La irrupción drástica de un imprevisto en una empresa puede hacer tambalear cualquier estrategia, por muy bien que ésta haya sido elaborada.
Ni siquiera una estrategia elaborada por las mentes más brillantes asegurará nunca que un cambio inesperado y repentino, no vuelva nuestro microcosmos del revés.
David tenía en su mente una clarísima estrategia para aumentar la cuota de mercado de su división.
Sabía que era el plan de ruta perfecto para lograr una visión, la visión por la que dos años atrás escogería trabajar en su actual empresa, rechazando así una suculenta oferta en la competencia.
Sin embargo, cierto es que cuando hablas de futuro no puedes predecir lo que va a suceder.
Nadie podía predecir ni esperar dos meses atrás que una pandemia dominaría y condicionaría el escenario mundial.
De la noche a la mañana, el plan ya no era viable. En la cabeza de David, frustrado y obcecado ahora en encontrar una salida a la nueva situación, no dejaba de resonar una famosa frase de Peter Drucker:
“Lo único que sabemos del futuro es que será diferente.”
La desilusión y presión nublan la mente. David no podía pensar bien pero tampoco podía dejar pasar los días sin tomar medidas. Así que llamó a quien siempre había sido una sabia mentora para él, su amiga y CEO de otra reputada empresa, Sara.
Sara era una de esas personas que parecen no perder la calma jamás. En realidad, su mano firme y segura aún en las situaciones de máximo estrés, se debía a una sabiduría que construía día a día a base de investigación, observación y comprensión.
Sara descolgó el teléfono. David sintió paz al escuchar su voz. Le explicó por lo que estaba pasando y esto fue lo que ella le respondió:
¿Recuerdas la teoría de Charles Darwin: “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor se adapta al cambio.”? Piensa que hoy, ahora mismo, está más vigente que nunca.
Lo que tienes que entender, es que el nuevo escenario no nos está pidiendo una nueva estrategia o un nuevo plan.
El nuevo escenario, te está pidiendo que nosotros, las personas y las empresas – que somos personas – evolucionemos nuestro adn, nos transformemos en algo que no hemos sido hasta ahora y que nos permitirá vivir en un futuro “diferente”, pase lo que pase.
La vida nos ha exigido bruscamente que seamos como el líquido, un mismo volumen que se adapta naturalmente a la forma del recipiente que lo contiene.
Tu empresa, debe ser líquida si quieres encontrar la alternativa, el camino por el que hoy me preguntas.
David escuchaba y comprendía, pero sentía que no podía dar la vuelta a una empresa sin más. Ponerlo todo patas arriba porque ahora todo debía ser líquido. ¿Qué significaba realmente eso, por dónde empezar, cómo podía él hacerlo?
– Pero, Sara, ¿por dónde empezar?
Sara continuó.
Tienes razón, David. Pensar en una empresa líquida, en una transformación total de la noche a la mañana no tiene sentido.
Si te cuento esto hoy y sé que puede ayudarte, es porque quiero que te centres, para empezar, en uno de los fundamentos clave de la empresa líquida:
El verdadero acelerador de una empresa son las personas.
Porque es en estos momentos, querido amigo, cuando adquiere máximo valor.
Si algo tengo claro, David, es que las empresas que han creído y apostado por el talento, las empresas que han trabajado seriamente, con rigor, estrategia y convencimiento para aflorar el talento, son las empresas que sobrevivirán a esta situación e incluso saldrán reforzadas.
David interrumpió.
Pero Sara, ¿cómo me hablas ahora te trabajar el talento si lo que necesito son soluciones?
Sara prosiguió.
Te sorprenderá lo que te estoy diciendo, pero ahora te daré la clave, el secreto para obtener esas soluciones que andas buscando.
Cuando creas el contexto adecuado para que el talento, independientemente de su nivel jerárquico y ámbito de responsabilidad, se active, se desarrolle y evolucione, las propuestas y soluciones se multiplican.
Las probabilidades de éxito aumentan y las ideas que se generan aumentan el potencial de las empresas.
Trabajar de este modo es entrenar el talento.
Lo que sucede con las empresas que a estas alturas ya lo han hecho, es que disfrutan de una ventaja competitiva.
Incluso sin saber qué sucederá.
Su equipo humano está preparado para reaccionar rápidamente, aportar ideas, soluciones, innovar y adaptarse a la velocidad de una gacela.
¿Y todo por qué?
Porque la empresa ha creído en su capital humano.
Porque la empresa ha generado el contexto para que eso suceda.
Porque cualquier persona en su organización puede aportar una gran idea, que se atreverá a exponer gracias a existir un entorno apropiado.
Fomentar, incentivar y hacer reflexionar continuamente a las personas es lo que lleva a las empresas a tener talentos activos y un funcionamiento de mejora continua sin límites.
¿Quieres un ejemplo? Piensa en Richard Branson, fundador de Virgin Group, con más de 400 compañías y unos 4,9 billones de patrimonio neto es uno de los empresarios más respetados del mundo.
Richard ha construido ese monstruo de imperio motivando a los demás a seguir sus sueños y lograr sus objetivos. Él inspira y valora el aprendizaje continuo, por eso dice:
«La educación no sólo está en las aulas y las universidades, se puede aprender en todos los lados, cada día y de cada persona».
¿Ves ahora lo que te decía de la empresa líquida? La empresa líquida tiene esta filosofía impregnada en su ADN. Es una empresa donde el talento fluye y se distribuye según sea necesario, donde todas las personas aprenden de todas y la inteligencia colectiva genera resultados extraordinarios con mínimos esfuerzos.
Piénsalo, David,
¿Cuántas empresas apuestan por que cualquier persona de su organización puede aportar valor?
Tienes una clara oportunidad de romper esquemas obsoletos que no están preparados para afrontar situaciones complejas en este futuro incierto. Si tenías alguna duda, analiza lo que está pasando.
La empresa líquida es el único modelo que te permitirá adaptarte rápidamente a lo que el futuro nos traiga.
David no sabía muy bien qué hacer con todo lo que Sara acababa de contarle.
¡Bufff, Sara, me has dejado hecho polvo, Yo quería una solución directa y me has dado más trabajo del que tenía, jajaja!
Ambos rieron y Sara respondió. De verdad, David, la riqueza de soluciones que vas a obtener aplicando este pequeño cambio en tu forma de trabajar, tiene un potencial que yo jamás podría darte, ¡confía en tu equipo, su talento es la clave!
Se despidieron y David se fue a dormir empezando a vislumbrar un poco de luz en ese futuro tan incierto que ya estaba llamando a su puerta.
En las Grandes Ideas de la Empresa Liquida queremos que reflexiones y te replantees las estrategias de tu empresa para aflorar talento.
Por eso compartimos contigo no solo nuestra expertise en empresa líquida, sino también lo más valorado por filósofos del management y empresarios de renombre, para asegurar que tu empresa esté siempre en continua evolución.
¡Caza tu Oportunidad en la Era Digital!
