Hubo un nuevo momento de silencio. Luego: -¿Qué es eso? -exclamó Pippin de improviso aferrándose a la capa de Gandalf-. ¡Mira! ¡Fuego, fuego rojo! ¿Hay dragones en esta región? ¡Mira, allí hay otro!
En respuesta, Gandalf acicateó al caballo con voz vibrante.
-¡Corre, Sombragris! ¡Llevamos prisa! El tiempo apremia. ¡Mira! Gondor ha encendido las almenaras pidiendo ayuda. La guerra ha comenzado. Mira, hay fuego sobre las crestas del Amon Dîn y llamas en el Eilenach; y avanzan veloces hacia el oeste: hacia el Nardol, el Erelas, Min-Rimmon, Calenhad y el Halifirien en los confines de Rohan.«
«El Señor de los anillos III. El retorno del rey», Libro Quinto, I, «Minas Tirith» (edición de Ediciones Minotauro, 1980)
¿Reconoces esta escena de El Señor de los anillos III. El retorno del rey? Es uno de mis momentos preferidos: la guerra se ha iniciado y, a fin de avisar a los aliados y pedirles ayuda, vemos cómo se van encendiendo una a una las almenaras en los picos de sucesivas montañas que se pierden en la lejanía.
Si resulta especialmente emocionante para mí, es por esa grandiosa manifestación del poder de la comunicación para hacer frente, unidos, a la adversidad.
En la escena, la comunicación, en forma de “fuegos comunicantes”, fluye: positiva, constructiva, retadora, inspiradora.
Y los pueblos se unen para luchar unidos contra el mal. O dicho de un modo positivo, para luchar por el triunfo del Bien.
Aunque de entrada pueda no parecerlo, todo esto tiene mucho que ver con la empresa líquida. Y con su fundamento: las jerarquías han muerto.
Porque, cuando las jerarquías mueren, uno de los aspectos más empoderadores de las organizaciones, la comunicación (honesta, útil, completa) encuentra el camino libre para fluir y hacer fluir con ella ideas, propuestas, mejoras, soluciones y desafíos.
Por eso, una de las ideas estrella de la Empresa Líquida es la Comunicación Poderosa, que es como si cogieras una comunicación efectiva y eficiente pero llevada un paso más allá, porque cuenta con la facultad adicional de empoderar a las personas y organizaciones a través de sus talentos. Casi casi, como si el mismo Gandalf os tocara a ti y a tu equipo con su bastón mágico para mejorar vuestros resultados y relaciones.
Pero aquí no hay magia, sino método y entrenamiento.
Vayamos por partes para ubicar correctamente cada elemento de este aspecto y ver con claridad el modo en que puede aportar más y mejor, en el seno de tu organización.
Muros invisibles
Las organizaciones son redes de relaciones conversacionales.
Existen tantas como individuos conversando, transmitiendo información, conocimiento, ideas, problemas, soluciones, influyendo, persuadiendo, …
Y es a partir de esas redes conversacionales que la comunicación se convierte en la clave para la evolución y crecimiento de las personas, y por ende, de las empresas.
Por eso, la comunicación ocupa un lugar tan importante en la vida de las organizaciones, porque todo lo toca y todo lo determina. Y por eso también, no puedo imaginar una empresa funcionando sin comunicación.
Y cuando digo “sin comunicación”, digo también “con una comunicación empobrecida” que no permita que la información llegue adecuadamente a las personas.
Porque para aportar el máximo valor, las personas necesitan información que les permita aplicar sus conocimientos.
Para lograrlo, para que cada persona pueda aportar el máximo valor gracias a contar con toda la información, una de las premisas que debe cumplir esta comunicación es que circule en todos los sentidos sin filtros, sin barreras o muros infranqueables.
Justo en este punto es donde entra en juego la importancia de proclamar a voz en grito que, en la nueva era en la que nos movemos, las jerarquías han muerto.
Porque las jerarquías son barreras invisibles de la comunicación y en consecuencia, barreras invisibles a la aportación del máximo valor por parte de las personas, y barreras a la evolución y crecimiento de las personas y las empresas.
Estas barreras no son muros físicos con ladrillos que detienen la comunicación. De hecho, los diseños de oficinas open space, cada vez más utilizados, buscan romper con las jerarquías tradicionales desde la perspectiva del espacio físico.
Las barreras más importantes son etéreas y pueden continuar dándose aún tras una reforma del espacio que, buscando eliminar jerarquías asociadas a la posesión de un despacho con mesa grande, haya tirado abajo unas cuantas paredes.
Los muros a los que nos referimos son protocolos que, establecidos por la definición de la propia jerarquía, enturbian la comunicación, la distorsionan o hacen que se estanque.
Cuando hablamos de una comunicación enturbiada, distorsionada o estancada, es el momento de afrontar que quizás, el gran muro invisible con el que debemos lidiar es la propia cultura organizacional que genera la situación de la que queremos salir.
Una situación en la que, pudiendo hacer las cosas mejor, generar crecimiento y mayor bienestar, la forma y esencia de tu estructura organizacional coarta tus opciones de lograrlo.
Porque las posibilidades y oportunidades que brindaría una comunicación auténtica, sin filtros, sin miedos, – o en un estadio de desarrollo aún más evolucionado, una Comunicación Poderosa -, se encuentran con un muro infranqueable.
La transformación de la estructura jerárquica tradicional en una líquida, y de la comunicación actual en una Comunicación Poderosa, es una transformación profunda que va más allá de los espacios físicos. Va directa a la mentalidad de las personas, a su comprensión de los distintos roles de la organización y la relación que establece con ellos.
Por tanto, hablar de una mejora de la comunicación que permita esa estructura ágil, rentable y competitiva, hecha de personas que crecen y mejoran día a día, es hablar, sin miedos ni tapujos, de la necesidad de una transformación de la cultura organizacional.
Encender las hogueras
Encender las hogueras o lo que es lo mismo: comunicar lo que se tiene que comunicar, cuando se tiene que comunicar. Y hacerlo retando, empoderando, activando, a quien nos escucha.
En la empresa líquida la comunicación circula en todos los sentidos sin filtros. La empresa líquida entiende la comunicación como la herramienta clave para construir innovación y crecimiento (en todos los sentidos, en todas las direcciones).
Eso sí, la comunicación bien entendida, una comunicación positiva, constructiva, reflexiva, inspiradora y retadora. Una comunicación que estimula el talento y potencia la inteligencia colectiva.
Si bien es cierto que todas las personas no pueden saberlo todo – sería una pérdida de energía y tiempo -, sí hay que romper las barreras invisibles ya comentadas, para que la información relevante para crear una empresa sostenible fluya en todas direcciones.
Lograrlo, implica tiempo. Porque transitar de barreras, obstáculos, muros que cortan la comunicación, hacia la libre circulación de la misma, es un proceso de aprendizaje y de cambio cultural.
El proceso de aprendizaje para transitar de la jerarquía a la liquidez es relevante y aporta un gran beneficio para la organización y para el equipo humano que la forma.
El ROI de esta inversión es un resultado siempre positivo por el que merece mucho la pena aceptar el proceso que implica.
Es absolutamente humano y natural, que a un equipo multidisciplinar y de distintos niveles de la organización le lleve un tiempo llegar a trabajar fácilmente con un único propósito de co-crear una solución a un problema o una nueva idea, cuando durante años han estado coartados por los muros invisibles de una jerarquía que no les permitía cooperar libremente.
Esto lo veo en todos los procesos de transformación.
Pero con las pautas adecuadas, estos equipos llegan a ese punto deseado.
También lo veo en los procesos de transformación.
La comunicación es el vehículo que destruye los muros, establece relaciones y crea confianza.
La comunicación (poderosa) enciende hogueras de “fuegos comunicantes”.
Cuando se eliminan esos muros invisibles, las personas se olvidan de quién son dentro de un organigrama, y entonces es cuando, de igual a igual, se ponen codo con codo a trabajar, aprender, comprender y aportar desde cada ángulo y así, de forma sinérgica, construir juntos una brillante idea o solución.
La inteligencia colectiva co-crea resultados extraordinarios, gracias a la comunicación poderosa (positiva, constructiva, reflexiva, inspiradora, retadora).
El vehículo ha sido la libre comunicación sin prejuicios ni miedos.
Algo que se consigue cuando sientes que lo que aportas no va a ser juzgado, sólo va a ser una información más que vas a tener la oportunidad de aportar como el resto de personas. Cuando existe confianza para expresar libremente.
El oxígeno de las hogueras
Sin oxígeno, el fuego se apaga.
Si el sistema de las almenaras, el fuego encendido en una atalaya para dar aviso al resto de aliados funciona, es porque se respalda en un punto absolutamente clave: la confianza.
Confía quien enciende la almenara. Confía quien ve la almenara más cercana prendida y prende entonces las suya. Todos confían en el emisor. Todos confían en el mensaje. Todos confían en el siguiente receptor.
El sistema, al completo, requiere confianza para ser efectivo.
La confianza, es el oxígeno de la comunicación.
Este extracto de “Los líderes comen al final”, de Simon Sinek, lo expresa desde el punto de vista de las organizaciones:
La verdadera confianza solo puede darse entre personas. Y sólo podemos confiar en otros, cuando sabemos que ellos están activa y conscientemente interesados por nosotros. Está muy bien que un líder espere que los demás confíen en él, pero si él no confía en la gente, el sistema fracasará. Para que la confianza sirva al individuo y al grupo debe ser compartida.
Hablar de comunicación es hablar de confianza.
Y en este mismo sentido, hablar de comunicación y confianza, es hablar del CEO.
Porque en el mundo de las empresas, la persona más importante para que la comunicación sea fuente de inspiración y alinee a toda la organización bajo un mismo propósito es, sin duda, el CEO.
Daniel Romero-Abreu lo expresa del siguiente modo en una entrevista:
El CEO, con la comunicación de su pensamiento, se implica en la construcción de un entorno de confianza que garantiza la efectividad de los mensajes y minimiza las posibilidades de conflicto, convirtiéndose en dinamizador y catalizador del proceso de creación de un equipo y un ambiente de trabajo.
Sin confianza no hay comunicación
La seguridad en el líder se construye sobre los cimientos de su honestidad, su competencia, su conocimiento y su integridad y se mide en la congruencia entre lo dicho y lo hecho y, cuanto mayor sea la brecha entre ambas, menos eficaz será su liderazgo.
El liderazgo como proceso de influencia en los equipos tiene en la base tu credibilidad y tu comunicación.
Las jerarquías obstaculizan la comunicación generando relaciones de baja o nula confianza.
El modo en que la empresa líquida combate este problema, es utilizando la comunicación para establecer lazos de confianza entre personas, no entre posiciones en el organigrama.
En la nueva era del Talento, las jerarquías han muerto y la comunicación, es Poderosa.
