La cultura corporativa, una esperanza en el caos

La incertidumbre no la puedes cambiar. Las demandas de las nuevas generaciones no las puedes cambiar. El progreso no lo puedes cambiar. La velocidad de los cambios no la puedes cambiar. ¿Qué hacemos entonces en las organizaciones para que el estrés y dificultades que todo esto no nos fuercen a sucumbir? Tenemos una idea que contarte.

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¿Conoces la parábola de “El anillo del Rey”? Quizás te sorprenda, pero es un relato perfecto para comprender la importancia de la cultura corporativa, ese ente etéreo y – con demasiada frecuencia – difuso, que lo impregna y determina todo en las organizaciones.

El papel de esta cultura corporativa, es clave tanto cuando las cosas vienen de cara como cuando la incertidumbre y dificultades elevan los niveles de estrés y ansiedad.

Por eso, en épocas como la nuestra, es una de las prioridades que todo líder – CEO, Directivo o Manager – debería tener sobre la mesa.

Empiezo contándote esta parábola.

El anillo del Rey

Había una vez un rey que poseía un anillo con uno de los diamantes más finos del mundo. Un día, reunió a los sabios de la corte y les dijo: quiero ocultar un mensaje debajo de la piedra que pueda ser útil en una situación de extrema desesperación. Daré este anillo a mis herederos y quiero que sirva fielmente. Piensen en qué tipo de mensaje será, pues debe ser muy corto para caber en el anillo.

Los sabios, pensaron y pensaron pero no se les ocurrió nada que pudiera ser tan corto.

Entonces, el rey acudió a un viejo que lo había criado de niño. Éste, le dijo: “No soy un sabio, pero conozco el mensaje que buscas, porque lo compartió conmigo un sabio hace tiempo. Te pido que no lo leas ahora. Guárdalo debajo de la piedra y ábrelo sólo cuando no haya salida”.

Después de un tiempo, los enemigos atacaron el país y el rey perdió la guerra.

Huyó entonces en su caballo, perseguido por sus enemigos. Cabalgó por un camino en el que, al llegar al final, encontró un enorme acantilado. El rey sintió que no tenía salida, ya que no podía regresar porque los enemigos se acercaban. Oyó el ruido de los cascos de sus caballos. Estaba completamente desesperado.

Entonces, recordó el anillo. Lo abrió y encontró la inscripción que decía: «Esto también pasará».

Después de leer el mensaje, notó que todo estaba en silencio. Al parecer, los perseguidores se perdieron y procedieron en la dirección equivocada. Los caballos ya no se oían.

El rey estaba lleno de gratitud hacia el sirviente. Las palabras fueron poderosas. Cerró el anillo y emprendió el camino. Reunió a su ejército y recuperó su estado.

El día que regresó al palacio, organizaron una reunión magnífica, una fiesta para todo el mundo: la gente amaba a su rey. El rey estaba feliz y orgulloso.

El viejo sirviente se le acercó y le dijo: «Incluso en este momento, mira el mensaje nuevamente».

El Rey dijo: «Ahora soy un ganador, la gente celebra mi regreso, no estoy desesperado, ni en una situación desesperada».

“Escucha a este viejo sirviente”, respondió. «El mensaje funciona no sólo en momentos en que todo es malo, sino también en momentos de victoria».

El rey abrió el anillo y leyó:

«Esto también pasará»

Y de nuevo sintió que un silencio caía sobre él, aunque estaba en medio de una ruidosa multitud de baile. Su orgullo se disolvió. Entendió el mensaje. Era un hombre sabio.

Entonces el viejo le dijo al rey: “¿Recuerdas todo lo que te pasó? Nada y ningún sentimiento es permanente. A medida que la noche cambia al día, los momentos de alegría y desesperación se reemplazan entre sí. Acéptalos como la naturaleza de las cosas, como parte de la vida”.

“Esto también pasará” y tu cultura corporativa

Seguro que tú también has comprobado a lo largo de tu trayectoria que, en una organización, siempre hay momentos de extrema alegría y otros de desesperación.

Que unos y otros pasarán, es seguro. La pregunta interesante es:

Cuándo pase ¿cómo estaremos?

No se trata de esperar a ver o de jugar a las adivinanzas. Precisamente, lo de ser adivinos, no es una de las cualidades con las que cuentan los seres humanos.

Lo que sí está en nuestras manos es reconocer la situación, y la nuestra es esta:

  • Antes de la pandemia los estudios nos advertían de la necesidad de cambios en las empresas para seguir el ritmo de los avances, evolución de la sociedad y necesidad de ser respetuoso y sostenible, cuidando el planeta y las personas.
  • La pandemia nos obligó bruscamente a cambiar la forma de trabajar y relacionarnos con las personas, utilizando la tecnología. Alteró nuestras vidas sin previo aviso y el de las empresas.
  • La post pandemia es un entorno distinto. Con ella, los estudios de futuro sobre los cambios organizativos han llegado al presente. Las personas hemos tomado conciencia de que “vivir es urgente” (como nos regaló Pau Donés). Hemos comprobado que existe otra forma de trabajar igual o más productiva, y que la tecnología es algo mucho más que una simple herramienta.

La consecuencia de esta elevada cantidad de alteraciones en nuestra vida – demasiadas – , y que se han dado en tan poco tiempo, es que se ha generado un alto nivel de estrés en las personas.

En las empresas observamos que las personas están desbordadas y agobiadas por la cantidad de cambios e imprevistos que deben afrontar.

Son múltiples los nuevos y desconocidos frentes que desafían a las empresas, a la par que los patrones existentes desaparecen sin dejar, siquiera una pista, de la nueva hoja de ruta.

Para poner números a todo esto y comprender la crudeza de esta realidad, nos remitimos al informe State of the Global Workplace: 2022 de Gallup, una prestigiosa investigadora de mercado independiente.

Según este informe, los trabajadores de todo el mundo estaban más estresados que nunca en 2021. El 44% reconocía tener estrés diario en el trabajo. Gallup descubrió además, que un 60% de los empleados estaban emocionalmente desapegados de sus puestos, y el 19% decía, directamente, que se sentía miserable en el trabajo.

Con estos datos en mano, sobra decir que, en las circunstancias en las que estamos, el cuidado del bienestar y estrés de las personas es un elemento clave para que la empresa sobreviva.

Y cuando hablamos de bienestar me estoy refiriendo a tener una cultura corporativa que cree, confía, en su equipo humano y su talento.

Una cultura corporativa en la que las personas de tu equipo comprendan la necesidad de los cambios, su velocidad y se involucren en la solución.

Cuando las personas sentimos que somos parte de algo y aquello que hacemos tiene sentido, nos sentimos motivadas para alcanzar ese objetivo.

Sin embargo, no es así como las personas se están sintiendo en las organizaciones.

El mismo informe de Gallup muestra que, al 44% de las personas que declaran sentirse estresadas a diario, debemos añadir que un 40% se declaran preocupadas, un 23% tristes y un 21% enfadadas.

En la actualidad, una de las preocupaciones de los CEO’s es su propio malestar y el de su equipo humano.

Aún así, la exigencia es tan elevada que nos tienta a dejar a un lado el cuidado de ese bienestar de las personas. Preferimos pensar: “ya nos ocuparemos cuando esto pase y nos relajaremos después”.

Sólo hay un problema:

Dejar el bienestar para después, ¡No es una buena táctica!

Una persona estresada, angustiada o simplemente desconcertada, pierde la perspectiva porque su claridad se ve nublada.

En ese estado, sus decisiones no serán acertadas, incluso pueden llegar a ser contraproducentes. Y por supuesto, en ese estado, lo de tener ideas ingeniosas brilla por su ausencia.

La realidad es que cuanta mayor complejidad mayor claridad necesitas.

Y nuestro entorno es cada día más complejo.

De acuerdo con el informe de HR Trends Report 2020 de Top Employers Institute:

“Si el principal reto de las empresas durante los últimos 50 años fue mejorar la seguridad y la salud física, el de la próxima década es fortalecer el bienestar y la salud mental de los empleados”.

Una tendencia que se manifiesta claramente en las 109 organizaciones certificadas en nuestro país por Top Employers Best Practices Survey 2020. Estas organizaciones están impulsando programas para garantizar el equilibrio emocional de los empleados, como por ejemplo la formación en gestión del estrés (implantada en un 79% de ellas), la práctica del mindfulness (en un 65%) o los programas antibullying, presentes en un 55%. (Fuente: ORH)

La formación no es suficiente ante esta situación. 

La incertidumbre es una constante que, de momento, no tiene intención de desaparecer.

Más bien todo lo contrario, la complejidad del entorno cada vez es mayor y nos exige mayor capacidad de atención y soluciones nuevas e innovadoras. Y las personas no están preparadas para ir a ese ritmo estresante.

Recuerda, el ritmo estresante “también pasará” pero cuando haya pasado, ¿cómo estaremos?

Como CEO, directivo o directiva, no puedes permitirte el lujo de esperar a que pase, sino que has de actuar y rápido.

¿Cómo lograr un equilibrio en la empresa entre el bienestar del equipo humano y el nivel de exigencia que el entorno nos demanda?

La apuesta es por un nuevo estilo de liderazgo que comprenda el entorno y a las personas.

Un estilo de liderazgo que acompañe al equipo y lo entrene a esta nueva forma de trabajo que requiere el nuevo contexto.

Un estilo de liderazgo con una comunicación poderosa que influye e inspira a romper patrones obsoletos.

Un estilo de liderazgo más humano que confía en las personas y es persona mientras confía.

Un estilo de liderazgo que responde honestamente a las inquietudes y miedos de las personas.

Un estilo de liderazgo que les transmite que todos forman parte y entre todos construyen la cultura que les permita crecer de forma sostenible en un entorno incierto sin estrés.

El líder disruptivo.

Según Jon Clifton, CEO de Gallup:

“Tanto los empleados como los empleadores deben dirigir su atención a una mejora de la gestión”.

Y continúa diciendo:

“La verdadera solución es así de simple: mejores líderes en el lugar de trabajo. Los directivos tienen que ser mejores oyentes, entrenadores y colaboradores. Los grandes directivos ayudan a los compañeros a aprender y crecer, reconocen a sus colegas por hacer un gran trabajo y hacen que se sientan realmente atendidos. En entornos así, los trabajadores prosperan«.

Lo que está en tus manos

La incertidumbre no la puedes cambiar.

Las demandas de las nuevas generaciones no las puedes cambiar.

El progreso no lo puedes cambiar.

La velocidad de los cambios no la puedes cambiar.

En cambio, sí puedes comprender la realidad del entorno y que nada volverá a ser como antes, absolutamente nada.

Comprender una forma distinta de entender el trabajo.

Adaptar la cultura de tu organización a las necesidades poniendo en valor el talento.

Impulsar un cambio cultural donde el talento senior y sus generaciones posteriores se alien para dar respuesta a las exigencias sin estrés.

Crear una cultura innovadora donde el talento brille.

Acompañar a tu equipo humano a esa comprensión y poner los mecanismos que lo hagan realidad.

Un ejemplo real:

Lidia tenía en mente despedir a una persona por falta de productividad. Entrenando con nosotras en liderazgo disruptivo y aplicando simultáneamente dos de las habilidades que trabajamos, en dos meses logró que la productividad de esta persona se disparara un 90%.
La satisfacción de ambas personas era tan tangible como emocionante cuando compartió el caso.

Por otro lado, ¿cuál hubiera sido el coste de haber optado por el despido?

  • Coste económico del finiquito y su tramitación
  • Inversión del área responsable en la gestión de la tramitación legal
  • Impacto emocional en ambas personas
  • Impacto emocional en el equipo al que pertenecía
  • El coste de selección de la sustitución
  • La inversión en el aprendizaje de la nueva incorporación
  • La sobrecarga temporal durante el período de transición del equipo


Todo ello frente a una inversión de 2 meses de 2h semanales.

Si ya lo decía Benjamin Franklin:

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.

Este ha sido mi lema desde que soy líder. Por eso, en Kainova involucramos a los participantes de nuestros programas. Por eso entrenamos y no formamos. 

En definitiva, está en tus manos acompañar a las personas que forman tu organización para crear juntos la cultura corporativa que asume con madurez y entereza organizacional, el mensaje del anillo del rey: Esto también pasará.

Empieza por entrenar a tus líderes para que sean líderes disruptivos. Y con ellos podrás acelerar el cambio cultural.

Porque un líder disruptivo que entrena y hace crecer a su equipo tiene un alto impacto en el negocio.

Y tú ¿Sabes cómo entrenar a tu equipo en una nueva cultura corporativa más exigente y cambiante sin estrés?

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