Lo que toda empresa debería saber en la nueva economía sobre Eficiencia e Innovación.

¿Cuándo es el momento para empezar a inyectar la innovación en la cultura de mi empresa? Para responder a esta pregunta y tener una idea muy clara de lo que significa actualmente la eficiencia e innovación, este artículo.

Somos los herederos directos de la era industrial.

Una era, un contexto, que no requiere de grandes análisis a la hora de afirmar que, sencillamente, ya no existe tal y como lo conocimos, tal y como nos enseñó a desarrollar nuestros negocios y organizaciones.

Nos encontramos ante un futuro que se define con cada avance tecnológico, con cada cambio social y con cada cambio medioambiental que acontece.

Pero esto supone decidir ante un abismo, porque estas coordenadas varían sujetas a dos condiciones irrefrenables que antes no existían: los cambios son constantes, y su velocidad, de vértigo.

Como consecuencia, conceptos y aprendizajes que nos fueron útiles en el pasado, son ahora necesariamente sometidos a una reinterpretación de su sentido o a la adquisición de uno nuevo. Esto, cuando no han quedado obsoletos y hay que dejarlos marchar.

Cambios constantes y Velocidad de vértigo. Esto lo determina todo.

Si subsistimos hoy con lo heredado, es forzando una máquina que tarde o temprano hará saltar unos engranajes que han dejado de encajar en el espacio que habitan.

La eficiencia, el concepto guía en las decisiones de esa era industrial, cuyo objetivo prioritario era la optimización del tiempo, adquiere una nueva dimensión para responder al entorno incierto y al cambio constante.

Asimilar y aplicar esa nueva dimensión es en este momento tarea prioritaria para aquellas organizaciones que quieran encontrar una nueva definición y dirección que permita su subsistencia y sostenibilidad dentro de un marco de respeto y consideración hacia las personas y el medio ambiente.

La gran pregunta es:

¿Cómo abordar ese futuro cuya forma y carácter no podemos conocer?

Liderar sin miedo. Cuaderno de pensamiento #1 de Kainova.

El ocaso de la eficiencia

En las empresas y organizaciones siempre se busca la Eficiencia, es decir, la capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos (RAE). 

Sucede que, tradicionalmente, la forma en que las organizaciones han buscado la eficiencia, principalmente, ha sido optimizar los procesos a través de la tecnología.

Es natural que nuestro primer pensamiento sea buscar tecnología para alcanzar una eficiencia en el negocio. Porque a través de nuestra experiencia del progreso, lo que hemos comprobado, hasta ahora, es que la tecnología abarata los costes y reduce los tiempos, por lo que ambos contribuyen sobradamente a obtener el resultado deseado utilizando los mínimos recursos posibles.

Durante décadas ha sido un método infalible. Y sigue siendo un método de primera línea. Pero ocurre en la actualidad que la capacidad de mejorar la eficiencia que aportaba la tecnología, en algunos ámbitos se ha vuelto imperceptible, porque ya se ha llegado a su máxima eficiencia. 

¿Qué pasa cuando ya dominamos el software de contabilidad contratado, o el CRM, o el robot que gestiona nuestro almacén ha alcanzado el máximo en su velocidad de procesamiento de pedidos?

¿Qué pasa si la eficiencia viene de la mano de una mejora que nada tiene que ver con la tecnología?

En estos casos, en los que la necesidad de continuar mejorando continuará siendo un imperativo (en realidad lo es en todos), la tecnología se torna insuficiente.  

En este momento de nuestra historia, la tecnología es necesaria, pero no suficiente.

Cuando se llega a este punto, para seguir avanzando, hay que cambiar el paradigma.

¿Qué pasa si la eficiencia viene de la mano de una mejora en las relaciones dentro de un equipo?

Ahora toca Innovar.

Y toca innovar en un contexto que ha pasado de ser complicado a ser complejo e impredecible.

Las empresas, cuyas decisiones y acciones se forjan a base de los impactos que reciben de ese contexto, están sufriendo esa complejidad e incertidumbre.

Los patrones por los que se sostenía su funcionamiento se están alterando o derrumbando. Y en el caso de que algunos patrones todavía sigan vigentes, su periodicidad puede cambiar e incluso desaparecer.

¿Alguien a estas alturas, continúa utilizando estimaciones anuales basadas en observaciones pasadas y patrones de comportamiento esperados?

Un ejemplo fácil para integrar definitivamente la desaparición de los patrones es situarte en enero de 2020 e imaginarte haciendo esas estimaciones a un año vista. 

Y ante la tentación de pensar que una pandemia es algo puntual, llevamos 3 años de suficiente incertidumbre e intensidad en los cambios como para aceptar que este estado no es coyuntural.

La potencia de la tecnología y su progreso constante, junto a la globalización en todos los ámbitos (social, medioambiental, económico…), nos dicen que tenemos asegurado que esto continuará así.  

El estado de cambio constante es estructural.

Complejidad, incertidumbre y cambio rápido.

Tenemos la necesidad de ser eficientes a gran velocidad y además, lograr una nueva eficiencia que va más allá de la tecnología.

Porque estamos transitando por un entorno en donde el caos se apodera de nosotros. O dicho más suavemente, se convierte en la norma.

Pero hay una buena noticia:

Justo aquí, en el caos, aparece la oportunidad. 

Porque el caos es necesario para reordenar. 

En ese nuevo orden, es donde podemos encontrar la nueva eficiencia necesaria.

Una eficiencia evolucionada respecto de la que conocimos en el pasado, que supera las limitaciones del concepto tradicional. 

Margaret Hefferman lo explica de este modo:

”La eficiencia funciona muy bien cuando se puede predecir exactamente lo que vas a necesitar. Pero cuando aparece lo inesperado, lo anómalo, entonces la eficiencia ya no es tu amiga”.

Es necesario trabajar otras formas de ser eficientes que rompan con la predicción y los patrones aprendidos.

Este es uno de los grandes motivos por los que la innovación se convierte en el aliado indiscutible a incorporar en el día a día de las empresas.

Es imprescindible, en las organizaciones, desarrollar la capacidad de imaginar soluciones, hasta ahora impensables, que sólo se crean en la imaginación.

Imaginar se convierte en una necesidad.

Y no sólo imaginar. 

En un entorno impredecible, es necesario, también, trabajar esa variedad de soluciones imaginadas para crear un entorno robusto. Aunque sean soluciones que nunca lleguen a aplicarse.

En su charla de TED Talk, Margaret Hefferman se apoya en el ejemplo de la investigación en vacunas para exponer este concepto básico: “es necesario desarrollar vacunas que quizás nunca lleguen a ser necesarias”, porque en un escenario tan incierto, el único modo de estar preparados ante lo imprevisto es invertir en ese abanico de posibles soluciones. 

El gran cambio mental al que nos enfrentamos aquí, es que este modo de afrontar la realidad no es ineficiente. Buscar soluciones a lo que aún no existe en un mundo en el que no podemos predecir, no es ineficiente. Es la evolución del concepto de eficiencia ante el que nos encontramos. Y es la vía que nos permite crear un mundo robusto. 

Nunca antes ha sido tan evidente que la innovación es el camino para convivir en un sistema complejo e incierto.

Por eso las personas tenemos que integrar en nuestras capacidades la innovación, para que eso sea una realidad. 

Y para innovar necesitamos creatividad.

Unos datos en este sentido: el informe “Creatividad transformadora para los negocios”, elaborado por LLYC, destaca:

“En lo que respecta a las áreas de la compañía, la mayoría de encuestados consideran que la creatividad tiene un impacto alto o máximo en el modelo de ingresos y en los procesos de negocio. 

El 56% de los encuestados creen que la creatividad tiene un impacto máximo en la comunicación de marca. 

Además, el 50% opinan que la creatividad tiene un impacto alto en el modelo de ingresos y en los procesos de negocio, el 60% entienden lo mismo respecto al desempeño del producto, mientras que más de un 42% cree que la creatividad impacta mucho al sistema del producto.”

Imaginar, crear, innovar, es lo contrario de dejar caer tus recursos en saco roto.

Responder con la Empresa Líquida

La empresa líquida es una empresa innovadora. 

Y lo es porque este modelo de empresa crea el contexto para que ser innovador en el día a día, en cualquier aspecto que lo requiera, en cualquier momento, sea una realidad.

Para lograrlo, trabaja los diferentes aspectos de la organización que le permitirán ser innovadora: liderazgo disruptivo, co-creación, colaboración, inteligencia colectiva, muerte de las jerarquías…

Si desde este modelo de empresa las organizaciones son ágiles en la búsqueda de soluciones es porque en él existe una conciencia absoluta de:

  1. La capacidad de imaginar y ser creativo hay que potenciarla y desarrollarla
  2. La innovación se entrena y al hacerlo, se adquiere velocidad en la capacidad de búsqueda de soluciones ingeniosas, logrando que la empresa sea  innovadora.


Lo más importante en este sentido, es que la empresa líquida cuenta con los mecanismos necesarios para ser coherente y consecuente con esa conciencia. 

Por eso ser innovadora no es en ella un trabajo adicional, sino parte de su esencia.

Para alcanzar ese grado de innovación es necesario recorrer un camino.

Un camino a través del cual los comportamientos del equipo humano, es decir, la cultura de la organización, vaya asimilando esos mecanismos y evolucione hasta integrarlos. 

La innovación se convierte en parte del ADN de la cultura, o lo que es lo mismo, la innovación está en el adn de cada persona de la organización.

Por eso hablamos de transformación.

La transición a una empresa innovadora requiere de determinación y convencimiento para acompañar al equipo humano a transitar de comportamientos arraigados con una mentalidad determinada a una mentalidad distinta que le permitirá modelar esos comportamientos capaces de generar una respuesta ágil y creativa a cada nueva situación imprevista. 

La dificultad en este punto es elevada porque chocamos con el muro de las organizaciones aún sujetas a culturas obsoletas alejadas de la innovación: centradas en la jerarquía, con delimitación de funciones y casi nula comunicación.

Frente a ellas, la cultura de la empresa líquida se presenta como la cultura necesaria para ser una empresa innovadora.

Porque sus fundamentos se sitúan en el lado opuesto a todo lo obsoleto en el nuevo entorno:

  1. Liderazgo disruptivo
  2. Las jerarquías han muerto
  3. El acelerador son las personas
  4. La tecnología no es suficiente


Y como eje para articularlos e innovar: el talento.

En la empresa líquida apostamos por el talento como el recurso más valioso en una organización, porque es el elemento central de una empresa articulada para bailar con los desafíos y lograr que las personas (el equipo), se sientan cómodas en ese entorno de continuo reto.

Apostar por el talento es confiar en él y arriesgarse a realizar la actividad de una forma distinta a la que, probablemente, nos enseñaron como la más eficiente.

Y en este periplo, puedes tener grandes y gratas sorpresas.

Un ejemplo de ello nos lo cuenta Margare Hefferman en su TED Talk. 

Ella explica que, en los Países Bajos, la enfermería domiciliaria solía hacerse casi como en el supermercado. Un trabajo estandarizado y prescrito al minuto, dónde se indicaba el tiempo que las enfermeras tenían que dedicar por paciente en función del número de pacientes previstos: 9 minutos los lunes, 7 los miércoles, 8 los viernes.

Las enfermeras odiaban esto. 

En un momento determinado, Jos de Block, preparó un experimento en el que planteaba: “Como no sabemos lo que va a necesitar cada paciente ¿por qué no dejamos que las enfermeras lo decidan? ¿Suena imprudente?”.

En su experimento, Jos descubrió que los pacientes mejoraron en la mitad del tiempo, y los costos descendieron un 30%. 

Cuando Margaret Hefferman preguntó a Jos qué le sorprendió de su experimento, él sólo se rió y dijo: “Bueno, no tenía idea de que podría ser tan fácil llegar a una mejora tan grande porque no es el tipo de cosas que uno puede saber o predecir sentado en un escritorio mirando la pantalla de una computadora”. 

Este sistema se ha reproducido en más países, pero cada vez el sistema tiene que empezar por experimentar su funcionamiento porque siempre existen diferencias. La atención sanitaria y la cultura de cada país influye en cuál es el método más eficiente.

La innovación requiere:

  • Imaginación y Creatividad 
  • Experimentación
  • Valentía para hacer lo que nunca se ha hecho


Y tan importante como esto, requiere aceptar que los experimentos no siempre funcionan. 

Es necesaria una comprensión de que la innovación es un laboratorio de pruebas, donde a veces funciona y otras no, pero todas son necesarias para avanzar. 

De hecho, Jos Block intentó un enfoque similar al de la enfermería para el servicio de bomberos y descubrió que no funcionaba porque el servicio estaba demasiado centralizado. 

De ahí sacó un gran aprendizaje: “Los experimentos fallidos parecen ineficientes, pero a menudo son la única forma en que uno puede descubrir cómo funciona el mundo real.”

La evolución de la eficiencia pasa por generar un conjunto de propuestas innovadoras entre las cuales obtendrás:

  • unas cuantas que serán desechadas sin haber llegado a implementarse
  • otras tantas que no funcionarán
  • un tercer grupo compuesto por soluciones que serán la respuesta idónea al problema


Como en todo laboratorio, debes realizar muchas pruebas para dar con aquella cuyo resultado es extraordinario.

No es un sistema ineficiente. Es un sistema robusto y necesario para movernos con agilidad y no sucumbir en un entorno incierto.

Incorporar la innovación es saltar la barrera cuando, aparentemente, se ha llegado a su máxima eficiencia. Y así conseguir resultados deseados con el uso del mínimo posible de recursos. La innovación es la opción que produce milagros. 

La empresa Icon, que fabrica casas con impresoras 3D, es un buen ejemplo. 

¿Quién podía imaginar hace unos años la construcción de un inmueble en sólo 24 horas y a precios accesibles?

El cambio de paradigma les ha permitido romper límites. 

Abandonar lo conocido y explorar lo desconocido buscando una solución que han imaginado en algún momento. 

Apostaron por la capacidad creativa del equipo creador.

Ahora ya tienes clara la relevancia de la innovación en tu organización.

No sólo esto, sino también, la importancia de conceptos como imaginación, creatividad, talento, valentía o experimentación, a la hora de lograr ser eficientes en el nuevo contexto empresarial.

A continuación, te planteamos algunas preguntas para detectar cómo vives la innovación en primera persona:

    • ¿Tu equipo te aporta ideas innovadoras?

    • ¿Creas espacios de trabajo para que se desarrolle la creatividad e innovación?

    • ¿Estimulas a tu equipo a superar sus propios límites?

    • ¿Qué Beneficios crees que le aportaría a las personas de tu equipo?

    • ¿Qué beneficios crees que te aportaría a ti como líder del equipo?

    • ¿Y a tu empresa?

Existe una pregunta más que asalta a muchas personas cuando, ante su organización, toman la determinación de transformarla en una empresa innovadora:

¿Cuándo es el momento para empezar a inyectar la innovación en la cultura de mi empresa?

El tema es que, si aún estás pensando el momento oportuno, permíteme decirte que ya llegas tarde.

Todo está en cambio constante y por ello en redefinición.

Nada es lo que era.

La oportunidad será para los valientes que, arriesgándose y calibrando los riesgos, se atrevan a Innovar.

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