La música es como el agua. Fluye.
Como fluido, la música es como la empresa líquida.
Piensa en cualquier cosa relacionada con la música: una melodía que te guste, tecnología (tocadiscos, bafles, …), grupos (cuarteto de cuerda, banda de rock,…) o en quien dirige (director de orquesta, coro o productor musical)… Lo pienses como lo pienses, la música nos lleva siempre a conceptos muy interesantes de la empresa líquida.
Por ejemplo, un tocadiscos.
Imagínate a ti mismo/a poniendo un disco en él. Suena una música. Te cansas. Stop. Sacas el disco e introduces uno nuevo. Suena algo totalmente diferente.
Esto tan sencillo, es en realidad el quid de las empresas que saben mantenerse y crecer en el mercado.
El disco es, a la música emitida por el tocadiscos, lo que el líder al resultado de su equipo, o lo que el CEO al posicionamiento de su organización.
Un líder o CEO, unos resultados. Otro líder o CEO, otros.
¿Qué música – económica y personal – emite tu equipo, equipos u organización? Si la música que oyes no es la que querrías escuchar, entonces responder a esta pregunta y analizar la respuesta te permitirá plantearte los aspectos a trabajar de tus líderes e incluso de tu propio liderazgo.
Míralo así: un tocadiscos no puede hacer sonar la novena de Beethoven si primero has colocado un disco de los Rolling Stones.
Y vale la pena detenerse un poco en este punto, porque aunque esto pueda resultar una obviedad, he constatado en 35 años de experiencia que en muchos casos no lo es.
Existe un ejercicio estupendo que vale la pena siempre tener en la recámara. ¿Has utilizado alguna vez la técnica de los 5 por qué?
Se trata de que ante un resultado, por ejemplo, te cuestiones por qué se ha llegado a ese punto. Y sobre la respuesta obtenida, volver a preguntarte por qué has llegado ahí. La intención al repetir el proceso hasta 5 veces es llegar al origen del problema, donde tiene todo el sentido del mundo actuar para mejorar.
Hagámoslo de modo genérico con los resultados x de un equipo, dando por hecho que esos resultados (de proyecto o de dinámica personal) no son los que desearíamos.
Planteamos y respondemos los 5 por qué:
1 – ¿Por qué hemos obtenido el resultado x (no deseado)?
Porque el equipo ha producido x.
2 – ¿Por qué ha producido x el equipo?
Porque la estrategia y táctica indicada para él, teniendo en cuenta su propio carácter, ha llevado a ese resultado.
3 – ¿Por qué se ha escogido esa estrategia y táctica?
Porque el líder pensó que sería la mejor opción
4 – ¿Por qué el líder pensó que sería la mejor opción?
Porque sus conocimientos, junto a su forma de comprender las cosas – su mentalidad, en definitiva -, lo llevó ahí.
5 – ¿Por qué su mentalidad lo llevó ahí?
Porque fue formado para ello y ha practicado sobre ello durante muchos años.
Esta última respuesta nos plantea nuevos interrogantes que nos permiten tomar decisiones de cara a mejorar resultados futuros.
Por ejemplo, qué formación ha condicionado la forma de comprender y tomar decisiones del líder para que diera pie a la cadena de acciones generadoras de un resultado no deseado.
A partir de ahí podríamos tomar decisiones con las que empezar a mejorar. Por ejemplo:
- qué aspectos suyos podría mejorar
- qué conocimientos adicionales podrían ayudarle en el futuro
- qué puntos de vista ha omitido
- qué información adicional no ha analizado
- qué información ha aportado al equipo
- etc.
Si tienes la tentación de pensar que las respuestas podrían haber sido otras: sí, tienes razón. Ahora sabemos que podría haberse dado una pandemia o la explosión de un volcán o el surgimiento de un conflicto bélico, que hubieran afectado a una gestión excelente. Pero si no es por cosas así, mirar hacia dentro, hacer autocrítica, nunca está demás.
La opción planteada es una de entre las posibles. Y es especialmente interesante porque, siendo absolutamente plausible, nos lleva a dos puntos críticos:
- La mentalidad del líder determina el resultado del equipo.
- La mentalidad del líder se ha forjado con aprendizaje y experiencia, y por tanto, con entrenamiento.
Si quieres oír otra música, cambia el disco.
Justo antes de este titular hemos llegado a un primer punto crítico:
La mentalidad del líder determina el resultado del equipo.
En los programas que realizo, lo expreso del siguiente modo:
Un equipo es el reflejo de su líder. Si quieres conocer cómo es el equipo, conoce al líder y sabrás cómo es.
En una empresa líquida, el máximo número de personas del equipo humano son líderes, entendiendo por líder la persona que aporta ideas con valor y está predispuesta a llevarlas a cabo. Por eso, en un caso ideal lo serían todas.
Hasta lograr ese modelo de empresa líquida en el que todos y todas aportan ideas con valor, y están predispuestos/as a llevarlas a cabo, hay un período de transición que consiste en la transformación de la cultura actual a una cultura innovadora.
Y en este punto, hoy, los líderes son un elemento fundamental para lograrlo.
Puntualicemos: hablamos de líderes disruptivos.
Este líder tiene integrado el contexto actual, la visión de futuro y comprende la innovación como el eje de futuro empresarial.
Si este líder es así es porque su mentalidad ha sido entrenada y preparada para ello.
Dado que éstas son las coordenadas en la cabeza de un líder disruptivo, sabe que necesita del equipo humano del mismo modo que sabe que está en sus manos aflorar y potenciar el talento de las personas con las que se relaciona.
Para manejarse con naturalidad en el contexto presente y futuro que visualiza, y hacerlo con la innovación cómo única llave del éxito, necesita de las personas y su talento.
Por eso, cuando asume con claridad el rol de llevar a su equipo más allá de lo que el propio equipo cree que puede llegar a ser y hacer, se convierte en el Entrenador.
Porque un entrenador tiene mentalidad ganadora. Sabe que su responsabilidad es creer en su equipo y obtener el máximo rendimiento de él, tanto a nivel individual como colectivo. Porque su objetivo es lograr triunfos.
Un líder disruptivo adopta esa mentalidad y se convierte en el entrenador de su equipo. Va a por el objetivo, estimula a su equipo para que quiera lograrlo e impulsa sus capacidades para que las desarrollen con la convicción de que pueden hacerlo.
En el momento en que un líder disruptivo es un entrenador, este líder ya no delega tareas.
Para él, ya no se trata sólo de que su equipo responda correctamente ante el trabajo asignado.
Se trata de asumir la responsabilidad de acompañarlos para impulsar la responsabilidad de cada uno y la mejora continua. Por tanto, se trata de lograr que esa responsabilidad de cada uno impulse tanto la mejora en cada tarea como el logro del objetivo común como equipo.
Por eso hablamos de entrenamiento. Porque este líder entrena a su equipo a tener esa mentalidad de conjunto, de mejora continua, de aportar ideas, etc.
En definitiva, un líder disruptivo asume la responsabilidad del resultado, por lo que entrena al equipo conjugando la formación, el seguimiento y la estimulación de su potencial, mediante retos que el equipo quiere alcanzar y por los que se desvive para lograrlo, disfrutando en el camino.
Sólo practicando con un buen maestro (Entrenando) te conviertes en pianista
De nuestro ejercicio de los 5 por qué, habíamos llegado a un segundo punto crítico:
La mentalidad del líder se ha forjado con aprendizaje y experiencia, y por tanto, con entrenamiento.
¿Qué implica esto?
- El líder ha sido entrenado (consciente o inconscientemente) para tener una visión y habilidades determinadas. Por tanto, el líder puede ser reentrenado para convertirse en un líder disruptivo, con una visión y habilidades disruptivas.
- El líder que ha experimentado y comprendido el poder y mecanismos de un entrenamiento disruptivo, puede entrenar del mismo modo a su equipo. Se convierte en lo que en la empresa líquida llamamos un Entrenador de líderes.
Nadie puede aprender a tocar el piano – mucho menos convertirse en un profesional destacado – si primero no practica habiendo recibido las pautas, consejos y entrenamiento adecuados.
El entrenamiento con el que un líder disruptivo es entrenado, y que después utilizará para entrenar a su propio equipo, potencia el talento individual porque comprende la aportación de valor de cada uno de los miembros del equipo. Y a la par, potencia la inteligencia colectiva forjando, mediante dinámicas de trabajo, las sinergias, reconocimiento y co-creación de resultados.
Un punto de reflexión interesante: la necesidad de acelerar la evolución en el cambio cultural nos lleva al concepto de entrenador versus formación.
La formación es conocimiento, no aprendizaje.
El entrenamiento es aprendizaje.
Cuando aplicas el conocimiento en situaciones reales es cuando aprendes de la vivencia.
Cuando este proceso es estimulado y supervisado por un entrenador preparado, se aceleran los resultados.
Por eso es importante esa mentalidad entrenadora en los líderes, para influir en elevar las capacidades de las personas para que aporten resultados y éstos se sostengan a lo largo y ancho de la organización y en el tiempo.
Que los líderes sean entrenadores permite lograr una evolución superior y más acelerada que la que se genera por la inercia del propio individuo. Esa evolución, tanto en las capacidades individuales como en las colectivas, queda reflejada en los resultados de la organización, impactando en diferentes niveles: procesos, productos o servicios, relaciones interpersonales, satisfacción, bienestar del equipo humano y, por supuesto, a nivel económico.
Es una responsabilidad que integra y asume el líder disruptivo: entrenar con mentalidad ganadora.
Y como la práctica hace al maestro, estos líderes logran con la práctica crear equipos de alto rendimiento, de una forma natural, compartida, equilibrada y sostenible en el tiempo.
Un equipo innovador: música para tus oídos
La empresa líquida apuesta por un modelo donde el talento es el eje vertebrador que impulsa el negocio con proactividad, anticipándose a las necesidades de sus clientes.
El actual escenario te posiciona ante una búsqueda constante de innovación, aprovechando al máximo la tecnología en beneficio tanto de la satisfacción del cliente como del bienestar de las personas que conforman tu empresa.
Se trata de alcanzar la máxima satisfacción del cliente en servicio o producto, que cumpla sus expectativas e incluso, que lo transporte a nuevos hábitos, siempre que le genere una ventaja y bienestar. Pero también de hacerlo en base a procesos y dinámicas internas que potencien el talento y bienestar de las personas de tu organización.
Eso significa pensar en grande, romper esquemas, creer en lo que haces, tener un propósito, cazar oportunidades y en muchas ocasiones, representará avanzar hacia una nueva estructura interna que tenga la capacidad de sostener y convertir esas nuevas ideas en resultados tangibles.
Cuando una empresa, es decir, su equipo humano está predispuesto a innovar sin límites, además de progresar en su negocio puede crear nuevos modelos de negocio que ni tan siquiera pasarían por la mente del pensamiento actual de un equipo no disruptivo.
En el entorno convulso, complejo y de avances galopantes tecnológicos en el que estamos, la innovación constante con un enfoque disruptivo, es el factor que impulsará el negocio a ser sostenible.
Esta afirmación se corrobora con la observación realizada por Accenture en un grupo de empresas y publicada en su informe Discover where value’s hiding. How to unlock the value of your innovation investments:
En base a su rendimiento financiero, hemos identificado a un pequeño grupo de empresas de alto crecimiento – 14% – que está invirtiendo mucho y adoptando un enfoque distintivo frente a la innovación: orientado al cambio, liderado por resultados y con mentalidad disruptiva.
¿Y no decíamos antes que el líder disruptivo comprende la innovación como el eje de futuro empresarial? Con el líder disruptivo entrenador de líderes, la innovación fluirá, como música para los oídos, por las venas de cada una de las personas de tu equipo.
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Te decíamos en un momento de esta newsletter que en una empresa líquida, el máximo número de personas del equipo humano son líderes. Si te interesa ahondar en esta idea puedes leer más al respecto haciendo click aquí
