

Decía Walter Disney que «los grandes logros de cualquier persona generalmente dependen de muchas manos, corazones y mentes».
Y por su parte, Ken Blanchard nos ayudaba a tomar consciencia de que «Ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros».
Grandes logros + todos nosotros.
Lo uno no es sin lo otro.
Sabemos que el vínculo existente entre ambos conceptos no cambiará. Sin embargo, el contexto en el que traspasarlos de la teoría a la práctica, sí.
El nuevo entorno – nuestras circunstancias organizacionales internas y externas – se construye ahora sobre dos elementos que refuerzan la importancia del «todos nosotros» y permiten potenciar el alcance de los «grandes logros». Estos elementos son:
- el progreso tecnológico galopante en el que estamos inmersos
- las formas de pensar y nuevas formas de trabajar más colaborativas y naturales que los millennials han puesto en primera fila
Cuando los millennials se incorporaron al mundo laboral se inició un cambio en la forma de comprender y entender el trabajo.
Fueron la primera generación que rompía el muro existente entre la persona profesional y la persona fuera del ámbito profesional.
Ellos entendían (y entienden) el trabajo como una forma de expresarse, de aprender y de crecer. Quieren que se les permita aportar y contribuir, dejar de ser espectadores y pasar a ser actores que construyen junto a otras personas.
El «todos nosotros» que logra «grandes logros» se construye a base de los aprendizajes de generaciones anteriores a los que incorporamos las notas nuevas de esta generación que ha nacido comprendiendo desde el principio la evolución y contexto tecnológico en el que estamos.
Por eso debemos mirar qué parte de lo que piensan y hacen suma a lo que ya sabíamos como individuos y como organizaciones, para poder alcanzar y potenciar los grandes logros en la nueva era.
Y es ahí donde percibimos parte de la lucidez que una nueva generación puede regalar a las demás.
Lo más relevante que nos han aportado es que pasamos del concepto trabajar en equipo al concepto Co-crear.
Y para «co-crear» es necesario poner en primera línea de importancia a las personas. Su actitud, sus conocimientos y sus habilidades.
Aunque existen organizaciones donde el concepto «Co-crear» está todavía alejado de su cultura, de una forma u otra, por necesidad o por obligación, todas se van acercando a ser conscientes de que las personas es lo más valioso que tienen.
Lo decíamos al principio, estamos inmersos en un progreso tecnológico galopante. Todo va tan rápido y acelerado que casi no tenemos tiempo para digerir los cambios. Algunos, incluso, no los vemos hasta que ya no hay marcha atrás.
Por eso el entorno en que vivimos requiere, cada día más, y para hacer frente a esos cambios con éxito, de la astucia y creatividad de las personas co-creando.
Esto es equivalente a decir que necesitamos Equipos Disruptivos.
Porque la velocidad y avances tecnológicos requieren de este tipo de equipos, capaces de hacer aportaciones y generar sinergias que construyan ideas novedosas e ingeniosas que aporten una mejora.
Constantemente.
Ágilmente.
Esto solo es posible cuando el equipo tiene la capacidad de cooperar, colaborar y co-crear conjuntamente ideas innovadoras.
Y esas mejoras serán internas y externas. Se aporta desde dentro para dentro y desde dentro para fuera.
Si se está trabajando con procesos, la mejora será interna.
Si el beneficiario de esa idea innovadora es el cliente, la mejora será externa. Aunque tengamos en cuenta que probablemente, una mejora interna, de una forma u otra, repercutirá en el cliente.
Y cada una de esas mejoras comportan una distinción, una mejora de tu competitividad, de tu posicionamiento, porque es lo que tú haces y no hacen los demás.
Es lo que os hace únicos porque surge de la co-creación de tus talentos – tus personas – que están aquí y no en otro lugar. Tu equipo es único, no existe en ningún otro sitio.
¿Puedes ver la potencia que da a tu organización el entrenar a los talentos con los que cuentas?
Solo hay que tener en cuenta algo esencial para no perder comba: eso que creas nuevo, que te hace único, te dará este valor y te posicionará en el mercado sólo hasta que lo copien.
Porque la velocidad lo es para todo, también para el «copiar» de la competencia.
Por eso, has de seguir innovando sin parar.
Los equipos tienen que estar preparados para incluir en su sistema de trabajo la innovación de forma permanente.
Piensa que un equipo tradicional, por llamarlo de alguna forma, es un equipo con un objetivo común por el que cada miembro del equipo realiza unas tareas particulares para alcanzar ese objetivo. En este «equipo tradicional», las acciones se coordinan y orquestan por el líder.
Esporádicamente, estos equipos realizan algunas actividades de «lluvia de ideas» o de búsqueda de soluciones en conjunto, pero son anecdóticas respecto a su día a día.
En cambio, los equipos disruptivos de los que hablamos, los que responden al entorno co-creando, innovando y mejorando interna y externamente, aquellos en los que se permite la expresión libre y respetuosa de las ideas y propuestas de todos sus miembros, no actúan de este modo esporádicamente. Es su dinámica natural y constante.
Por ese motivo la transformación de los equipos tradicionales a equipos disruptivos donde la actividad principal es la co-creación disruptiva, es laboriosa.
Además, piensa que partimos de contextos y formas de entender diferentes. En los actuales equipos de las organizaciones, la mezcla de generaciones implica la convivencia de formas de comprender la tecnología y velocidades de aprendizaje muy diferentes.
Ver esto es sencillo. Sólo pon un millenial o una persona de la generación Z a trabajar mano a mano con un Baby Boomer…
¿Cuánto tiempo pasará antes de que lleguen ambos a tu despacho tirándose de los pelos? Es una broma, claro. Pero es una realidad que este factor es importante para poder avanzar y adaptarse del modo que más beneficie a todos y a la propia organización.
Una nota mental sobre esto a tener siempre presente: Estamos donde estamos, pero todo evoluciona y seguirá evolucionando a pasos agigantados. ¿Contarán las organizaciones con equipos disruptivos cuando la evolución tecnológica haya acabado de estrangular los procesos y relaciones del pasado?
Grandes logros + todos nosotros.
Lo uno no puede ser sin lo otro. Volvemos a este apunte porque no es posible hablar de equipos disruptivos sin pensar en líderes disruptivos.
Lo uno no es sin lo otro.
Pero hay un matiz aquí.
Dicen que en el cuerpo humano, el corazón percibe, el intestino siente y el cerebro interpreta, integra más que suma.
Sucede igual con el líder disruptivo. Integra más que suma, y esto eleva el potencial total de ambas partes en una espiral de apertura creciente.
No es la suma de las partes, es la capacidad extraordinaria que se genera a partir de su integración, y las nuevas posibilidades de seguir mejorando.
El equipo disruptivo necesita de un líder disruptivo:
con una visión que comprenda la situación actual y futura
que esté dispuesto a asumir riesgos e innovar sin miedo
que empodere a las personas y los equipos
que sea su entrenador individual y colectivo
que genere un contexto donde se permita la máxima expresión del talento
Este nuevo perfil de líder con una comprensión de la realidad elevada y que confía en el potencial de las personas:
- Ayudará a sus equipos a esa transformación para que dejen de ser un equipo tradicional y se conviertan en un equipo con innovación constante.
- Logrará crear un contexto y un sistema que fomente la evolución del equipo a un crecimiento imparable.
Transformarse y volver a una inercia previa, ya no es opción.
Por eso, por su parte, el líder disruptivo tendrá que entrenarse para lograr la transformación en el mínimo tiempo posible y mantener vivo el nuevo espíritu innovador y co-creador, para seguir, de esta manera, siendo competitivos en el mercado.
El líder disruptivo:
- Incorporará habilidades que, hasta ahora, quizás, no eran imprescindibles. Como por ejemplo, ser visionario, innovador y disruptivo.
- Evolucionará habilidades cuya aplicación ha quedado obsoleta en el nuevo contexto. En este sentido, dejará de delegar y asumirá el entrenamiento de las personas y equipos. Y la comunicación eficaz se convertirá en una comunicación poderosa, con las 5 características de la comunicación poderosa®.