoderamiento del que estamos hablando en esta newsletter.
Y es que, las personas que innovan son conscientes de que van a contracorriente, de que
no siguen los dogmas de su sector y de que pasarán por un valle de soledad al ser incomprendidas, al menos durante un tiempo.
Ese tiempo de incomprensión será el que tarden las otras personas en aceptar lo nuevo, la innovación, como solución.
Imagino que ya vas viendo más claro lo importante y necesario del empoderamiento si queremos ser una empresa innovadora…
En Kainova sabemos bastante de esta sensación de soledad. De hablar de formas nuevas y diferentes de hacer las cosas. De proponer soluciones en momentos en los que sólo los más intrépidos e innovadores podían aceptarlas.
No siempre es fácil, pero cuando llevas la innovación en el adn no puedes hacer las cosas de otro modo que no sea buscando siempre la mejora. Por eso es tan importante que las empresas tengan un adn innovador y, por tanto, que estén hechas de personas empoderadas.
Lo bueno es que la innovación constante siempre acaba por recoger sus frutos dulces.
En este sentido, a parte del orgullo de los programas innovadores que desarrollamos en Kainova, déjame contarte hoy el orgullo que también siento por el Premio Europeo a la Mejor Trayectoria Profesional que la Sociedad Europea de Fomento Social y Cultural me ha otorgado en Innovación en la Gestión del Talento.
Es un orgullo, es empoderante y es impulso para seguir innovando y haciendo que en las empresas las personas consigan con su talento hitos con los que hasta ahora quizás ni habían soñado.